Al este de Caracas, la capital de Venezuela, hay un quiosco con un enorme cartel. La palabra “Kio$Coin” engloba una gran parte del diseño.
En una apología del mercado de criptomonedas, la palabra está acompañada de símbolos monetarios conocidos, entre ellos el de bitcoin (BTC), ether (ETH), litecoin (LTC) y otros criptoactivos.
Se trata de un kiosco de calle que se inspiró en las criptomonedas para atraer clientes del servicio del ecosistema. El negocio fue creado por Fernando De Castro, quien considera que las criptomonedas añaden un “plus de valor” a su comercio. Al menos dos ventas cada día se hacen con criptomonedas, conforme narra.
De Castro prosigue una estrategia que se ha popularizado en muchos negocios venezolanos que admiten criptomonedas. Los pagos se hacen, normalmente, con la stablecoin de Tether Limited, USD Tether (USDT). y a través del exchange Binance.
El hecho semeja revisar lo apuntado por la firma de análisis de datos Chainalysis, que determinó que las operaciones con la stablecoin USDT aumentaron un treinta y cuatro% en 2022. El reporte mantiene que el uso de stablecoins en Venezuela “fue mayor que en cualquier otro país de América Latina”.
Los datos coinciden con lo expresado por el CEO de BitData Venezuela, Juan Blanco Bracamonte. Para el especialista, Tether se ha transformado en un “paraguas” para la sociedad venezolana.
A fin de explorar un tanto sobre esta tendencia y otros aspectos que caracterizan la adopción de criptomonedas en Venezuela, CriptoNoticias charló con representantes del ecosistema. Veamos lo que nos cuentan.
Para la Asonacrip “hay crecimiento en varios sectores”
Una primera visión sobre las peculiaridades del ecosistema venezolano fue la que mostró el presidente de la Asociación Nacional de Criptomonedas (Asonacrip), José Ángel Álvarez.
No tiene estadísticas, mas observa que hay cada vez más locales, negocios, cadenas de farmacias y otros emprendimientos que admiten criptomonedas como medio de pago.
Álvarez estima que ideas como Kio$Coin muestran el desarrollo del ecosistema de criptomonedas en Venezuela. Esto, pese a que gran una parte de ese proceso de adopción se enfoca en el uso de monedas estables como medio de pago.
Apunta que, alén de los comercios, “el crecimiento se evidencia en varios sectores”. Toma en cuenta otros aspectos, señalando avances en la educación, minería de Bitcoin y el desarrollo de software.
Álvarez habla del surgimiento de ideas educativas: cursos, programas y titulados, básicamente enfocados en trading de criptomonedas.
También mienta el apogeo de la minería de criptomonedas, un interés que probablemente responda a las fuentes energéticas y bajos costos operativos que hacen al país rentable para minar Bitcoin.
Sin embargo, recuerda que, desde marzo de dos mil veintitres, el panorama se ha vuelto dudoso para la minería de Bitcoin en Venezuela tras el arresto del exsuperintendente de criptoactivos. “Una amenaza que puede frenar el apogeo”, sugirió.
En cuanto el desarrollo de software, cuenta ciertas ideas que fomentan esa actividad. Mencionó a programadores venezolanos, como Francisco Calderón, que han sido becados.
Son elementos que, en opinión de Álvarez, señalan que en Venezuela existen opciones a fin de que los ciudadanos se “relacionen aún más” con las criptomonedas.
Poco interés en pagos con criptomonedas
Un panorama diferente al de la Asonacrip es el que presenta César Hernández Gorrochotegui, asociado y directivo de Mega Soft, distribuidora de servicios de pago. Asegura que los pagos con criptomonedas no tienen gran impacto en Venezuela.
La empresa cuenta con más de treinta y cinco equipos, entre puntos de venta y cajas registradoras repartidos en territorio venezolano. Los dispositivos fueron actualizados en dos mil veinte para admitir criptomonedas. Esto tras una coalición con la pasarela de pagos Cryptobuyer.
En declaraciones a este medio, Hernández Gorrochotegui confiesa que la aceptación de criptomonedas a través de esos dispositivos “cayó a niveles alarmantes”.
Hoy en día, pese al desarrollo del consumo, todo “se ha reducido a un solo comercio que acepta criptomonedas y a un par de decenas de transacciones por mes”, conforme narra.
Un contraste con lo experimentado cuando se lanzó el servicio en dos mil veinte. En ese entonces, múltiples empresas se interesaron en las criptomonedas. Llegaron a contabilizar hasta quinientos transacciones por mes.
Hernández Gorrochotegui explica que las cadenas comerciales más esenciales del mercado local no tienen interés en pagos con criptomonedas. “Porque no hubo difusión y educación”.
Los promotores de las criptomonedas se concentran en verlas como activos y no como moneda. Por otra parte, la inestabilidad del mercado de criptoactivos hace que no sean atractivos para las cadenas comerciales, al considerarlos como peligro financiero.
César Hernández Gorrochotegui, asociado y directivo de Mega Soft.
Hasta en las importaciones emplean USDT
Al ser consultado por este medio, el director de la asesora de datos BitData Venezuela, Juan Blanco Bracamonte, comparte ciertos datos.
Estima que, en promedio, se transan unos USD cien mil en criptoactivos para la importación y exportación de ciertos productos. Se hace por medio de compañías que comercian con Rusia, China y Estados Unidos.
La cifra no es significativa si se estima que los volúmenes de comercio exterior ascienden a miles y miles de millones de dólares americanos. Según Datos Macro, Venezuela reportó, hasta dos mil veintiuno unos USD tres con dos mil millones por exportaciones. Un monto que la posiciona en el puesto ciento treinta y uno del ranking mundial.
La firma de datos administra mensualmente por lo menos unas cincuenta empresas que desean comerciar con criptomonedas. Bracamonte asegura que hay cámaras de mercaderes de múltiples países, entre ellos de Colombia y Rusia, interesados por los criptoactivos.
No obstante, de nuevo se apunta que los implicados operan con USDT. La misma estrategia del mercader del kiosko callejero y otros comercios del país.
El directivo mantuvo que mismos acostumbran a aconsejar a empresas y personas esta stablecoin, así como la plataforma Binance.
Bracamonte recomienda “dejar solo los fondos con los que se va a operar” en esa plataforma centralizada. A su juicio, dejar todos y cada uno de los activos de inversión en un exchange “es un error garrafal”.
También aconseja emplear monederos de autocustodia para manejar el resto de los fondos, a fin de tener total posesión de las criptomonedas. Esta última práctica es la que induce a una auténtica adopción de bitcoin, en la que el usuario controla su dinero.
Bitcoin se usa como cobijo de valor
Con la información recabada hasta el momento, es evidente que bitcoin no es extensamente empleado en Venezuela para pagos rutinarios y que no se ha masificado el uso de criptomonedas.
Bracamonte lo confirma: el comercio con bitcoin está prácticamente ausente. Los venezolanos se interesan por la criptomoneda como procedimiento de ahorro. La ven como opción alternativa frente a la inflexible inflación que golpea el bolsillo.
El directivo de BitData Venezuela mantiene que hay dos puntas en esto. La primera son los mineros de Bitcoin venezolanos, quienes, conforme el CEO de BitData, están “acumulando BTC” en espera del halving.
Como lo apunta nuestra Criptopedia, el halving es un mecanismo escrito en el código de Bitcoin que divide a la mitad la recompensa por minar un bloque y añadirlo a la blockchain. Sucede cada 4 años, más o menos. Por lo general, viene acompañado de un levanta en el coste de la criptomoneda.
La otra punta es la sociedad venezolana. Ese ciudadano que, como describió Bracamonte, “tiene poco dinero y busca a bitcoin como reserva de valor”.
El directivo descubrió que, semana a semana, conjuntos de personas asisten a BitData pidiendo orientación para invertir en la vanguardista de las criptomonedas y resguardarse de la inflación.
Lo precedente es esencial tomando en cuenta que, conforme con el Observatorio Venezolano de Finanzas, el país caribeño reporta una inflación mensual de veinte con dos%, una amontonada de sesenta y siete con siete% y una anualizada quinientos treinta y siete con siete%, para febrero de dos mil veintitres.
El observatorio es una corporación independiente que ofrece datos macroeconómicos dada la ausencia de información oficial. El Banco Central de Venezuela ofreció cifras por última vez en el mes de octubre de dos mil veintidos, calculando la inflación en seis con dos%.
Si bien Venezuela dejó la hiperinflación en dos mil veintidos, la sociedad se ajusta a un salario mínimo que no cubre el diez% de la canasta básica. Un estudio del observatorio revela que una familia precisó en el primer mes del año del actual año cincuenta y tres sueldos mínimos para costear los productos básicos.
En opinión de Bracamonte, la adopción de bitcoin como activo de ahorro medra en Venezuela porque “la sociedad ha entendido más a BTC”.
“Ya las personas no ven a bitcoin como una apuesta o una opción para tener grandes y rápidas ganancias. Se entiende que es una reserva de valor”, agregó.
¿Qué hace falta para masificar la adopción de BTC en Venezuela?
De cara a masificar la adopción en territorio venezolano, César Hernández Gorrochotegui llama a una “evangelización”. Algo que pasa por un proceso de educación empezado por entusiastas de bitcoin.
Para el empresario es preciso borrar la creencia de que para emplear criptomonedas hay que ser especialista. “Se deben mostrar ventajas, enseñando mecanismos que reduzcan riesgos financieros”, apuntó.
Fernando De Castro, el dueño de Kio$Coin, asimismo apuntó a la educación como “algo fundamental”. Se suma “al rol de educar a la comunidad” y aconseja a los mercaderes que admiten criptomonedas “ayudar a los usuarios”.
En una línea afín, Juan Blanco Bracamonte charló de la educación financiera “para eliminar falsas promesas, minimizar el riesgo de estafas y maximizar las ganancias”. “Y entender que la mejor herencia que podemos dejarle a las próximas generaciones es la inversión en criptomonedas”, delimitó.
“A medida que la gente comprenda lo que es capaz de brindar este ecosistema, más venezolanos se irán sumando”, concluyó.
San Salvador (El Salvador), 1997. Desde pequeña ha sentido una gran pasión por la escritura y la investigación, lo que la llevó a especializarse en reportajes de impacto social. En su tiempo libre, disfruta de la lectura de novelas históricas y de misterio, y también es una gran amante de la música, especialmente del rock latinoamericano. Además, es una ávida viajera, y ha tenido la oportunidad de visitar algunos países de América Latina y Europa para conocer diferentes culturas y enriquecer su visión del mundo.