Durante el año pasado se generaron más de ochenta y seis hurtos fuertemente en domicilios en España, conforme los datos del Balance de Criminalidad presentado por el Ministerio del Interior en el último trimestre de dos mil veintidos. Una cifra que supone un incremento del catorce con tres% respecto a dos mil veintiuno. Así que muchos son los usuarios que aprovechan para contratar, ya antes de las vacaciones veraniegas, una alarma en casa que les dé calma cuando no estén. Pero no todo el planeta desea estar sujeto a un contrato con cuota mensual para observar su hogar, y las tradicionales empresas de seguridad no son la única opción: ya existen muchas compañías tecnológicas que han desarrollado sistemas afines, en lo que se refiere a componentes, que se instalan de forma fácil y se controlan desde el móvil, y además de esto no precisan de una subscripción adicional: Xiaomi, Eufy Security, Somfy o Ring. Es el kit de alarma de esta última marca el que hemos probado, para comprobar si estos productos son una opción alternativa real, de qué manera es la instalación y qué opciones ofrece.

La mayoría de estos kits, y el de Ring no es una salvedad, son escalables. Es decir, hay combos con cierto número de componentes que se pueden ampliar entonces con más sensores y dispositivos para amoldarse a las necesidades de cada hogar. El que he probado está compuesto por 5 piezas (estación base, teclado, sensor de contacto, detector de movimiento y extensor de alcance), a los que he añadido una cámara.

El primer paso para su instalación es descargarse la aplicación Ring y crear una cuenta. El proceso implica poner nombre, ubicación, dirección de correo y clave de acceso. Superado este punto, aparece un panel de control desde el que es posible ir agregando los dispositivos uno a uno. Es sencillísimo y todo está explicado con detalle paso a paso: no lleva más de diez minutos.

A continuación, es el instante de poner en su localización terminante todos y cada uno de los componentes: la estación base, que marcha como centro del sistema e incluye una potente alarma, la he puesto sobre un mueble y está conectada por wi-fi a la red de la casa (asimismo puede hacerse por cable); el teclado, que facilita la conexión y desconexión de la alarma sin recurrir al móvil, al lado de la puerta de entrada, sobre el recibidor (asimismo hay opción de ponerlo en la pared); el sensor de contacto en la puerta de la terraza a fin de que me avise si se abre (pegado con el adhesivo que incorpora); el detector de movimiento en el recibidor, asimismo pegado en la pared; el extensor de alcance conectado a un enchufe en exactamente el mismo espacio, para progresar la conexión entre los diferentes aparatos; y la cámara, sobre un mueble en el salón, que es espacio de paso para las habitaciones. Tanto la estación base como la cámara, aparte del extensor, marchan conectados a la corriente eléctrica; el resto de componentes va a pilas.

Tiene 3 modos de uso. El primero de ellos es Desarmado, que como su nombre señala, es el que está activo cuando estamos en casa. Al salir, se cambia a Fuera, pulsando un acceso directo en la app o con el teclado: al hacerlo, hay un minuto para salir antes que brinquen las alarmas. En este caso, en todo instante se puede ver desde la app la imagen en riguroso directo de la cámara, revisar que todos y cada uno de los dispositivos están activos, preguntar el historial de acontecimientos, etc. Hay un tercer modo, Casa, que sostiene los sensores de puertas y ventanas activos si bien estés dentro. Pero, personalmente, no le he encontrado enorme utilidad ni le he dado uso.

Un detalle más: el control de la app no se restringe a una sola persona: es posible dar permisos a otras (con sus códigos de acceso) a fin de que administren el dispositivo por sí solas.

Apertura de la puerta, de la ventana…

Una vez instalado el kit y comprobados sus 3 modos, ¿qué deja precisamente esta solución? En esencia, si advierte cualquier movimiento o apertura de la puerta o ventana en la que están instalados los sensores, llega una notificación al móvil (en tiempo real) que informa del percance. Y si en unos segundos no se ha desactivado la alarma, desde la app o con el código numérico en el teclado de la puerta, empieza a sonar la sirena. El sonido es suficientemente fuerte para alertar a los vecinos, si la residencia está en un edificio.

Tras haber probado a lo largo de semanas este conjunto y haber tenido, anteriormente, contratada una alarma con un distribuidor de este género de servicios, puedo aseverar que estoy absolutamente satisfecha con esta otra solución, de control propio y directo, y no volvería atrás. Los componentes son muy afines y la mayor diferencia es que, si hay cualquier inconveniente, ya antes recibía una llamada informándome de la situación; y ahora puedo revisarlo por mí y tomar las medidas oportunas.

Además, un aspecto que me ha agradado mucho es que, si hay cualquier corte de luz mientras que el sistema de seguridad está marchando, no se apaga. Llega un aviso notificando del acontecimiento y de que la alarma empieza a marchar con un sistema de nutrición de urgencia, que da margen suficiente (veinticuatro horas) para revisar qué pasa y llamar en caso preciso a la policía.

Adrian Cano

Santander (España), 1985. Después de obtener su licenciatura en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, decidió enfocarse en el cine y se matriculó en un programa de posgrado en crítica cinematográfica. Sin, embargo, su pasión por las criptomonedas le llevó a dedicarse al mundo de las finanzas. Le encanta ver películas en su tiempo libre y es un gran admirador del cine clásico. En cuanto a sus gustos personales,  es un gran fanático del fútbol y es seguidor del Real Madrid. Además, ha sido voluntario en varias organizaciones benéficas que trabajan con niños.