El ciberespionaje se ha convertido en un campo de batalla constante contra Rusia, donde se libra una guerra digital a través de correos electrónicos infectados. En este escenario, las organizaciones de hackers Fighting Ursa (APT28) y Cloacked Ursa (APT29) han sido vinculadas al estado ruso por Estados Unidos y Reino Unido, y tienen en la mira a los miembros de la OTAN. Estas amenazas cibernéticas buscan afectar la infraestructura, interferir con los servicios gubernamentales, extraer inteligencia y robar propiedad intelectual de los países de la alianza.
Según datos recopilados por Cyberpeace Institute, se han atribuido oficialmente unos 13 ciberataques a Fighting Ursa y dos a Cloacked Ursa desde 2022. Estos ataques han tenido como objetivo entidades en Ucrania, Polonia, Estados Unidos y Bélgica, principalmente a través de correos electrónicos maliciosos como principal medio de infiltración.
En este contexto, Fighting Ursa ha utilizado una vulnerabilidad en el programa Microsoft Outlook para infectar ordenadores sin necesidad de que el usuario abra el correo. Por otro lado, Cloacked Ursa ha llevado a cabo ataques de phishing utilizando señuelos como anuncios de autos en venta, invitaciones falsas de embajadas y temas de actualidad como terremotos o la Covid-19 para engañar a sus objetivos y robar información.
La OTAN, por su parte, ha reforzado sus capacidades de defensa cibernética y establecido al ciberespacio como un dominio de guerra. A pesar de las evidencias que vinculan a estos grupos de hackers con Rusia, la atribución de los ciberataques sigue siendo un desafío debido a la complejidad de rastrear a los responsables y obtener pruebas concluyentes.
En este escenario, la experta del Real Instituto Elcano, Mira Milosevich, destaca que el factor humano sigue siendo el eslabón más débil en la cadena de ciberseguridad, y que los rusos han desarrollado diversas estrategias para hackear tanto correos electrónicos como teléfonos móviles en busca de información sensible.
Frente a estas amenazas, la OTAN y sus países miembros se enfrentan a un desafío constante en la defensa de sus redes y en la lucha contra el ciberespionaje ruso, que representa una de las principales amenazas en el escenario digital actual.
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Santander (España), 1985. Después de obtener su licenciatura en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, decidió enfocarse en el cine y se matriculó en un programa de posgrado en crítica cinematográfica.
Sin, embargo, su pasión por las criptomonedas le llevó a dedicarse al mundo de las finanzas. Le encanta ver películas en su tiempo libre y es un gran admirador del cine clásico. En cuanto a sus gustos personales, es un gran fanático del fútbol y es seguidor del Real Madrid. Además, ha sido voluntario en varias organizaciones benéficas que trabajan con niños.