“Soy como una pizza, caliente, deliciosa y siempre dispuesta a compartir. Si puedes hacerme reír, ya tienes un punto a tu favor. ¿Te atreves a unirte a mi aventura?”. Esta bio para Tinder ha sido escrita por ChatGPT. La inteligencia artificial aspira a mudar las reglas del juego en la busca de pareja. Miles de usuarios recurren a aplicaciones y bots que responden por ellos en aplicaciones como Bumble o Tinder para lograr citas y así hallar pareja. Algunos usuarios aseguran haber tenido éxito. Pero asimismo muchas voces apuntan los peligros de esta intervención deshumanizadora, ya que la charla anterior es el examen al que sometemos a el resto para decantarse por quedar en persona.
Aplicaciones como RIZZ sugieren contestaciones para los chats. Otras como YourMove AI prometen “ayudar a superar el bloqueo inicial del escritor que mira fijamente una conversación preguntándose qué decir”. Así lo explica Dmitri Mirakyan, cofundador de esta última app, que tiene más de cien usuarios de más de noventa países: “Imagina que son las siete de la mañana y estás en el tren que te lleva al trabajo mirando tres fotos y una descripción de seis palabras e intentando encontrar una forma ingeniosa de iniciar una conversación. No es por falta de carisma, es difícil entablar una relación con un desconocido a través de un mensaje de texto”.
Hay servicios que van más allí. Es el caso de CupidBot, que promete “concertar citas mientras duermes”. Su objetivo es ahorrar tiempo y esmero al usuario: busca en aplicaciones como Bumble personas de su tipo y chatea por él. “Todo lo que nuestros usuarios tienen que hacer es presentarse en las citas y evaluar la compatibilidad en persona”, aseveran sus autores, que aseguran que este servicio tiene más de diez clientes del servicio en Estados Unidos, Francia, Reino Unido, España y Alemania.
El servicio, cuyo costo una parte de los treinta dólares americanos al mes (unos veintiocho euros), deja ajustar el estilo del chat, el ritmo y los objetivos. Entre los tonos más populares, están el de buen chaval, capullo, rico, curioso, ocurrente, indiferente o estable —una mezcla de todo lo anterior—. Pero la personalización no termina acá. El usuario puede seleccionar que el bot se comporte de forma afín a Shakespeare, Edgar Allan Poe, James Bond, el Capitán Jack Sparrow o Giacomo Casanova.
¿Y de qué forma sabe este servicio qué personas son “de tu tipo”? Desde CupidBot han pedido ayuda a los propios usuarios para adiestrar a la inteligencia artificial de cara a hallar posibles pretendientes. En su canal de Discord, les piden por servirnos de un ejemplo que “etiqueten” perfiles sobre mujeres con datos tal y como si están “delgadas, regorditas o gordas”, reafirmando esos prejuicios masculinos. “Ofrecemos [una cuenta] gratis de por vida a las primeras 50 personas que etiqueten 500 perfiles nuevos en su aplicación de citas favorita. Estamos renovando nuestro motor de deslizamiento y nos gustaría recibir más ayuda”, apuntan.
Los usuarios utilizan Discord para compartir sus esperanzas y “triunfos”. Algunos procuran una relación a distancia. “Viajo mucho y las chicas de mi ciudad actual no son realmente mi tipo”, asevera uno de ellos. Otro estima que el “mercado” del amor es “laborioso y molesto”, mas sostiene la esperanza: “Espero que esta inteligencia artificial realmente funcione”. A ciertos les ha ido bien. Mientras que uno asegura haberse ahorrado quince horas “deslizando entre perfiles”, otro asevera haber logrado dos teléfonos en solo 5 minutos. Incluso hay quienes anuncian que anulan su subscripción pues han tenido suerte: “He tenido una media de tres citas por semana. Conocí a alguien fantástico y ahora tenemos una relación sana”.
Deshonestidad en el origen
Este género de bots trata de buscar a personas compatibles en las aplicaciones de citas y concertar una hora y un sitio para tener un encuentro con ellas. “Si normalmente hablamos de la interacción entre dos personas, aquí estamos hablando de la interacción entre una persona y una máquina. Esto tiene algunas complicaciones”, alarma Elena Daprá, sicóloga sanitaria experta en bienestar sicológico y organizadora de sección del Colegio oficial de la Psicología de Madrid.
Para comenzar, la especialista resalta que la relación una parte de un engaño: el de no decirle a la otra persona que es un bot quien está ligando con ella. “¿Qué es lo que nos llama la atención en la relación con el otro? Saber que somos especiales”, apunta la sicóloga. En este caso, lo que se le dice a la otra persona es “no eres una prioridad, no eres especial para mí, no voy a gastar mi tiempo en ti”.
Por una cuestión de responsabilidad cariñosa, la sicóloga aconseja informar a las otras personas de que se está usando un bot para ligar. Algo que podría no ser bien recibido, como resulta lógico. Hay quienes advierten de que aplicaciones como CupidBot hacen que “las citas online sean aún menos seguras para las mujeres”. “Es posible que el hombre con el que has estado hablando e investigando no sea en realidad la persona que se presentó a la cita. Esto es, en el mejor de los casos, extremadamente aterrador”, asevera una usuaria en Reddit.
Para , esto es “especialmente preocupante, ya que esas conversaciones iniciales se utilizan para detectar señales de alerta”. Su publicación le ha agradado a seiscientos seis usuarios y tiene noventa y cinco comentarios. Otra usuaria comenta que acostumbra a prestar atención a las primeras interactúes para intuir “si la otra persona es segura”. “Es preocupante que puedas terminar en una cita con alguien a quien no has examinado de ninguna manera”, apunta.
Encontrar pareja a toda costa
“Me parecería mal que alguien usara esas apps para contestarme”, asegura Belén Benito. Esta usuaria de Bumble y Tinder de veintinueve años estima que el hecho de utilizar la inteligencia artificial así “es una forma de contribuir a que las personas sean consumo y deshumanizarlas”. “Parece que lo único que quieres es llegar a ese estadio final en el que quedas con esa persona y si no es esa, es otra, pero no disfrutar del camino de hablar con alguien y tener en consideración que es un individuo que tiene sentimientos”, mantiene. Le da la impresión de que quienes utilizan estos servicios procuran “encontrar pareja a toda costa y hacerlo de una forma muy consumista y capitalista, como si fuera una prenda de ropa que ya sé que la quiero, pero no me la quiero ni probar”.
Hay emociones que Benito duda que transmitan estas apps. “Puede que esa persona esté triste, contenta o con miedo y eso no creo que pueda plasmarlo una inteligencia artificial, algo que me impediría conocer la parte emocional de la otra persona, es decir, su yo al completo”. A ello se aúna otro posible inconveniente, como apunta Daprá: el de quedar con una persona y revisar que su comportamiento difiere del que ha mostrado en la app de citas. “Porque no contesta igual, es tímido o demasiado extrovertido o es diferente a lo que he visto”, apunta. Y eso es una cosa que se aprecia en “cómo nos expresamos, las bromas que hacemos o cuándo nos reímos”.
Como CupidBot imita la personalidad de un usuario, sus autores estiman que “si se utiliza como un recurso breve, debería causar una incomodidad mínima a terceros”. “Nuestro objetivo no es saturar la aplicación con conversaciones artificiales ni cosificar a las mujeres, sino obligar a las apps de citas a reevaluar cómo funcionan y, mientras tanto, facilitar las citas”, mantienen.
Y van más allá: imaginan un futuro en el que un sistema sea capaz de pronosticar la atracción entre dos usuarios y los junte. “En algún momento, parecerá impensable que las personas pasen horas hablando con extraños en una aplicación para medir la posibilidad de atracción, cuando el único indicador efectivo para esto es la interacción en la vida real. Es en ese mundo donde la inteligencia artificial facilitará la interacción humana en lugar de reemplazarla”, concluyen.
Santander (España), 1985. Después de obtener su licenciatura en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, decidió enfocarse en el cine y se matriculó en un programa de posgrado en crítica cinematográfica.
Sin, embargo, su pasión por las criptomonedas le llevó a dedicarse al mundo de las finanzas. Le encanta ver películas en su tiempo libre y es un gran admirador del cine clásico. En cuanto a sus gustos personales, es un gran fanático del fútbol y es seguidor del Real Madrid. Además, ha sido voluntario en varias organizaciones benéficas que trabajan con niños.