Los Gobiernos europeos apuestan por incrementos significativos en el salario mínimo: aumentos de dos dígitos en cinco años

Los Gobiernos europeos apuestan por incrementos significativos en el salario mínimo: aumentos de dos dígitos en cinco años

Los tabúes en torno al salario mínimo en Europa están cambiando rápidamente. Durante años, los Gobiernos temieron realizar aumentos significativos en este indicador básico de retribución, pero ahora esa mentalidad parece pertenecer a otro tiempo. La muestra más reciente de este cambio de rumbo llega desde Alemania, donde el Ejecutivo, encabezado por una coalición entre democristianos y socialdemócratas, ha presentado el mayor aumento en la historia del salario mínimo: un incremento gradual cercano al 14% en un año, en medio de una inflación controlada en torno al 2% y una economía en crisis.

Este movimiento del canciller Friedrich Merz implicará que, en total, el salario mínimo alemán habrá crecido casi un 50% en esta década. No obstante, Alemania no será el líder en la UE en cuanto a aumentos. Por ejemplo, Polonia ha visto un incremento de cerca del 80% desde 2020, seguido de Hungría con un 50%, y Países Bajos y Portugal con aumentos superiores al 30%. Francia y Luxemburgo, aunque cuentan con sueldos mínimos relativamente altos, han tenido subidas más modestas en comparación con estos otros países. Cabe destacar que naciones como Suecia, Finlandia y Dinamarca no figuran en esta lista, ya que su modelo laboral no establece un salario mínimo legal debido a las altas remuneraciones ya existentes gracias a la negociación colectiva.

Un Cambio de Paradigma

Varias razones explican esta transformación, que abarcó desde la izquierda hasta la ultraderecha. Las lecciones aprendidas de la crisis del euro son fundamentales. Mario Draghi, ex presidente del BCE, resumió esta idea al afirmar que las políticas de austeridad y la reducción de costes salariales habían debilitado la demanda interna, fundamental para el bienestar social de Europa.

Carlos Vacas, de Eurofound, destaca que investigaciones recientes han demostrado que los efectos negativos de aumentar el salario mínimo no son tan severos como se pensaba. Si bien hay impactos como la posible eliminación de empleos poco lucrativos, también existen beneficios claros: el aumento del PIB y la mejora de las condiciones laborales, como ha demostrado un reciente análisis en España.

La Respuesta a Crisis Recientes

Las crisis de los últimos años, incluida la pandemia y el aumento de la inflación, han llevado a los Gobiernos a actuar con rapidez para proteger el poder adquisitivo de los trabajadores. Durante 2022 y 2023, los incrementos del salario mínimo fueron fundamentales para mitigar la pérdida de poder adquisitivo, y se espera que esta tendencia continúe en 2024. Un pronóstico optimista apunta a que los aumentos del salario mínimo superarán la inflación en muchos países con esta regulación.

Aunque actualmente los incrementos se han desacelerado, la dirección es clara. La reciente directiva europea sobre salarios mínimos, aunque no es obligatoria, ha servido como guía para varios países, incitándolos a adoptar políticas que establezcan el salario mínimo en un porcentaje significativo del ingreso medio.

La Mirada Hacia el Futuro

Torsten Müller, investigador del Instituto Sindical Europeo, señala que este enfoque ha tenido un impacto especial en países de Europa Central y del Este, donde la presión sindical es débil. Países como Bulgaria y Croacia han anunciado aumentos del 15,5% y 12,3%, respectivamente, lo que refuerza la validez de este enfoque.

El próximo 11 de noviembre es una fecha crucial en este contexto, ya que el Tribunal de Justicia de la UE decidirá sobre la legalidad de la mencionada directiva, impugnada por Dinamarca. Si se revoca, esto podría representar un grave revés para la conceptualización de Europa como un espacio socialmente responsable, lo que complicaría la justificación ante los ciudadanos sobre la necesidad de elevar los salarios mínimos.

El futuro del salario mínimo en Europa es incierto, pero el impulso hacia aumentos significativos es innegable. Las decisiones que se tomen en los próximos meses podrían marcar un hito en la lucha por un salario justo y dignidad laboral.