El arte culinario corre por las venas de la argentina Marina ‘Nina’ Secco (cincuenta y seis), la dueña de Cafetería Cassis. Alrededor de los años cuarenta, su familia paterna, procedente de Italia y de vocación chocolatera, llegó en Bariloche, al sur de Argentina. Por el lado materno, su abuela -que nació en Valdivia, al sur de Chile- se fue pequeñísima a Bariloche. También era una chef eximia. “Eran de hacer el dulce de leche arriba de la cocina a leña”, recuerda Marina.
Todo se edificaba ambiente a los aromas, del hogar y la tradición. De solo pensarlo, a Marina se le eriza la piel. “Ni siquiera recuerdo a qué edad empecé a cocinar pues siempre y en toda circunstancia estuvo en mi ADN. No podría decirte en qué momento, mas sí recuerdo hacer tortas desde muy muchacha. Todo era en función a la cocina, a los buenos sabores. Sobretodo de los chocolates pues somos chocolateros de corazón”, cuenta a Forbes desde el Refugio Cassis situado en la Avenida Isidora Goyenechea.
Durante las vacaciones familiares del ’96 viajó a Pucón, en la Región de La Araucanía . “Con mi marido y mis hijos nos enamoramos. Fue una aventura, pues hace veintiseis años atrás era otro Pucón”. Tras separarse y ya establecida en el sur de Chile, comenzó Cassis.
“Quería edificar algo propio, que tuviera la propia identidad de lo que tengo en el corazón. ¿De qué forma se plasma esto? Me preguntaba. Y bueno, me afirmé ‘vamos a ver dónde llega’. Soy una persona que le agradan muchos los cambios. Los cambios dan miradas diferentes y tengo un ánima intranquiliza. Voy continuamente buscando de qué forma mejorar”, afirma.
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Enseñar oficio, una cadena de favores
El objetivo fue plasmándose poquito a poco en ser el fruto de la Patagonia. Secco partió como chocolatería desde su casa, mas poquito a poco los clientes del servicio de Pucón le fueron pidiendo más.
“No hay nada de mi negocio que no sepa hacer. Desde la parte administrativa, hasta las cocinas, la repostería y la chocolatería. Mi papá me enseñó desde muy muchacha que para saber trasmitir oficio, hay que saber de qué hablamos. No se puede trasmitir sin conocimiento. Y conforme fue medrando el negocio, fui armando las cartas gastronómicas desde cero. Ha sido una construcción de Cassis el educar oficio”, explica.
“Cassis es la construcción de muchas mujeres y hombres. Lo que se edifica no se hace solo. Y los proyectos salen adelante pues asimismo alguien confía en lo que haces. Eso debe ver con el amor y la pasión que uno le pone a las cosas”.
Sus tratabajadoras y trabajadores no necesariamente tienen título profesional o técnico. Marina Secco ha ido transmitiendo el oficio chocolatero y repostero, del mismo modo que lo hicieron sus abuelas y abuelos. “Yo les enseño y , a su vez, le enseñan oficio a otras y a mí. Es una cadena de favores”.
Casos así en Cassis hay múltiples. Como Carmen, quien partió cuidando a los hijos de ‘Nina’ y después estuvo dieciocho años liderando la sección de kuchenes y tartas de Cassis, hasta jubilar. O Evelyn, quien llegó con el talento de cocinar rico, y hoy es la que lidera el área de Innovación y Desarrollo. “Ahora hace un curso de repostería consciente. Otra muchacha empezó haciendo el aseo, prosiguió en la sala de hornos y ahora hace todas y cada una de las galletas. No es preciso tener un título profesional. Cuando entregas amor, pasión y alguien lo puede y desea tomar, tiene un oficio para la vida”.
Añade que “cada humano es el propio autor de su forma de vivir la vida. Las restricciones están únicamente en la cabeza. Somos infinitos. Siempre podemos más. A las chicas continuamente les pido propuestas a fin de que reluzcan. La gente debe relucir. Tenemos que poder producir algo diferente, hacer relucir a la gente que trabaja con uno. Triplicar nuestros conocimientos”.
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A medida que fue medrando el éxito de Cassis, la opción de empujar un negocio alén de la temporada veraniega abrió las puertas para mirar nuevos lugares. Así, Secco decidió abrir el segundo ‘refugio’ en el Mall Portal Temuco, por medio de la venta de franquicias. “Costó y no fue tan simple, mas codo a codo con Felipe Grüebler, mi primer franquiciado, fuimos produciendo la relación con el cliente”.
A la data ya cuenta con diecinueve ‘refugios’ repartidos entre Temuco, Concepción, Puerto Varas, Los Ángeles, Valdivia, Osorno y Santiago. ¿Un sueño? “Me encantaría ver a Cassis en Perú o Argentina. Estamos hablando, examinando. Aún hay que ver, mas es algo a futuro. La expansión en Chile está considerablemente más próxima, como en Chicureo, Concón y Frutillar”, adelanta.
Por el instante, Cassis se halla en introspección, buscando nuevos productos para dar a los clientes del servicio a lo largo del territorio. “Estamos lanzando una carta vegana y avanzando en la capacitación de una cocina consciente. Queremos migrar a una repostería con salud. Que sea rica en fibra. Que no pierda su sabor, mas sí que vaya acompañada de cosas más saludables. Estamos migrando a poder incluir más opciones de nutrición. Yo soy inclusiva en todos y cada uno de los campos de mi vida. El planeta está abierto, y si hay una propuesta, entonces veamos de qué se trata. No hay condicionamiento”.
“No hay nada de mi negocio que no sepa hacer. Desde la parte administrativa, hasta las cocinas, la repostería y la chocolatería. Mi papá me enseñó desde muy muchacha que para saber trasmitir oficio, hay que saber de qué hablamos. No se puede trasmitir sin conocimiento”.
Marina Secco, dueña del Café Cassis.
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Rosario (Argentina), 1995. Graduada en la Universidad de Buenos Aires, donde estudió Comunicación Social y se especializó en periodismo económico. Actualmente trabaja en como editora de finanzas y negocios, cubriendo noticias y tendencias sobre la economía del mundo hispano. En su tiempo libre, a Camila le gusta leer sobre temas de inversión y finanzas personales, y disfruta de los videojuegos y de tocar la guitarra.