Emprender implica múltiples cosas y una de ellas es tener una visión diferente al común de la gente. De eso se trata la mirada emprendedora

Allí donde la mayor parte ve una complejidad, el emprendedor ve una ocasión.

En el sitio donde todos ven inconvenientes, el emprendedor halla soluciones.

Donde la multitud tiene dudas, el emprendedor encuentra contestaciones.

Los emprendedores no son seres expepcionales, ni  tienen capacidades singulares ni son superhéroes, ni extraños, ni exóticos; sencillamente tienen una visión y una actitud positiva en frente de las hechos y las cosas.

Algunos nacen con la capacidad de ver el lado positivo en cualquier situación, mas pueden perderla. La mayoría puede desarrollar esa capacidad aun cuando hayan nacido sin ella. Unos y otros dependen de lo mismo: ejercitación y práctica incesante de la actitud positiva. Los que la traen la mirada desde la cuna para preservarla y los que no, para desarrollarla.

Dice el refrán que todo depende del cristal con que se mire y la mirada emprendedora usa los lentes de la positividad.

Les dejo un viejo cuento árabe que nos puede asistir a entender la relevancia de ser positivo:

“Un oasis llega un joven, toma agua, se asea y pregunta a un viejecito que se encontraba descansando: ¿qué clase de personas hay aquí?

El anciano le pregunta: “¿qué clase de personas había en el lugar de donde tu vienes?”.

“Oh, un grupo de egoístas y malvados” contestó el joven. “Estoy encantado de haberme ido de allí”.

A lo que el anciano comentó: “Lo mismo habrás de encontrar aquí.”
Ese mismo día, otro joven se aproximó a tomar agua al oasis, y viendo al anciano, preguntó: ¿qué clase de personas viven en este sitio?

El viejo respondió con exactamente la misma pregunta: ¿qué clase de personas viven en el sitio de donde vienes?

“Un magnífico grupo de personas, honestas amigables, hospitalarias, me duele mucho haberlas dejado”.

“Lo mismo encontrarás tu aquí”, respondió el anciano.
Un hombre que había escuchado las dos conversaciones le preguntó al viejo: “¿Cómo es posible dar dos respuestas tan diferentes a la misma pregunta?”.

A lo que el viejo contestó: “Cada uno lleva en su corazón el medio ambiente donde vive. Aquel que no encontró nada bueno en los lugares donde estuvo no podrá encontrar otra cosa aquí. Aquél que encontró amigos allá, podrá encontrar amigos acá”.

Feliz semana, felices emprendimientos, feliz vida para todos.

Marcelo Berenstein

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