La Comisión Europea ha puesto en marcha el nuevo marco legal que dejará a las compañías digitales trasferir datos entre los dos lados del Atlántico. Es la tercera vez que lo hace. Los dos pactos precedentes -y su desarrollo legal- fueron tumbados por la Justicia europea por no ofrecer la suficiente garantía de protección conforme a la regulación de UE. “La orden ejecutiva prevé salvaguardas vinculantes que limitan el acceso a los datos por parte de las autoridades de inteligencia estadounidense a lo necesario y proporcionado para proteger la Seguridad Nacional”, arguye el Ejecutivo comunitario para enseñar su confianza en que esta vez el destino del acuerdo conseguido entre Bruselas y Washington no va a correr exactamente la misma suerte que los otros dos. No lo ve así Maximillian Schrems, el activista austriaco que litigó en las otras ocasiones, y terminó ganando en los tribunales: “Volverá a terminar ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) en unos meses”.
En dos mil veinte, el TJUE echó abajo el segundo pacto entre la Comisión Europea y la Administración de Barack Obama alcanzado 4 años ya antes que daba cobertura legal al envío de datos para su almacenaje desde la Unión Europea hasta Estados Unidos. Lo hizo pues estimaba que ese marco, como el precedente que asimismo inutilizó, “no ofrece garantías para las personas no nacionales” de los Estados Unidos, tras la demanda planteada por Schrems. Dos años después, en el tercer mes del año de dos mil veintidos, la presidente de la Comisión, Ursula von der Leyen, y el de EE UU, llegaron a un principio conforme. Las conversaciones siguieron y una vez ultimado el acuerdo terminante, este lunes ha sido ratificado por el Ejecutivo europeo. Al día después, esto es, este martes va a estar en vigor.
La causa primordial por la que en las un par de ocasiones precedentes las regulaciones de trasferencia de datos han sido consideradas ilegales por el TJUE es que en Estados Unidos no hay una ley federal que regula la administración de los datos y que la CIA, el FBI o la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus iniciales en inglés) pueden intervenirlos cuando lo consideren oportuno para la seguridad nacional, algo que en Europa está plenamente prohibido. Consciente de eso, Bruselas explica en un comunicado Washington “ha establecido un nuevo mecanismo […] para tramitar las reclamaciones de cualquier persona cuyos datos hayan sido transferidos desde Espacio Económico Europeo [la UE más Noruega, Islandia y Liechtenstein] a empresas en EE UU sobre la recogida y uso de sus datos por parte de las agencias de inteligencia estadounidenses”.
Ese “nuevo mecanismo” del que habla la Comisión es un orden ejecutivo del presidente Joseph R. Biden del pasado octubre. Después, el boceto de regulación europea habría pasado por el análisis del Consejo Europeo de Protección de Datos y del Parlamento Europeo, conforme explican fuentes comunitarias, y sus sugerencias habrían sido atendidas.
Que el TJUE echase abajo las regulaciones precedentes, había ubicado en un punto de inseguridad jurídica las operaciones de las grandes compañías tecnológicas estadounidenses que dominan el cosmos digital (Meta, Alphabet, Amazon…). Una de ellas, Meta, matriz de Facebook, ya ha advertido en alguna ocasión al regulador bursátil de Norteamérica de forma velada que esta situación le podría llevar a reconsiderarse proseguir operando en Europa. De hecho, y si bien hay una relación directa, la semana pasada Meta lanzó Threads, su red social de mensajes cortos para competir con Twitter y dejó fuera a Europa por que no cumplía con los requisitos de privacidad que solicita la UE.
Para Noyb, la asociación que dirige el activista Schrems, lo aprobado ahora es “una copia” de los dos pactos precedentes. Y por eso anuncia que ya tiene listas 2varias opciones procesales para llevar el nuevo pacto frente al TJUE”. “Esperamos que el nuevo sistema sea aplicado por las primeras empresas en los próximos meses, lo que va a abrir la vía a la impugnación por la parte de una persona cuyos datos se trasfieran en razón del nuevo instrumento. No es poco probable que una impugnación llegue al TJUE a fines de dos mil veintitres o principios de 2024″, presagia.
Santander (España), 1985. Después de obtener su licenciatura en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, decidió enfocarse en el cine y se matriculó en un programa de posgrado en crítica cinematográfica.
Sin, embargo, su pasión por las criptomonedas le llevó a dedicarse al mundo de las finanzas. Le encanta ver películas en su tiempo libre y es un gran admirador del cine clásico. En cuanto a sus gustos personales, es un gran fanático del fútbol y es seguidor del Real Madrid. Además, ha sido voluntario en varias organizaciones benéficas que trabajan con niños.