El informe que muestra la salud del emprendimiento innovador de nuestro país —y que ha contado con la participación de Carme Artigas, secretaria de
Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial—, vuelve a la carga. Y es que el Global Entrepreneurship Monitor, o lo que es lo mismo, el estudio
GEM España 2022-2023 —cuya muestra abarca a 36.000 personas de entre 18 y 64 años de todo el territorio— acaba de presentarse con el buen diagnóstico
de la recuperación de la actividad emprendedora reciente (TEA) a los niveles previos de la pandemia. “Un resultado que es espejo del
espíritu emprendedor innovador que tenemos en nuestro país y que, sin duda, ya es admirado también desde el exterior por el talento del que sirve”,
explica José Bayón, CEO de ENISA.

Así las cosas, desde GEM advierten que las motivaciones para emprender en España “siguen siendo poco ambiciosas y se han visto
afectadas negativamente por los años de pandemia”, tal y como remarcó Nuria Calvo Babío, directora técnica del proyecto GEM, en el Auditorio de la
Fundación MAPFRE. También se destaca que mujeres y hombres, sin importar si su nivel de ingresos es bajo o alto, se lanzan a emprender por
igual.

“Eso sí, la edad es un factor que ha variado, ya que emprenden personas con más edad y cualificación”, recalcó Calvo.
Algo que, de no cambiar, nos pondrá en seria desventaja. “Si no crece en el futuro el número de emprendedores y emprendedoras jóvenes,
seguiremos manteniendo un perfil de emprendimiento envejecido
y, por lo tanto, gozaremos de menos recorrido temporal que los países de
referencia”.

A este respecto, el informe, apoyado por ENISA, resalta dos escenarios. El primero señala que en 2022 el 6 % de la población española adulta
estaba arrancando un nuevo proyecto de negocio de menos de tres años y medio de vida
(un porcentaje similar al de 2019) antes de la crisis
sanitaria y la invasión de Ucrania. El segundo apunta que el porcentaje de quienes tienen intención de emprender en los próximos tres años, un
9,4 %, es el más alto desde 2012.
“Esto confirma un crecimiento de la actividad emprendedora similar al vivido tras la crisis financiera de
2008”, añade Bayón.

Sin embargo, en comparación con los 48 países evaluados, España se posiciona entre aquéllos en los que se perciben peores condiciones de
entorno para emprender
, aunque mantiene un nivel medio de innovación, un posicionamiento similar al de Italia. El equipo
experto del panel nacional del GEM valora, al mismo nivel que sus homólogos europeos, la existencia y acceso a las infraestructuras físicas y de
servicios, así como la educación emprendedora, condiciones que se destacan como las que más favorecen la actividad emprendedora en este país.

Un vaso que, para Ana Fernández Laviada, presidenta del Observatorio del Emprendimiento de España, está medio lleno.
“La actividad emprendedora en España es menor, pero más resistente que la de otros países, con las tasas de cierre más bajas de su grupo de
países de referencia.
Aunque sigue a la cola de sus países de referencia (países con ingresos altos) en la tasa de emprendimiento reciente
(TEA), el porcentaje de cierres de empresas en España es el más bajo de su grupo, consolidando a este país como un entorno favorable
para la supervivencia de las iniciativas emprendedoras”.

Las mayores tasas de emprendimiento se producen en los niveles educativos superiores. En 2022, el 11 % de las personas con estudios
universitarios afirma que está pensando en emprender en los próximos tres años; un 9 % lo está haciendo y otro 9 % está a cargo de empresas
consolidadas de más de tres años y medio de vida. Además, entre quienes han superado un máster o un doctorado, el porcentaje de emprendedoras es
sensiblemente superior al de los hombres, especialmente en la etapa de emprendimiento reciente (TEA). Esto es un claro indicador de la vocación
emprendedora de las mujeres de alta cualificación educativa en España
. La percepción de tener conocimientos específicos para emprender también
aumenta entre los emprendedores respecto al año anterior, reflejo del esfuerzo que han hecho las instituciones educativas de este país para ofrecer
programas específicos de formación en emprendimiento en los últimos años.

En España, el nivel de renta no es un condicionante para emprender, ya que no predominan emprendedores o emprendedoras con rentas superiores a
la media
. En 2022 quienes han emprendido lo han hecho arrancando sus proyectos con menos capital que en años anteriores. Seis de cada diez
proyectos de negocio han necesitado un capital semilla menor de 30.000 euros, lo que refleja la escasa envergadura de las iniciativas, aunque, al mismo
tiempo, facilita su financiación.

Siete de cada diez personas emprendedoras inician su negocio en el sector de los servicios (al consumidor y a otras empresas), si bien
en los últimos años ha crecido el porcentaje de los que lo hacen ofreciendo servicios a otras empresas, algo que fortalece el tejido empresarial de
nuestro país.

Sube el nivel tecnológico de la actividad emprendedora. En los últimos tres años ha ido creciendo el nivel tecnológico de las
iniciativas emprendedoras recientes (TEA) y consolidadas. Una de cada diez iniciativas emprendedoras se califica como de nivel tecnológico medio o
alto, un porcentaje que se duplica si quienes emprenden tienen un nivel educativo universitario o superior. En 2022 el sector de servicios a
empresas (B2B) se consolida como nicho de iniciativas emprendedoras de nivel tecnológico medio-alto
.

Sube la capacidad innovadora de las iniciativas recientes (TEA) en todos los sectores productivos. Innovan más las iniciativas con
mayor número de plantilla y las iniciativas no familiares, aunque este año, una de cada cuatro iniciativas recientes (TEA) con una estructura de
propiedad y/o administración familiar ofrece nuevos productos y procesos al mercado, un porcentaje que duplica el de las iniciativas consolidadas.

La digitalización de los procesos comerciales varía a lo largo del proceso emprendedor. La planificación y capacidad de
reacción también cambia en función de la edad y el nivel educativo de los emprendedores
. La planificación de la comercialización digital desde
antes de la pandemia ha sido más habitual entre las iniciativas emprendedoras consolidadas, especialmente en el sector de servicios a empresas y
liderada por emprendedores con mayor nivel educativo y más edad. La adopción y mejora de tecnologías digitales, como consecuencia de
la pandemia, ha sido mayor entre las iniciativas recientes lideradas por emprendimiento más joven. La juventud es más proclive a reaccionar ante
situaciones imprevistas, pero el emprendimiento sénior es más proclive a planificar con antelación.

Crece la capacidad de internacionalización de las iniciativas recientes (TEA) en un 5 %, pudiendo calificarse de born-global,
con un rango de exportaciones que supera el 75 %. Las iniciativas consolidadas van incrementando, poco a poco, su capacidad de internacionalización y
es previsible que en los próximos años aumenten su orientación hacia mercados internacionales.

Aumenta la coherencia entre la orientación estratégica hacia la sostenibilidad de las iniciativas emprendedoras y su implantación efectiva a
través de prácticas empresariales concretas.
Las mujeres emprendedoras siguen siendo algo más proclives a priorizar el impacto social y
medioambiental de sus iniciativas emprendedoras que los hombres, un comportamiento que también cambia en función de su CC. AA. de procedencia.

En resumen, según Fernández Laviada, los datos de 2022 nos revelan que “a pesar de percibir menos oportunidades que en años anteriores y tener
miedo al fracaso, aumenta ligeramente la actividad emprendedora.
En España emprendemos con más edad y la capacidad de innovación,
digitalización e internacionalización está ligada a un nivel educativo que cada vez es más alto. Quienes emprenden en España son resistentes al cierre,
son fieles a su plantilla, cuentan con compromiso social y medioambiental y demandan mejores condiciones del entorno para emprender”.