“Todo lo que en tu vivienda transmita apariencia de estar habitada, será un seguro de prudencia muy eficaz: no bajes del todo las persianas, y valora instalar un reloj programable que ilumine la vivienda por zonas, encendiendo y apagando luces y algunos electrodomésticos en horarios distintos…”. Este es uno de los consejos que ofrece la Policía en su página web para procurar disuadir a los ladrones cuando no estamos en casa y, con él, ya da una pista de lo que la tecnología puede hacer por prosperar la seguridad familiar. ¿Y si en vez de un temporizador se emplean lámparas inteligentes que se enciendan y apaguen en diferentes horarios y habitaciones? ¿Y si se automatizan las persianas? ¿Y si usamos un asistente inteligente para reproducir las rutinas al día? Las opciones son múltiples y el control total está en el teléfono móvil: gracias a él, es posible manejar a distancia todos estos ‘gadgets’ o programar horarios para no tener que estar pendiente diariamente.

Empezando por lo básico

Para simular presencia en el hogar no es preciso contar con complejos dispositivos. Algunos tan básicos como un enchufe inteligente asisten a dotar de determinada inteligencia los aparatos que tengamos ya en casa: una lámpara, el T.V., cualquier electrodoméstico… Con el beneficio de que por un pequeño desembolso —TP-Link Tapo 115 o Xiaomi Mi Smart Plug podrían ser buenas opciones alternativas por menos de veinticinco euros—, se puede programar su encendido o apagado e, aun, supervisar el consumo energético, entre otros muchos.

En este sentido, y si lo que se prefiere es adquirir aparatos inteligentes por sí solos, las lámparas conectadas se hallan entre las opciones más accesibles y con más peculiaridades útiles en el día a día —y no solo cuando se sale de vacaciones—. Así, aparte de encenderlas y apagarlas a distancia, dejan regular la intensidad de la luz e inclusive su calidez dependiendo de la labor que se vaya a efectuar o la hora del día (las Philips Hue White Ambiance son una de las referencias más completas); y ciertos modelos asimismo se alumbran en diferentes colores, como el SPC Aura 1050.

Otros dispositivos interesantes por su capacidad para simular la presencia en casa serían sensores de movimiento que encienden una luz en el hall o en un jardín si advierten que alguien se aproxima (con lo que daría la impresión de que ha sido una persona quien lo ha hecho); sistemas de riego automático asimismo controlables que darían la sensación de que las plantas no se han descuidado; o altífonos inteligentes como los nuevos Echo Pop o ciertos Google Nest, que asisten a supervisarlo todo con la voz y reproducen música a diferentes horas del día o conversaciones grabadas, por servirnos de un ejemplo.

Sin embargo, no todos y cada uno de los dispositivos son tan económicos ni simples de instalar como los precedentes. Los sistemas de automatización de persianas son un caso de ello; eso sí, son en especial interesantes pues, conforme los especialistas, uno de los aspectos en los que más se fijan los ladrones para saber si hay alguien en casa es exactamente si se sostienen en exactamente la misma situación a lo largo de días. Y es que para programar el funcionamiento de las persianas es preciso, primeramente, instalar un motor que deje que se suban y se bajen de forma autónoma, como los que ofrecen firmas como Somfy o Lexman, libres para diferentes tamaños, cuyo costo supera de manera fácil los doscientos euros. Y, desde ahí, usar un dispositivo que deje conectarla a Internet.

Rutinas automatizadas

¿Qué ocurre cuando en casa hay múltiples dispositivos inteligentes con potencial para simular que estamos en casa? Que se pueden emplear conjuntamente para reproducir lo que pasa en la casa en el momento de levantarse, al caer la tarde o al irse a dormir. En este sentido, los asistentes inteligentes (Alexa, Google Assistant, Siri…) tienen mucho que decir, pues cualquiera de ellos deja crear esta clase de escenas desde sus aplicaciones. Así, por la mañana podría configurarse que a cierta hora se abran las persianas y empiece a escucharse la radio; al caer la tarde se encenderían las luces del salón y el televisor; y en el momento de irse a dormir se bajarían las persianas y apagaría todo.