La TV en abierto, universal y gratis, la TDT, registra un trasvase continuado de audiencia cara plataformas de pago o on line. La TV digital terrestre o abierta llegó con la promesa de más canales y mayor calidad en frente de los sistemas analógicos. Pero la llegada de televisiones inteligentes y fórmulas de pago no han dejado de patentizar que el sistema es muy frágil, a pesar de ser la única vía de asegurar el derecho a la información audiovisual a todos, con independencia de su poder adquisitivo. La TDT busca ahora una nueva revolución, la transmisión audiovisual digital mediante internet (DVB-I), estar donde están las otras alternativas con sus ventajas: visionado a demanda con información complementaria y desde cualquier dispositivo.
Peter Lanigan, representante de TP Vision y de DVB-CM-I, conjunto creado para delimitar los requisitos comerciales para servicios de TV en la red, piensa que los sistemas de transmisión terrestre por antenas (DVB-T), por satélite o cable no son suficientes y es precisa la migración a internet “para competir con la calidad e interactividad de las plataformas en línea, unificando de forma transparente para el usuario los canales y permitiendo el acceso a los servicios de televisión directamente desde la red sin necesidad de antena”.
Actualmente, hay un sistema híbrido: una TDT por antena, que no deja su visionado en otros dispositivos móviles, y aplicaciones individuales de cada cadena libres para las televisiones inteligentes y otros aparatos conectados a internet con las que se puede acceder a esos contenidos on line. Otra forma es recurrir a plataformas que incluyen en su oferta los contenidos de TDT, mas son de pago y están asociados a la contratación de la fibra.
Lanigan piensa que la DVB-I solventaría esta desventaja: “Abre la puerta a poder conectarse desde cualquier tipo de dispositivo, permite a las cadenas de televisión ofrecer contenidos adicionales, como implantar un servicio de reproducción bajo demanda que permita, además de ver la televisión en directo, seleccionar los programas para reproducirlos en otro momento, ofrecer información ampliada sobre las emisiones y, en el caso de la televisión a la carta, seguir viendo un programa en otro dispositivo diferente”.
El protocolo propuesto es asimismo compatible con las redes de telefonía móvil 5G, por lo que se podría acceder a los contenidos a gran velocidad, de forma estable y sin vinculación a una red familiar wi-fi. El objetivo, conforme resume, es “llegar a más usuarios en más dispositivos”.
El modelo se ensaya ya en Italia y Alemania. En España, conforme explica Pedro Vila, presidente UHD Spain, la asociación que fomenta la Ultra Alta Definición en España, existe lo que considera un “hermano menor” mediante Loves TV, un sistema que deja en ciertos receptores pasar a contenidos de TDT on line en el que participan los 3 primordiales conjuntos de televisión: RTVE, Atresmedia y Mediaset.
Ángel García Castillejo, de Televisión Abierta, que reúne a al cien% del campo en abierto en España, piensa que, aunque ahora hay una “convivencia” de la TDT con los contenidos mediante internet, el futuro pasa mayoritariamente por esta última vía. “Podemos enriquecer y obtener muchos más contenidos que, de otra manera, no estarían disponibles porque exigen de interactividad”.
Pero García Castillejo destaca, sobre todo, que es progresar “un servicio de televisión gratuito al 100% de la población en todo el territorio, sin discriminaciones de índole social o económica”.
De esta forma, no se trata de quitar las antenas, que sería posible para los usuarios que dispongan de conexión a banda ancha o 5G, sino más bien de “ampliar las posibilidades de acceso al servicio de TDT sin limitar la posibilidad del acceso a través de las ondas terrestres”, explica García Castillejo. “Es una ampliación, un complemento, un desarrollo de lo que ya hay y que no necesariamente tiene que acabar con las infraestructuras y las formas de transmisión y de acceso que disponemos hoy”, agrega.
No obstante, el representante de Televisión Abierta piensa que es el instante de “ir pensando, desde una perspectiva regulatoria legal, cómo garantizar que el conjunto de la ciudadanía pueda acceder a contenidos audiovisuales, entendidos como servicio de interés general, como un derecho fundamental a la información”. En este sentido, apunta que hay que proponer de qué forma hacer llegar el servicio, en condiciones de igualdad, a personas con restricciones o recursos para acceder a banda ancha o 5G. “Es un debate que se está dando a nivel global. En el caso de Latinoamérica, incluso se plantea el acceso a internet como un derecho fundamental”.
Otra brecha que hay que encarar es el modelo de presentación de la oferta. El modelo actual, de aplicaciones individuales que demandan mudar de plataforma y entender cada uno de ellos de los esquemas de navegación, complica el uso a las personas menos acostumbradas a internet y habituadas al simple cambio de canal (zapeo). Muchos usuarios acceden a la TDT mediante la plataforma de pago contratada y que acostumbra a incluir los canales abiertos en su oferta de contenidos. “Las cosas se pueden hacer complejas, pero la idea es que la DVB-I sea una extensión de la TDT con complementos, que tenga una estructura de navegación y una filosofía similar a la de ahora”, comenta Pedro Vila. “La idea”, agrega, “es que toda Europa tenga la misma y en cualquier dispositivo”.
Todos estos aspectos se van a abordar a fines de año en la cima mundial de la UIT (Unión Internacional de Telecomunicaciones de la Organización de las Naciones) y con un horizonte de implantación de diez años.
“Depende también de cómo nos organizamos”, advierte Vila. En este sentido, explica que, mientras que la radio digital ha llevado en ciertos países a la desaparición de la FM, en España “no ha tirado para adelante”. “Que exista la tecnología no quiere decir que necesariamente el sector tenga una respuesta favorable, aunque creo que aquí nos interesaría mucho”, agrega.
“En España”, completa García Castillejo, “es uno de los primeros países del mundo en penetración de la banda ancha. Tenemos disponibilidad de infraestructuras. Otra cosa es el uso que hagamos y cómo aprovechemos esta potencialidad. En cualquier caso, sin disponer de esta no podríamos plantear el uso”. “Tenemos que trabajar y ser conscientes de que hay que poner en juego el desarrollo y la evolución tecnológica con las posibilidades que aportan sin la pérdida de derechos por parte de la ciudadanía”, concluye.
Un último aspecto que abordar serían los fabricantes de televisores. Cada marca ubica sus aplicaciones o aquellas con pactos comerciales en sus primeras pantallas y postergan o limitan el acceso a otras. (*8*), explica García Castillejo. Y añade: “Se puede ver en el diseño de los mandos a distancia. Los botones de colores que dan acceso a las funcionalidades en línea de la TDT se van minimizando cuando no desaparecen”.
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Bogotá (Colombia), 1989. Apasionado por la investigación y el análisis de temas de interés público. Estudió comunicación social en la Universidad de Bogotá y posteriormente obtuvo una maestría en periodismo investigativo en la Universidad de Medellín. Durante su carrera, ha trabajado en diversos medios de comunicación, tanto impresos como digitales, cubriendo temas de política, economía y sociedad en general. Su gran pasión es el periodismo de investigación, en el cual ha destacado por su habilidad para descubrir información relevante y sacar a la luz temas que a menudo se mantienen ocultos.