España no atraviesa su mejor instante en concepto de recursos hídricos. Las reservas de los pantanos están en mínimos. La amenaza de la sequía planea sobre muchas provincias y se ha hecho realidad en otras. En este contexto, la Junta de Castilla-La Mancha ha dado luz verde al desarrollo de un enorme centro de datos en Talavera de la Reina, Toledo. Será el cuarto de este género que abra el gigante tecnológico Meta en Europa y entre sus objetivos va a estar dar apoyo al metaverso. El complejo, que englobará ciento ochenta hectáreas y va a contar con una potencia eléctrica instalada prevista de 248MW, consumirá unos doscientos millones de litros anuales de agua bebible, conforme datos extraídos de la memoria técnica del proyecto. La cantidad asciende a seiscientos sesenta y cinco millones de litros anuales de agua limpia si se tiene presente asimismo la que se dedicará al resto de instalaciones asociadas (oficinas, servicios, riegos, estación eléctrica, etc.).

Se trata de una cantidad voluminosa en una zona, la cuenca del Tajo, sometida a tensiones hídricas. “El río Alberche, que abastece a la zona, forma parte de un sistema deficitario de agua que está ya muy estresado. Incorporar nuevos consumos nos genera dudas acerca de la capacidad real para sostenerlos”, valoran desde Ecologistas en Acción. La Confederación Hidrográfica del Tajo está en situación de prealerta en el mapa de Seguimiento de Indicadores de Escasez que realiza el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. La propia Junta de Castilla-La Mancha activó hace un par de semanas ayudas de cincuenta millones de euros para los labradores perjudicados por la sequía. El consejero de Agricultura, Francisco Martínez Arroyo, descartó que haya “restricciones generalizadas” en el consumo de agua, si bien no cerró la puerta a actuaciones puntales allá donde sea preciso.

Los centros de datos son una pieza clave para las grandes tecnológicas. El avance de la digitalización y el apogeo de la inteligencia artificial disparan la demanda de este género de infraestructuras. Se trata de grandes naves llenas de ordenadores marchando día y noche que guardan datos y efectúan cálculos en recóndito a fin de que funcionen las aplicaciones on-line de los dispositivos móviles o fijos. La actividad de esta especie de granjas de computadoras produce tanto calor que precisan sistemas de refrigeración.

Ahí es donde entra el agua. Los centros de datos de las big tech tienen un consumo medio de unos veinticinco millones de litros anuales, conforme datos de la consultora especializada Dgtl Infra. Los más grandes, llamados hipercentros de datos, alcanzan los seiscientos millones. El complejo de Talavera excede esta última cifra solo contando el agua bebible. El consumo de aguas residuales (las que no están tratadas) podría lograr, conforme los documentos remitidos a la Junta, un caudal punta de ciento veinte litros por segundo en el centro de datos y treinta y tres litros por segundo en el resto del complejo. Si ese ritmo se sostuviera todo el año, estaríamos hablando de unos cuatro mil ochocientos millones de litros. La compañía ha preferido no confirmar a este periódico los niveles de consumo que va a tener la planta y que figuran en la documentación oficial del proyecto.

Los terrenos en los que se situará el centro de datos de Meta de Talavera incluyen una parte del arroyo de Zarzaleja. En la imagen, recreación de uno de los caminos que discurrirán por las zonas verdes comprendidas en el proyecto.

El plan Meta Data Center Campus fue presentado en el mes de marzo con entusiasmo por el presidente de la Junta, Emiliano García-Page. “Hoy es un día D para Talavera. Esta iniciativa supondrá un antes y un después para la ciudad, y eso que está empezando. Va a cambiar el metabolismo social y económico de la comunidad autónoma”, resaltó el pasado veintiuno de marzo. La infraestructura va a suponer una inyección de unos mil millones de euros a la zona, conforme anunció, y empleará a doscientos cincuenta trabajadores de alta cualificación. “Aunque no se tomará ninguna decisión de inversión hasta que todos los permisos y procesos de planificación estén completados, estamos encantados de recibir un apoyo y una acogida tan grandes”, afirma un portavoz de Meta. El de Talavera se sumará a los centros de datos que tiene la compañía en Luleå (Suecia), Clonee (Irlanda) y Odense (Dinamarca).

La Junta ha hecho lo posible para apresurar los trámites asociados a un proyecto de esta magnitud. Le dio en el mes de marzo el estatus de Proyecto de Singular Interés (PSI), lo que acorta los tiempos y deja dedicar terrenos públicos a actividades privadas. El plan está ya siendo sometido a los procesos de análisis de impacto ambiental que marca la normativa de la Junta, conforme confirman desde Toledo. “Será durante estos procedimientos de evaluación cuando los organismos competentes informen y evalúen la viabilidad del proyecto en cuanto a sus necesidades hídricas y la disponibilidad del recurso. La Confederación Hidrográfica del Tajo es el organismo que debe informar sobre la suficiencia del recurso”, matizan desde la Junta.

La Confederación, en cambio, apunta que “el Ayuntamiento de Talavera, que cuenta con una concesión de aguas desde 1941, es la responsable en el abastecimiento del municipio”. El organismo que candela por las reservas hídricas del Tajo ha elaborado ya dos informes sobre el proyecto: en dos mil diecinueve y en dos mil veintidos, cuando se presentó el desarrollo y cuando se elevó a la categoría de Plan de Singular Interés, respectivamente. En estos instantes trabaja en un tercer informe “relativo a la posible incidencia ambiental” del complejo.

Acelerar el proyecto

“Que a nadie le quepa ninguna duda de que los informes serán favorables. Los PSI se ponen en marcha para acelerar proyectos que ya cuentan con una decisión política favorable”, afirma un portavoz de Ecologistas en Acción. Será la Confederación Hidrológica del Tajo, dependiente del Gobierno de España, quien confirme o no en último término la disponibilidad de los recursos demandados para el centro de datos.

En cuanto a la previsión de consumo energético (248MW anuales), si el desarrollo aspira a ser autosostenible, tal como se da a comprender en la documentación, harían falta cuatrocientos hectáreas de paneles solares, conforme cálculos de la ONG en defensa del medioambiente. El proyecto engloba ciento ochenta hectáreas. La población en Talavera de la Reina es de ochenta y tres y nueve habitantes, conforme el INE (dos mil dieciocho), y su consumo diario por persona es de ciento treinta y uno litros. El centro de datos gastaría día tras día lo mismo que cuatro mil ciento ochenta y uno personas.

Situado al lado del polígono industrial de Torrehierro, el complejo va a contar con cuarenta y nueve hectáreas de zonas verdes (prácticamente la mitad del área reservada), donde se incluye el curso del arroyo de Zarzaleja que pasa por los terrenos. Algunas asociaciones han advertido de que el proyecto puede afectar a especies en riesgo de extinción que habitan en la zona, como el águila imperial o el buitre leonado. El polígono en el que se emplazarán las instalaciones se halla asimismo a apenas un quilómetro de la Zona de Especial Conservación Sierra de San Vicente y Valles del Tiétar y Alberche y de la Zona de Especial Protección de Aves del Valle del Tiétar. Está previsto que las obras se comiencen a fines de dos mil veintitres y se alarguen entre 6 y 7 años. El centro habría de estar operativo en dos mil treinta.

“En Holanda se armó un escándalo nacional por un complejo de Microsoft que declaró consumir 20 millones de litros anuales y que luego se descubrió que en realidad gastaba 80 millones. El consumo del centro de datos de Meta será muchísimo más alto que eso”, señala Ana Valdivia, maestra del Oxford Internet Institute. El caso al que se refiere se destapó en dos mil veintiuno, estando el país en estado de sequía. Las autoridades neerlandesas establecieron una moratoria de 9 meses en el desarrollo de “hipercentros de datos” hasta llenar estudios de aptitud medioambiental más detallados.

Según ha podido comprobar esta estudiosa, hay una opacidad prácticamente total en torno al consumo de recursos de los centros de datos. “Hay poquísima información disponible al respecto”, corrobora. Tanto la UE como EE UU trabajan en normativas que fuercen a publicar esos datos, como en el endurecimiento de los requisitos de sostenibilidad que van a deber cumplir.

Plano del centro de datos que Meta construirá en Talavera de la Reina.
Plano del centro de datos que Meta edificará en Talavera de la Reina.

Recursos naturales a cambio de digitalización

Así lo confirman los responsables de unas instalaciones punteras situadas en el país, que agregan que el agua que se usa es freática, no potable, y que se trata en una planta de osmosis para acrecentar su vida útil. Solo deben restituir pequeñas cantidades de líquido evaporado. Un centro de datos medio de 10MW de potencia, veinticuatro veces más pequeño que el que proyecta Meta en Talavera, puede precisar unos veintidos millones de litros de agua en su vida útil, apunta Giménez: los que se utilizan en el llenado del depósito. Esos niveles de consumo contrastan llamativamente con los que figuran en la documentación técnica de la planta que planea desarrollar la compañía dirigida por Mark Zuckerberg.

Aurora Gómez tiene claro por qué se ha escogido emplazar el futuro centro de datos de Meta en Talavera de la Reina. “Han ido a buscar una zona despoblada y con alta tasa de paro”. La promesa de empleo e inversiones en este género de zonas, afirma, reduce la resistencia frecuente cara proyectos con alto costo medioambiental. En cuanto a los puestos asociados, los de mayor calidad requieren una cualificación tan alta que difícilmente se pueden cubrir con mano de obra nacional. Psicóloga especialista en comportamientos digitales y activista de los derechos digitales, Gómez es una de las impulsoras de Tu Nube Seca Mi Río, una iniciativa que pretende mentalizar sobre el impacto medioambiental y social de los centros de datos.

Ese mismo proceder se ha visto en otras zonas del planeta. En EE UU, los centros de datos han agudizado los inconvenientes de sequía en Utah, Arizona u Oregón. “Son tres estados ubicados en zonas desérticas y poco pobladas”, comenta Gómez. Uno de los más grandes que se conocen no pertenece a una multinacional tecnológica, sino más bien a la NSA. Ubicado en Camp Williams, Utah, muy cerca del gran lago salobre de Utah, tiene un consumo estimado de sesenta y cuatro millones de litros diarios. Washington lleva desde dos mil catorce sin desvelar si esa cantidad es o no cierta aduciendo motivos de seguridad nacional.

En otros países, como Irlanda o Singapur, se han firmado moratorias afines a la de Holanda para meditar sobre qué género de centros de datos se quiere desarrollar, qué peculiaridades deben tener y cuál es su mejor emplazamiento. Algunos especialistas sugieren que, si este género de instalaciones son infraestructuras críticas, igual que las centrales energéticas o potabilizadoras de agua, habrían de ser públicas o semipúblicas.