Ayer fue el día de las start-ups. Porque en DES dos mil veintitres asimismo hay hueco para las compañías emergentes y no solo para grandes tecnológicas. Muchas de las que asisten a este congreso internacional no lo hacen con un stand donde enseñar qué hacen y de qué forma. En su sitio se suben a un ring -no en sentido literario, sino más bien en el textual- para “pelear” por hacerse un hueco en el planeta de los negocios. Porque de eso trata DES, de producir conexiones, cerrar pactos y hacer negocios.
Para el combate sobre el cuadrilátero no precisan agilidad para dar y sortear golpes, sino más bien una buena retórica para persuadir a los espectadores de que su proyecto es el mejor. Una retórica que tienen bien aprendida los que a lo largo de esta tercera jornada prosiguen ocupando las sesiones que tienen sitio en los dos pabellones de DES dos mil veintitres.
Algunos de ellos, además de esto, repiten, como David Wood, y con exactamente la misma intensidad que en sus intervenciones precedentes y con mensajes un tanto pesimistas. Mientras el miércoles mantuvo que la inteligencia artificial estaría lista en 5 años, el día de ayer aseguró que hay un cuarenta% de posibilidades de que el planeta colapse en quince años. “La inercia nos lleva a un futuro oscuro, pero podemos sacar provecho de la tecnología para revertirlo”, planteaba como antídoto.
[Dosis de realismo en torno a la inteligencia artificial desde Málaga]
“Para ello necesitamos aprender más rápido, ser ágiles en manejar la incertidumbre, trabajar en comunidad e involucrarnos a nivel político, trabajar la resiliencia emocional y en especial, visualizar la imagen completa”, agregaba. “No me gusta hablar de perdedores, pero si no somos sensatos habrá mucha gente que se quedará atrás”.
Tampoco los mensajes que lanzó Ben Hammersley, editor de la gaceta Wired UK y autor del término “podcast” sobre el escenario primordial fueron positivísimos. En su sesión, la primera del día, se repetía la temática estrella de esta edición: la inteligencia artificial, mas para dar un tirón de orejas a quienes se hacen cargo de contar en qué cosiste esta tecnología por el hecho de que no la están transmitiendo bien: “Estamos teniendo conversaciones a cualquier nivel (personal, empresarial, político), sin entender realmente lo que es o lo que no es la inteligencia artificial, y esto es un problema”, asegura.
Su razonamiento es que las máquinas son buenísimas con los grandes modelos lingüísticos, están entrenadas para procesar cantidades enormes de lenguaje que les dejan pronosticar cuáles van a ser las próximas palabras de un texto. Pero “aunque esto sea muy chulo, es muy limitado, solo pueden crear modelos basados en datos”. Y es acá donde, según él, está el problema: “Estamos confundiendo ‘hacer algo que solo una persona inteligente puede hacer’ con ‘esta máquina es lo mismo que una persona inteligente’.
Mientras esto ocurría en el pabellón donde se concentraban las grandes empresas, y durante toda a jornada, en el ring de The Scale -Up! World Summit seguía el combate. Startups como ColorAI, Senstile, ESGeo, Fleepas, Factic, Lean Vector SRL, eTrivium o 4i Intelligent Insight mostraron sus fortalezas. Proyectos todos destinados a los campos del retail y la Industria cuarenta.
DES dos mil veintitres cerraba así su séptima edición en Málaga con la asistencia de dieciseis y novecientos diecisiete directivos de más de treinta y cuatro países. Con un total de quinientos ochenta y uno especialistas internacionales, trescientos noventa y cuatro firmas expositoras y un impacto económico de treinta y cuatro millones de euros.