La start-up de España QuickSmile
se ha transformado en la primera marca de su segmento en adquirir un compromiso firme con el impacto ambiental que produce su negocio,
basado en la producción de alineadores invisibles fabricados desde materiales plásticos. Para compensar su huella plástica, la compañía se ha
comprometido a recoger todos los años mil doscientos Kg de restos plásticos del Mediterráneo.

Esta actividad se hará en el marco del pacto alcanzado con la compañía de emprendimiento social Gravity Wave, con la que cooperará en el
proyecto ‘Plastic Free Oceans’, dedicado a adecentar de plástico este mar que baña la costa oriental de España.

«No podemos dejar de usar el plástico para fabricar nuestros alineadores, mas sí podemos adoptar una actitud responsable e procurar aportar un
impacto positivo equivalente al planeta. Esto es lo que pretendemos con nuestra resolución de recoger cada mes cien Kg de restos plásticos del
Mediterráneo, con lo que compensaremos nuestra producción de férulas invisibles. Y además de esto, como vanguardistas en esta iniciativa en el campo,
aguardamos ser ejemplo e inspiración para otras marcas», mantiene el doctor Manuel Poveda, cofundador y directivo clínico de QuickSmile.

El plástico de la ortodoncia invisible, por ley, ha de ser plástico virgen. Para su fabricación generalmente se usan termoplásticos, que son
polímeros plásticos que se ablandan al calentarse, lo que deja darles la manera deseada, y se endurecen al enfriarse.

En el caso de QuickSmile, sus alineadores son de polietileno, por su resistencia al impacto y a la corrosión, por ser biológicamente inerte y no
degradable en el organismo, y pues puede ser derretido y moldeado nuevamente para darle otra forma, lo que quiere decir que es simple de reciclar y
volver a usar.

«Desde nuestros comienzos hemos querido ser coherentes con el hecho de ser parte de un campo que requiere un uso intensivo del plástico y
comprometernos con un uso más responsable. La primordial marca de referencia del campo emplea el poliuretano, una resina termoestable formada por dos
partes mezcladas entre sí que, una vez fusionadas, no se pueden separar, lo que desea decir que el material no puede ser derretido ni rehabilitado. Sin
embargo, nuestros alineadores, fabricados con PET-G (Polietileno de Tereftalato – Glicol), pueden derretirse y pasar al circuito de economía circular
para dar a ese material plástico una segunda vida», mantiene César Moreno, CEO y cofundador de QuickSmile.

El gran reto: crear un sistema de recogida y reciclaje de alineadores desechados

Como una parte de su compromiso con la sostenibilidad, la compañía se ha propuesto hacer una tarea divulgativa para informar y mentalizar a
clínicas bucales y pacientes sobre la relevancia de efectuar un adecuado reciclaje de los alineadores invisibles, que al ser restos de origen
sanitario han de ser recogidos y tratados en centros especializados.

Su gran reto de futuro, en el que ya trabajan, es la implantación de un sistema sólido de recogida de los alineadores desechados, por medio de
las clínicas bucales que trabajan con su marca, a fin de que vayan a parar a un gestor experto en este género de restos que pueda darles una segunda
vida de la manera más directa posible.

Además, QuickSmile decidió contratar como distribuidor de electricidad para sus instalaciones a Gesternova Energía, que solo ofrece suministro de energía
procedente de fuentes cien% renovables. Por tanto, toda la energía que usan para fabricar los alineadores invisibles por medio de sus avanzadas
máquinas de impresión 3D y para hacer su actividad empresarial es energía verde.

La compañía, con sede en Madrid, da servicio a más de quinientos clínicas de toda España, y ha duplicado su volumen de tratamientos un año tras otro desde su
nacimiento, en dos mil diecinueve.