La aprobación del reglamento europeo de Inteligencia Artificial (IA) en el Parlamento Europeo ha sido un hito histórico para la regulación de esta tecnología. Aunque marca pautas sobre su uso y protege derechos fundamentales, todavía existen dilemas sin resolver que generan debate en la sociedad.

Una de las cuestiones clave es la clasificación de las aplicaciones de IA según los riesgos que presentan. Desde sistemas inocuos hasta aquellos de alto riesgo que requieren supervisión permanente, la normativa establece diferentes requisitos para cada uno.

En el caso de los sistemas de identificación biométrica remota, se han establecido excepciones para casos específicos, como la búsqueda de personas desaparecidas o la identificación de sospechosos de delitos graves, siempre bajo autorización judicial.

Respecto a los derechos de autor, el reglamento busca protegerlos, especialmente en el uso de contenidos para entrenar algoritmos de IA. Se espera que la Comisión Europea desarrolle propuestas para garantizar la transparencia en este proceso y evitar posibles infracciones.

A pesar de la importancia de esta regulación, aún quedan aspectos por concretar y posibles controversias que podrían surgir en el futuro. La experta Lorena Jaume-Palasí señala la necesidad de jurisprudencia para comprender mejor cómo se implementarán estas normas en la práctica.

En resumen, el reglamento de IA en Europa representa un avance significativo en la protección de los derechos y libertades de los ciudadanos frente al uso de esta tecnología, aunque su aplicación y alcance pleno dependerán de futuras decisiones y desarrollos en el campo legal y tecnológico.