Extra Eventos: Descubriendo los Dos Rostros de la Inteligencia Artificial

Extra Eventos: Descubriendo los Dos Rostros de la Inteligencia Artificial

Los filósofos son como niños que miran al cielo en busca de respuestas a las profundas preguntas de la vida. Sin embargo, el último libro de Adela Cortina, reconocida filósofa y catedrática emérita de Ética y Filosofía en la Universitat de València, aborda un tema sumamente complejo: ¿Ética o ideología de la inteligencia artificial? (Ediciones Paidós, 2025). Esta obra actúa como un espejo que refleja dos visiones sobre la inteligencia artificial (IA): el miedo a sus posibles amenazas y el entusiasmo por sus oportunidades. En términos de Umberto Eco, podríamos hablar de «apocalípticos e integrados».

La complejidad de la IA

La inteligencia artificial no solo es fascinante, sino que también pone de manifiesto la complejidad de nuestro mundo y el valor intrínseco del ser humano. Sin embargo, esta esfera, marcada por la tecnología, ha carecido de la reflexión necesaria. Así lo señala Daniel Innerarity, catedrático de Filosofía Política en la Universidad del País Vasco y director del Instituto de Gobernanza Democrática. En su obra Una teoría crítica de la inteligencia artificial (Galaxia Gutenberg, 2025), destaca la importancia de establecer un diálogo filosófico que le dé sentido a esta era tecnológica.

Ambos intelectuales han lanzado sus obras casi simultáneamente, esgrimiendo la necesidad de entender el papel fundamental de la ética en este nuevo contexto. Ortega y Gasset ya advirtió: «El tigre no puede des-tigrarse, pero el hombre sí puede deshumanizarse». Este dilema se complica aún más en un mundo que está cada vez más saturado de tecnología.

Cortina recuerda el famoso relato de Frankenstein de Mary Shelley, donde el verdadero monstruo no es la criatura, sino su creador, atrapado en la soledad y el deseo insaciable de felicidad. La filósofa enfatiza que, si no tomamos decisiones activas, otros lo harán, generalmente en perjuicio de la humanidad. Para evitar esto, propone la inclusión de propósitos éticos en los algoritmos de IA.

Tres dimensiones de la inteligencia

Cortina, similar a las categorías kantianas, propone tres tipos de inteligencia. La primera es la «inteligencia superior», que promete avances como la inmortalidad y el fin de la vejez. Sin embargo, alerta que estos pronósticos son inciertos. La segunda, la «inteligencia general», se centra en nuestras capacidades más humanas y es, en sus palabras, «sentido común». Finalmente, está la «inteligencia especial», que representa la IA actual, que debemos cuidar y dirigir con responsabilidad.

La relación entre la ética y la IA sigue siendo un tema complicado. Aunque los algoritmos pueden ofrecer respuestas, sólo los humanos pueden sintetizar el contexto y la sensibilidad necesarios para tomar decisiones informadas. Como Cortina señala, debemos mantener el control humano sobre las decisiones críticas, ya que la IA no tiene capacidad para comprender la esencia del ser humano.

Buscando el equilibrio entre humanos y máquinas

Innerarity argumenta que la clave no es una batalla entre humanos y máquinas, sino lograr un equilibrio entre ambos. Las máquinas, a menudo, ejercen una lógica que es distinta a la humana, capaz de realizar análisis de datos complejos que ayudan en diagnósticos médicos, por ejemplo. Sin embargo, existen situaciones donde la ambigüedad y la falta de datos exigen la intervención humana.

Este dilema pone de relieve los desafíos éticos que enfrenta nuestra sociedad al integrar más profundamente la IA en nuestras vidas. Cortina sostiene que, aunque podemos aprovechar la IA para mejorar el bien común, su implementación debe ser cuidadosa y reflexiva.

La tecnología no debe abrazarse ciegamente; Innerarity enfatiza la importancia de la reflexión, que puede ser más valiosa que la velocidad de adopción. Reflexionar no solo es esencial para evitar errores, sino que también permite una mejor integración de la IA en nuestra sociedad.

La ética y el futuro de la IA

Las preguntas éticas sobre el futuro de la IA son ineludibles. En el contexto europeo, Cortina recuerda que el principio de precaución es fundamental ante las incógnitas que presenta esta nueva tecnología. Aunque hay quienes abogan por una adopción rápida, es crucial asegurar que la soberanía y los derechos de los ciudadanos estén protegidos.

En la Fundación ONCE, la IA se está utilizando para eliminar trabajos repetitivos y mejorar procesos como la selección de personal, destacando su potencial para facilitar la era de la experiencia. Sin embargo, hay un creciente temor sobre un futuro dominado por la tecnoaceleración, donde toda solución parece requerir una mayor digitalización.

El desafío radica en integrar la IA de manera que beneficie a la humanidad sin dejar de lado la ética y la reflexión. Se requiere tiempo y un diálogo constructivo que considere las repercusiones sociales, políticas y económicas de una IA cada vez más presente en nuestras vidas.

La pregunta sigue latente: ¿hasta qué punto podemos otorgar poder a las máquinas sin perder el control sobre nuestra humanidad? La respuesta puede que resida en una combinación de ética y reflexión crítica que nos guíe a un futuro más equilibrado y justo.