Cuando charlamos de volatilidad hacemos referencia al conjunto de las fluctuaciones que se generan en los costos de los activos financieros como en las diferentes variables económicas.

Se trata de un fenómeno de alta dificultad, resultado de la confluencia de diferentes factores y, asimismo, con consecuencias de diferente naturaleza. Comprender las peculiaridades que la caracterizan y determinan se torna esencial en la medida en que nos deja adelantarnos a los cambios y contestar de una manera más eficiente ya antes los retos. Eso no es diferente en el contexto de los bancos centrales, mas, ¿de qué modo les afecta a estos la volatilidad?

La aparición de fluctuaciones viene determinada por diferentes géneros de factores y, cada uno de ellos de ellos presenta unas ramificaciones concretas en los mercados. Algunos de los más frecuentes son:

Variaciones en las Tasas de Interés: Las resoluciones que toman a este respecto los bancos centrales, como la perturbación de las esperanzas de dichas tasas pueden repercutir de una manera significativo en los mercados financieros en forma de volatilidad

Factores de naturaleza geopolítica: El surgimiento de tensiones o enfrentamientos entre zonas, como la presencia de enfrentamientos comerciales de alto calado, pueden derivar en un tiempo de inseguridad, actuando como resortes de volatilidad.

Oscilaciones en los mercados de materias primas. Las alteraciones en los costos del petróleo o el oro pueden ejercer un efecto de desestabilización, especialmente si charlamos de países y zonas dependientes de la exportación de dichas materias primas o productos derivados de estas.

Eventos coyunturales y crisis: La irrupción de acontencimientos imprevisibles como, por poner un ejemplo, desastres naturales o crisis económicas pueden ser la mecha que abre paso a nuevas turbulencias y que, en último término, se traducen en forma de volatilidad.

La aparición de nuevas volatilidades produce un impacto en los mercados financieros con consecuencias aproximadamente tangibles como, por ejemplo:

Riesgo de que se generen pérdidas potenciales para los inversores. Con la volatilidad se acrecientan las posibilidades de que se registren pérdidas ya que los activos, a partir de ella, experimentan movimientos notables.

Oportunidades y peligros en el campo del trading: Las consecuencias de la volatilidad no han de ser negativas necesariamente. De hecho, puede implicar ocasiones para aquellos traders profesionales que desean intentar conseguir algún género de rentabilidad de los movimientos del mercado. Sin embargo, el trader de CFD debe tomar en consideración que esas ocasiones potenciales asimismo representan un esencial nivel de peligros. Sobre todo, al tomar en consideración las peculiaridades de herramientas como el apalancamiento. Será de vital relevancia un buen planteamiento basada en conocimientos sólidos y en una buena administración del peligro asociado.

Tasaciones más inexactas: La variabilidad de los costos implica mayores dificultades en el momento de hacer valoraciones precisas de los activos financieros. Esto puede llevar a nuevas limitaciones en los procesos de toma de resoluciones y estrategias de financiación.

Como podemos ver, la volatilidad financiera representa, de forma ineludible, la asunción de retos por la parte de las bancas centrales por ser las instituciones que trabajan para asegurar la estabilidad financiera y monetaria. A su vez, dichos retos, implican la aparición de determinadas vulnerabilidades dentro del sistema de finanzas y pueden poner en el punto de atención la eficiencia de las políticas monetarias.

La introducción de complejidades en la formulación y aplicación de políticas monetarias adaptadas forma uno de los primordiales centros de gravedad. La sucesión de fluctuaciones radicales en los mercados va acompañada a nuevos picos de inseguridad que obstaculizan la definición y administración de las esperanzas inflacionarias. Por otra parte, la oscilación de las tasas de interés puede traducirse en trabas en el momento de delimitar tasas de referencia estables por la parte de la banca central.

Por último, las restricciones en concepto de anticipación-reacción ponen en alerta las capacidades de la banca central para afianzar una política monetaria consistente. A esto debemos sumar asimismo que la volatilidad de las clases de cambio puede suponer una pérdida de competitividad de la moneda en los mercados internacionales, lo que puede añadir inconvenientes auxiliares para los procedimientos de control inflacionario.

La proliferación de la volatilidad puede provocar inseguridad en los mercados y, en el peor caso, una fiebre de pavor. Cuando se generan esta clase de situaciones, pueden llegar a producirse retiradas masivas de depósitos lo que puede llevar a acentuar aún más la inestabilidad.

Además, se genera un peligro añadido e tácito en la interconexión que existe entre las instituciones financieras y los mercados. Cuando se genera un impacto en un segmento del sistema de finanzas puede generarse una propagación que extienda las consecuencias a otros segmentos con un efecto dominó. En este sentido, resulta esencial que las bancas centrales estén alarma frente a la inminente posibilidad de que se genere una crisis sistémica y deben contar con los recursos para intervenir y asegurar la estabilidad financiera.

Por otra parte, la volatilidad en los mercados de activos puede suponer una oscilación significativa en el valor de los activos de los bancos lo que asimismo tiene consecuencias en sus cómputos y su firmeza. En esta clase de contextos, la implementación de medidas regulativas y de supervisión complementarias es esencial para asegurar la sostenibilidad del campo bancario.