El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha hecho un llamado urgente a China en su reciente informe, instando al país asiático a realizar «decisiones valientes» para rectificar los «desequilibrios significativos» que afectan su economía. El objetivo es avanzar hacia un modelo de crecimiento más sostenido, centrado en el consumo, y menos dependiente de las exportaciones y la inversión pública e industrial.
Mejores Perspectivas de Crecimiento
Durante su misión de diez días en Pekín y Shanghái, el FMI señaló que, a pesar de una economía que parece avanzar de forma más sólida de lo esperado, sus bases están manifestando señales de desgaste. Según sus proyecciones, se anticipa que el crecimiento de China alcance el 5% en 2025 y el 4,5% en 2026, cifras que representan un aumento respecto a los pronósticos anteriores. Este optimismo se ve impulsado por recientes medidas de estímulo económico y la reducción de aranceles entre China y Estados Unidos, resultado de negociaciones entre el presidente Donald Trump y su contraparte Xi Jinping.
Aun así, el FMI advierte que la economía china, valorada en aproximadamente 18 billones de euros, está «demasiado grande para esperar mucho más crecimiento a través de las exportaciones». Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, ha resaltado que una dependencia excesiva de las exportaciones podría intensificar las tensiones comerciales a nivel global.
Desafíos Internos
La institución también destacó que la débil demanda interna y la prolongada crisis del sector inmobiliario están causando presiones deflacionarias, haciendo que la inflación en China sea casi inexistente. En noviembre, el índice de precios al consumidor llegó a un aumento de solo 0,7%, su nivel más alto desde febrero de 2024.
El déficit de demanda ha debilitado el yuan, que aún sigue siendo competitivo en términos de exportación, permitiendo a China registrar un superávit comercial de 1,076 billones de dólares en los primeros once meses del año, a pesar de la creciente cantidad de aranceles impuestos por Estados Unidos. Sin embargo, Georgieva advirtió que no conviene que China alimente la percepción de que sus productos baratos pueden desestabilizar industrias en otros países, lo que podría llevar a nuevas restricciones comerciales.
Respuestas Globales
En respuesta a las preocupaciones sobre el comercio desleal, la Comisión Europea ha aprobado una estrategia de seguridad económica que podría implicar nuevos aranceles para Pekín y un endurecimiento de las regulaciones sobre inversiones extranjeras. Esta medida se suma a un contexto en el que el euro se ha apreciado más de un 40% frente al yuan desde 2020, levantando la voz de quienes consideran que una moneda subvaluada permite a China competir de manera injusta.
Pekín, que sostiene que respeta los principios del mercado y niega manipulación de su divisa, enfrenta el desafío de adaptar su estrategia económica. El PIB de China podría necesitar en torno al 5% para salir de la crisis del sector inmobiliario en los próximos tres años, un reto significativo dado que ese sector representa un porcentaje considerable de la riqueza de los hogares chinos.
Oportunidades y Cambios Necesarios
La transición hacia un modelo económico basado en el consumo es necesaria, y restaurar la confianza del consumidor es clave en este proceso. Georgieva subrayó la importancia de involucrar a las nuevas generaciones en este cambio mental, impulsando un consumo patriótico para revitalizar la economía interna.
Si bien se reconocen esfuerzos recientes por parte del Gobierno chino, como políticas fiscales expansivas y el retraso de la edad de jubilación, aún son consideradas insuficientes. Además, aunque se han logrado avances en industrias como la inteligencia artificial, es crucial promover la participación del sector privado.
El futuro de China en el contexto global dependerá no solo de sus políticas internas, sino de cómo responda a los desafíos económicos y estructurales que enfrenta actualmente.
