Estar sentado en el sofá de casa y dar la orden “Ok, Google” (o “Oye, Siri”, en el caso de los iPhone) y que el teléfono responda nuestra orden, resulta, indiscutiblemente, realmente útil. Por fin se pueden ejecutar buena parte de las labores sin precisar poner una sola mano en el terminal. Ahora bien, ¿se paga un peaje en materia de privacidad? ¿Nos escucha verdaderamente el móvil?
La compañía de ciberseguridad que desarrolla el software NordVPN propone este experimento a fin de que los usuarios puedan revisar si sus teléfonos móviles aprovechan esta escucha activa para sugerir publicidad al usuario. En la prueba de ese experimento, efectuada con 3 trabajadores de NordVPN, los participantes pusieron sus respectivos teléfonos sobre una mesa y a una distancia prudencial (apartados de sus móviles, mas en su rango de escucha). Hecho esto, cada uno de ellos charló de un tema determinado, empleando palabras clave como Alaska o Volvo, hablando desde viajes a este destino hasta de turismos de esta marca.
Repitieron estos encuentros a lo largo de 3 días sucesivos, tras los que, examinaron el género de publicidad que veían en sus móviles. Desde NordVPN ya avanzan que las conclusiones “no son claras”; esto es, no hay una relación directa entre las conversaciones y el contenido de los anuncios. Pero uno de los participantes en la prueba, quien charló sobre los Volvo, sí empezó a ser bombardeado por propaganda de esta marca. Esta persona ni tan siquiera tenía vehículo y tampoco había efectuado buscas en Internet con el interés de adquirir ninguno, si bien sí prosigue esporádicamente las carreras de Fórmula 1.
Nuestros dispositivos móviles, componentes principales de nuestra vida diaria, tienen acceso a nuestra información privada y capacidades de seguimiento potenciales. Para saber si nuestros móviles nos escuchan, debemos comprender primero de qué forma marcha la capacidad de escucha de estos dispositivos. Fernando Suárez, presidente del Consejo de Colegios en Ingeniería Informática, explica que existen dos géneros de aplicaciones que podrían estar escuchándonos. “En primer lugar, están los asistentes de voz como Siri y Alexa, que están programados para estar siempre atentos a nuestras órdenes de voz. En segundo lugar, las aplicaciones que descargamos también pueden tener la capacidad de escucharnos, dependiendo de los permisos que les proporcionamos”, especifica.
Según este especialista, para asegurarnos de que no se hace un uso incorrecto de nuestros datos (ni de nuestras conversaciones), el dueño de un móvil debe tener bien claro qué permisos se han concedido, tanto al sistema como a las aplicaciones instaladas. Estos permisos pueden incluir acceso a nuestros micrófonos y cámaras. Podemos revisar y ajustar estos permisos en la configuración de privacidad de nuestro dispositivo móvil. “Es crucial revisar y, si es necesario, revocar los permisos otorgados a aplicaciones que no necesitan dichos accesos”, recomienda Suárez.
“Es crucial revisar y, si es necesario, revocar los permisos otorgados a aplicaciones que no los necesitan”
Fernando Suárez, presidente del Consejo de Colegios en Ingeniería Informática
La siguiente cuestión es si estos dispositivos verdaderamente nos espían. Según mantiene NordVPN, la contestación es no. Al menos no en el sentido usual. No hay una patentiza concluyente que sugiera que los teléfonos están grabando o escuchando nuestras conversaciones de forma constante. Sin embargo, nuestros dispositivos compendian una cantidad significativa de datos sobre nosotros, aun sin la necesidad de usar el micrófono. Los metadatos de nuestras actividades en Internet, que pueden englobar desde nuestra localización, las webs que visitamos, hasta con quién interaccionamos en las redes sociales, pueden descubrir bastante sobre nuestras vidas.
¿Pero qué sucede con las grabaciones de voz y los términos clave? “Las compañías suelen afirmar que no almacenan estos datos, pero admiten que los emplean para aprender y mejorar sus servicios. Por lo tanto, de alguna manera, nuestros dispositivos están aprendiendo de nosotros y adaptándose para entender mejor nuestras solicitudes”, concluye Suárez. La clave es que esta información sea completamente anónima, esto es, que no se vincule con la cuenta del usuario. Google explica en el apartado de su política de privacidad que estas grabaciones y sus transcripciones se guardan de forma cifrada, mas una pequeña porción de exactamente las mismas puede ser escuchada por humanos.
Los datos y la posibilidad de un espionaje
Esto no desea decir que haya una persona escuchando todo cuanto se habla delante del móvil, sino, esporádicamente (Google cifra los audios analizados en un cero con dos% de los totales), un equipo de personas los escucha con el objeto de prosperar la entendimiento del sistema. Esta información es anónima, no está vinculada a una persona específicamente.
Google desmiente rotundamente a Forbes Hispano que las grabaciones de audio puedan ser empleadas con otros fines: “Google no utiliza el sonido de fondo de ningún dispositivo para propósitos de publicidad”, confirman desde la firma tecnológica. La empresa californiana asevera que “la creencia de que los dispositivos nos escuchan [con el fin de mostrarnos publicidad] ha sido ampliamente desmentida”.
“Google no utiliza el sonido de fondo de ningún dispositivo para propósitos de publicidad”, asegura la empresa
La empresa de ciberseguridad Wandera efectuó otro experimento, aislando dos móviles (un Android y un iPhone) en una cuarta parte a lo largo de treinta minutos en los que se emitía propaganda de comida de gatos y perros. La idea consistía en examinar si había alguna relación en la publicidad mostrada después en los dispositivos con los contenidos del audio reproducido a lo largo de la prueba. La contestación fue contundente: no.
La realidad es que resulta imposible contar con un sistema blindado en el que el usuario no ceda ni un ápice de su privacidad para gozar de un servicio: siempre y en toda circunstancia va a haber un peaje a abonar. Este complejo equilibrio lo compensan las plataformas garantizando las medidas de seguridad para resguardar la información que da el usuario. En este sentido, Apple ha incorporado una capa de seguridad extra en su iPhone: conforme explica Julio César Fernández, directivo académico de Apple Coding Academy, “cuando un desarrollador quiere utilizar el micrófono en iOS, se solicita permiso al usuario, y si se detecta un uso fuera de lo común del micrófono, Apple rechaza la aplicación.”
Pero probablemente, la medida que más garantías ofrece al usuario es estar informado de en qué momento el sistema le está escuchando: “Cuando una aplicación está utilizando el micrófono, aparece un indicador luminoso en la parte superior de la pantalla. Por lo tanto, en un iPhone sin jailbreak [un parche que suprime algunas de las limitaciones que impone Apple al software de sus dispositivos móviles], es imposible activar el micrófono sin el conocimiento y el consentimiento del usuario”, asegura Fernández. Esto es aplicable por lo que respecta a las aplicaciones, mas ¿de qué forma administra el iPhone la escucha activa de su asistente virtual, Siri? “Si el usuario da su permiso, Apple aplica algoritmos de privacidad diferencial para proteger la identidad del usuario, de modo que no se puede identificar el origen de la grabación”, asevera Fernández. No obstante, aconseja sostener siempre y en toda circunstancia el dispositivo actualizado para eludir posibles orificios de seguridad por los que pueda colarse la amenaza de intrusiones, que potencialmente podrían hacer un uso no autorizado del micrófono.
Santander (España), 1985. Después de obtener su licenciatura en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, decidió enfocarse en el cine y se matriculó en un programa de posgrado en crítica cinematográfica.
Sin, embargo, su pasión por las criptomonedas le llevó a dedicarse al mundo de las finanzas. Le encanta ver películas en su tiempo libre y es un gran admirador del cine clásico. En cuanto a sus gustos personales, es un gran fanático del fútbol y es seguidor del Real Madrid. Además, ha sido voluntario en varias organizaciones benéficas que trabajan con niños.