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Este jueves EE UU detuvo al responsable de un pequeño servidor de Discord, donde se filtraron cientos y cientos de documentos clasificados en los últimos tiempos. Es un miembro de veintiuno años de la inteligencia de la Guardia Nacional, Jack Teixeira.
La historia de de qué manera un chat recóndito y privado dedicado a armas, juegos para videoconsolas, memes, gracietas racistas y charloteo entre adolescentes es el germen de (*8*)una de las cuatro mayores filtraciones de inteligencia del siglo veinte es exageradamente tecnológica y actual. Esto es lo que pasó:
1- El 6 de abril, el New York Times publicó que “en Twitter y Telegram han aparecido documentos clasificados que detallan planes secretos de EE UU”.
Apenas 3 días después, la organización de inteligencia de fuentes abiertas (*1*)Bellingcat descubrió el origen de la filtración. El Washington Post lo (*2*)confirmó un par de días después.
2- Un puñado de documentos filtrados habían aparecido el 5 de abril en un canal ruso de Telegram. Uno de ellos estaba retocado para acrecentar el número de fallecidos ucranianos en una ofensiva rusa.
Unas horas ya antes habían sido utilizados en 4chan, la conocida web anónima donde en otras ocasiones supremacistas han colgado supuestos manifiestos ya antes de atentar. Es uno de los peores lugares de internet.
3- A 4chan llegaron desde Discord, que es una app de correo afín a Slack o Microsoft Teams muy utilizada por jóvenes apasionados por los juegos para videoconsolas. Cada usuario puede crear un “servidor”, con chats o canales dedicados a diferentes temas y puede invitar a quien desee.
Allí aparecieron el 4 de marzo en un servidor dedicado al juego Minecraft. En una discusión sobre la guerra de Ucrania, un usuario afirmó para concluir: “Toma, aquí tienes unos cuantos documentos”. Y eran material top secret del Gobierno de EE UU. Es tal y como si en una discusión sobre el hijo/nieto de Ana Obregón, alguien en un chat random dijera: “Toma, aquí están los whatsapps de Ana para que veas”. Sería una prueba concluyente, mas si bien parezcan de veras, ¿lo son?
4- Igualmente, ahí no estaba aún el origen de la filtración. Había que buscar en otro chat de Discord. Bellingcat los halló en otro conjunto de Discord de un videoblogger filipino llamado wow_mao, cuyo logotipo es un retrato de Mao en amarillo y sus vídeos son extensas retahílas de memes elaborados. El usuario wow_mao termina de publicar un vídeo aclarando su papel casual en todo el asunto: “Filtrar documentos secretos no es divertido”, ha dicho a sus seguidores, ciertos amantes del troleo. Uno de los últimos vídeos de wow_mao es una colección de memes españoles bizarrísimos titulado “Welcome to Spain”.
5- Ya llegamos al final. El miembro del chat de wow_mao que colgó los ya docenas de documentos, los sacó de otro con apenas veinte usuarios, y que estaba dirigido por Teixeira. Se hacía llamar OG [siglas de “original gangster”]. Eran todos fanes de otro videoblogger, Oxide, dedicado a material militar. Se habían conocido en un servidor mayor y se habían mudado a uno más pequeño para estar más sosegados. Por conversaciones con los miembros del servidor, ya se sabía ya antes de este jueves que su líder era un joven veinteañero destinado a una base militar de EE UU y con conocimiento de armas. El Times descubrió, conforme uno de los miembros del chat, que en su última charla les había dicho: (*6*). Teixeira parecía saber el impacto de sus acciones.
6- Por este largo y especial recorrido por escondites recónditos de internet, podría parecer un tema menor. Pero los especialistas que han visto los documentos charlan de que esta filtración está al nivel de otras recientes de gran impacto, como la de Chelsea Manning o Edward Snowden. Los documentos eran fotografías de los originales sacadas en lo que semeja ser la vivienda del filtrador (se ven cortauñas y un teclado de gamer). Antes de sacar esas fotografías, el filtrador explicaba el contenido de los documentos a sus colegas de servidor. El New York Times descubrió que una fotografía estaba sacada en la cocina de la casa donde vivía Teixeira:
A breakthrough in our investigation came when the team identified a Steam profile in Airman Teixeira’s name that led to an Instagram profile with photos of the exact location where leaked docs were photographed — a kitchen countertop in his childhood home. https://t.co/XQAZf2kNV7 pic.twitter.com/DWlkN8xmqK
— Christiaan Triebert (@trbrtc) (*4*)April trece, 2023
Hay dos reflexiones apropiadas sobre todo esto. La primera es que siempre y en todo momento estamos pendientes del último avance en tecnología que quebrantará la ciberseguridad que conocemos hasta hoy. Los especialistas y los cronistas insistimos en desarrollos como la computación cuántica o en tener claves de acceso de cuarenta y cinco caracteres. Pero hay algo más esencial que todos sabemos y obviamos: el eslabón más enclenque en la seguridad informática es el factor humano.
En este caso, un supuesto funcionario estadounidense deseó descubrir sus documentos a un par de docenas de chavales. ¿Para qué? Por una mezcla de chulear, aspirar a la adoración del resto del conjunto y para persuadirles de que el Gobierno se sobrepasa en sus labores. Es decir, enseñaba documentos clasificados para probar que su Gobierno no hacía lo que afirmaba, sino más bien cosas peores. Pero no deseaba contárselo al mundo entero, solo a sus colegas del conjunto de chat, que le tenían por el más listo. Quizá fue la debilidad del ego lo que le pudo: en ocasiones se enojaba si sus colegas no le proseguían en los argumentos geopolíticos que hacía con su conocimiento profundo.
“Este tipo era cristiano, pacifista, solo quería informar a algunos de sus amigos sobre lo que estaba pasando”, afirmó al Times uno de los miembros del servidor, de diecisiete años. (*3*).
La segunda reflexión: es alucinante la confianza y prácticamente amedrentad que establecemos con gente que solo conocemos en internet. Este conjunto del servidor de Discord se conocía desde hacía 3 o 4 años y con la pandemia su relación había crecido. En el artículo del Post, uno de los miembros del último chat habla del filtrador como “si fuera mi tío” o como una “figura paternal”. También cuenta que cuando se supo que el filtrador podía estar en riesgo y desapareció, “lloró” por el hecho de que fue como “perder a un miembro de la familia” y que le iba a asistir en lo que pudiese por el hecho de que era “su mejor amigo”.
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Bogotá (Colombia), 1989. Apasionado por la investigación y el análisis de temas de interés público. Estudió comunicación social en la Universidad de Bogotá y posteriormente obtuvo una maestría en periodismo investigativo en la Universidad de Medellín. Durante su carrera, ha trabajado en diversos medios de comunicación, tanto impresos como digitales, cubriendo temas de política, economía y sociedad en general. Su gran pasión es el periodismo de investigación, en el cual ha destacado por su habilidad para descubrir información relevante y sacar a la luz temas que a menudo se mantienen ocultos.