La vicepresidenta segunda en funciones del Gobierno, Yolanda Díaz, dio este fin de semana un mitin de Sumar en el que mentó a las “élites tecnológicas” y un supuesto “plan B” para “huir del mundo y protegerse ellos y ellas solas”. “Esas élites son conscientes de que nos vamos al carajo”, afirmó. No se trata de una ocurrencia de Díaz, como han arriesgado ciertos medios. Se refiere a las reflexiones de Douglas Rushkoff (Nueva York, sesenta y dos años), un pensador y cronista que ha dado últimamente entrevistas en España con ocasión de la edición en español de su último libro, La supervivencia de los más ricos. Su obra desgrana el pensamiento de múltiples milmillonarios relacionados con el pujante ámbito tecnológico. En específico, se fija en sus estrategias escapistas para salvarse frente a un ocasional fin de la civilización al que están contribuyendo.

Rushkoff tuvo en dos mil diecisiete una asamblea privada con 5 altos ejecutivos con patrimonios de diez dígitos. No deseaban saber lo último de lo último en tecnología y redes, su especialidad, sino más bien discutir de qué forma tendrían más probabilidades de subsistir al “evento” que lo va a echar todo al garete, ya tenga forma de colapso medioambiental, agitación social, explosión nuclear, tormenta solar, virus irrefrenable, gran boicot informático o rebelión de las máquinas. Estos preparacionistas ultrarricos le preguntaron, entre otras muchas cosas, por las mejores localizaciones posibles para búnkeres subterráneos privados o de qué forma conseguir ganarse la fidelidad de los guardas de seguridad de sus cobijos, entre aquéllos que se cuentan viejos Navy SEAL o policías de élite, a fin de que no se vuelvan contra el jefe. Cuenta asimismo que la contestación de Rushkoff a esta última pregunta (trátenles bien desde ahora y páguenles buenos sueldos) provocó carcajadas.

El intelectual comprendió que la elite que controla la industria de la tecnología no solo es enormemente rica: asimismo da por sentado que no vamos por el buen camino como civilización, así que preparan estrategias para huir y protegerse cuando llegue la catástrofe. Los más pudientes van alén de los búnkeres de mucho lujo. Jeff Bezos desea viajar al espacio; Elon Musk, colonizar Marte. Peter Thiel (Palantir) ambiciona revertir el proceso del envejecimiento. Sam Altman (OpenAI) y Ray Kurzweil (Google), cargar sus psiques en ordenadores. Mark Zuckerberg, cobijarse en el metaverso.

“Mucha gente ve a estos titanes de la tecnología como nuestros héroes”, afirma Rushkoff a Forbes Hispano. “Quiero que se vea que la visión del futuro que tienen Thiel, Musk o Zuckerberg es muy oscura. Más que emularlos, debemos reírnos de ellos”.

Autor de veinta volúmenes, 3 reportajes y de un podcast semanal y cooperador frecuente en Time y The New York Times, Rushkoff ha sido considerado por el MIT como uno de los diez pensadores más esenciales del planeta en materia tecnológica.