El Gobierno de Claudia Sheinbaum se encuentra en el proceso de implementar un muro arancelario que afectará a más de 1.400 productos originarios de Asia. Esta iniciativa surge en un contexto donde se busca mantener el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC), un acuerdo que representa más de 800.000 millones de dólares en intercambio comercial anual entre México y EE.UU.
Medidas proteccionistas y necesidad fiscal
La propuesta de incrementar las tarifas a la importación de mercancías provenientes de países como China, Corea del Sur e India, entre otros, refleja una afinidad con las políticas proteccionistas de Estados Unidos, el principal socio comercial de México. Esta medida no solo respondería a la necesidad gubernamental de incrementar la recaudación fiscal, sino que se estima que podría generar hasta 52.000 millones de dólares, según el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas. Esta inyección de recursos podría ser clave para revitalizar una economía que muestra síntomas de desaceleración.
El lunes, la Comisión de Economía de la Cámara de Diputados tendrá la tarea de debatir esta propuesta, que incluye aranceles que variarían entre el 7% y el 50% para distintos sectores: automotriz, textil, electrodomésticos y más. Aunque se ha negociado con el empresariado para suavizar las tarifas, los industriales advierten que un aumento abrupto en los costos podría generar problemas de abastecimiento y elevar los precios para los consumidores.
La importancia del TMEC
La revisión del TMEC también está sobre la mesa, especialmente ante las dudas expresadas por Estados Unidos sobre el futuro de este acuerdo, que es crucial para las exportaciones mexicanas, ya que más del 80% de lo que se exporta va a ese país. A pesar de los obstáculos, como los aranceles impuestos por EE.UU. a productos mexicanos, el comercio entre ambas naciones ha continuado creciendo.
México, actualmente la segunda economía de América Latina, enfrenta un panorama desafiante, con un PIB en desaceleración y una disminución en la inversión. Por ello, la recaudación fiscal que se busca con este nuevo muro arancelario es un aspecto que no se puede pasar por alto. Las autoridades aseguran que la intención es equilibrar la industria local con la competencia internacional, fomentando así la producción nacional y fortaleciendo las cadenas de valor.
Un desequilibrio comercial
Cada año, México importa más de 129.000 millones de dólares desde China, mientras que sus exportaciones a ese país apenas alcanzan los 9.000 millones. Combatir este desequilibrio ha sido uno de los focos del plan de Sheinbaum al presentar estos nuevos aranceles. No obstante, los expertos advierten que una aplicación brusca podría elevar los costos y afectar la competitividad de las empresas mexicanas.
Adolfo Laborde, especialista en comercio internacional del CIDE, señala que, aunque esta estrategia coincide con la política comercial de EE.UU., también presenta un desafío para la industria nacional. Las empresas podrían verse forzadas a aumentar sus costos o a buscar nuevos proveedores, lo que podría resultar en una escalada de precios.
Impacto en la economía
Los nuevos aranceles no solo afectarán a las empresas, sino que también repercutirán en los consumidores. Según el Centro de Estudios de Finanzas, estos gravámenes, que se transmiten a los precios finales, podrían representar una transferencia de recursos al gobierno y a los productores. El análisis sugiere que estas medidas deberían ser temporales y calibradas para evitar impactos negativos en la inflación y en la inversión, tanto nacional como extranjera.
En conclusión, mientras el Gobierno de Sheinbaum avanza en esta política arancelaria, la expectativa es que se logre un equilibrio que beneficie al mercado doméstico sin poner en riesgo el crecimiento económico.
