El periodista australiano Antony Loewenstein ha publicado un libro que arroja luz sobre las prácticas de vigilancia y la tecnología utilizada por Israel en los territorios ocupados. El libro muestra cómo Israel exporta al mundo la tecnología de la ocupación, revelando algunas de las herramientas biométricas y aplicaciones que hacen que matar a palestinos sea tan facil como pedir una pizza. En una entrevista, Loewenstein afirma que la ocupación es crucial para el liderazgo global de Israel en ciberarmas, destacando la estrecha relación entre la ocupación y el desarrollo tecnológico israelí.

El ataque de Hamas el 7 de octubre pasado puso a prueba la industria de defensa israelí. Aunque fue una catástrofe militar y política para Israel, el autor señala que el interés en la reflexión sobre el fracaso de la inteligencia es mínimo en el país. A pesar de esto, las ventas de tecnología de vigilancia israelí continúan en auge, y muchas naciones europeas siguen interesadas en adquirirla, mostrando admiración por las capacidades de Israel en Gaza.

Antony Loewenstein destaca que el principal fracaso de inteligencia el 7 de octubre no fue tecnológico, sino ideológico. Israel confió en su supremacía tecnológica pero subestimó la amenaza que representaba Hamas. Esto pone de manifiesto la importancia de un análisis más profundo que vaya más allá de la tecnología para comprender los eventos en la región. Además, el periodista señala que la venta de tecnología de vigilancia, como el software Pegasus, también sirve a Israel para comprar favores diplomáticos, aunque reconoce que España es una excepción en su sensibilidad con la situación palestina.

Loewenstein insiste en que la tecnología que Israel vende va más allá de lo meramente técnico, ya que está acompañada de una ideología que promueve la idea de controlar a una población con estas herramientas. Destaca que la deshumanización de los palestinos es clave para el «laboratorio de Palestina», y que la sociedad judía israelí se ha radicalizado como resultado de más de medio siglo de ocupación.

El libro también revela que Israel monitoriza y recopila información de todas las comunicaciones de los palestinos dentro de Palestina, de manera similar a la labor de la NSA en EE. UU. Esta información se utiliza para chantajear a los palestinos e incluso buscar debilidades para reclutar informantes. Esta situación pone de manifiesto la constante vigilancia a la que está sometida la población palestina.

Adrian Cano

Santander (España), 1985. Después de obtener su licenciatura en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, decidió enfocarse en el cine y se matriculó en un programa de posgrado en crítica cinematográfica. Sin, embargo, su pasión por las criptomonedas le llevó a dedicarse al mundo de las finanzas. Le encanta ver películas en su tiempo libre y es un gran admirador del cine clásico. En cuanto a sus gustos personales,  es un gran fanático del fútbol y es seguidor del Real Madrid. Además, ha sido voluntario en varias organizaciones benéficas que trabajan con niños.