Iñaki Berenguer es un líder de las ‘startups’. Lo que toca se transforma en oro. Fundó Pixable, Contactive y Coverwallet, firmas adquiridas después por multinacionales a golpe de talonario. Ganó dinero y se transformó en un inversor de referencia que ahora se ha embarcado en un proyecto muy atractivo. Ha lanzado, al lado de su asociado Amol Sarva, el fondo LifeX Ventures, que invierte en empresas para «alargar la vida de las personas y del planeta». «La esperanza de vida se puede prolongar 20 años con los instrumentos adecuados», narra a EL ESPAÑOL.
Suena presuntuoso y futurista, mas su relato persuade. El fondo ya ha colectado la friolera de cien millones de euros, y entre los seducidos por este ingeniero de telecomunicaciones de Muro de Alcoi (Alicante) se halla el dueño de la mayor empresa valenciana, Juan Roig. Según ha podido saber este periódico, Berenguer expuso personalmente su iniciativa al presidente de Mercadona, que decidió sumarse en el fondo por medio de su firma inversora, Angels Capital.
Hasta la data, LifeX ha invertido en 12 firmas. Nueve son reservados, y las conocidas suenan a ciencia ficción. Cortical Labs, una de ellas, crea neuronas, cerebros artificiales con un doble propósito: substituir a los superordenadores de inteligencia artificial y permitir la experimentación para luchar contra las enfermedades como el párkinson o el alzhéimer. Onc AI, por su lado, usa la inteligencia artificial para identificar a los pacientes de cáncer en los que van a funcionar las terapias CAR-T, cuyo costo es muy elevado y su porcentaje actual de éxito es de solo el treinta%.
«Invertimos en LifeX Ventures porque la lidera Iñaki Berenguer, un emprendedor valenciano que se ha hecho a sí mismo y es un ejemplo a seguir», manifestó Angels en el comunicado en el que comunicó su participación. En exactamente el mismo especificó que, en sentido opuesto, «Iñaki ya ha invertido a título personal en startups impulsadas en Marina de Empresas» -el polo de capacitación y emprendimiento de Juan Roig-.
Pese a que existen inversores con un peso mayor al de Roig en este nuevo fondo, se trata del semblante empresarial más conocido de entre aquéllos que respaldan la iniciativa. Angels no hizo pública la cantidad, mas se trata de una cuantía relevante.
El dinero del empresario valenciano es parte integrante de los 100 millones recaudados para «impulsar entre 30 y 45 tecnológicas de EEUU y Europa». «Tenemos una gran flexibilidad, podemos invertir desde 150.000 euros en pequeños proyectos hasta un máximo de 12 millones de euros en una única empresa», explica Berenguer.
«La misma tecnología de inteligencia artificial que optimiza lo que te muestra Instagram se puede utilizar para diseñar la próxima terapia médica para curarte o para minimizar el consumo de energía de tu cargador de coche«, especifica el inversor.
Por el instante, conforme añade, están tomando ventaja los proyectos dedicados a la salud, a «extender la vida de las personas». De entrada, el planteamiento puede parecer elitista, el de impulsar avances solo al alcance de los más adinerados. «Pero es justo al contrario, el grueso de los proyectos contribuyen a democratizar los nuevos avances», asegura.
«En la actualidad, el 10% los más ricos -que es un porcentaje bastante amplio, no un 1% de multimillonarios- tiene una esperanza de vida de 13 años más. Y la razón no es que tengan acceso a tratamientos vanguardistas o terapias revolucionarias. Lo que ocurre es que disponen de una atención más personalizada, que se les monitoriza y revisa con mayor frecuencia, o que recurren a segundas opiniones de las que carecen las clases más bajas», expone.
Invertimos en LifeX Ventures pues la lidera Iñaki Berenguer, un emprendedor valenciano que se ha hecho a sí mismo y es un caso a seguir
Para reducir esta brecha social, las compañías auspiciadas por LifeX Ventures «combinan dos cosas: la aceleración de la innovación, acortando y abaratando los procesos de innovación en salud; y la aceleración de su adopción y puesta en marcha para que lleguen a la población». «La tecnología facilitará el acceso a la sanidad personalizada», presagia.
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«Biología sintética»
Berenguer pone ejemplos al respecto: «Hace una década los medicamentos solo se examinaban mediante la ‘prueba error’. Ahora, en lugar de ser probados directamente en animales, se puede recurrir a la biología sintética para estimar previamente qué resultado tendrá y llegar a la prueba en animales con muchas más certezas».
El de Cortical Labs es un caso significativo. Se trata de una iniciativa que ha llevado a la práctica la investigación que mereció el Premio Nobel de Medicina del doctor nipón Shinya Yamanaka, impulsor de la reprogramación celular que deja transformar células en neuronas. Esta empresa ha llegado a producir «organoides», una especie de cerebros de neuronas creadas desde otras células capaces de jugar al popular juego Pong.
La pretensión de la firma es doble. Por un lado, plantea la creación de cerebros artificiales capaces de efectuar simulaciones de inteligencia artificial en pos de un notable ahorro energético y de capacidad informática, ya que un computador emplea mil veces más energía que un cerebro humano para efectuar simulaciones.
Por otro, desea dar contestación al inconveniente con el que se hallan las compañías farmacéuticas en el momento de probar los medicamentos para enfermedades que afectan a la capacidad cognitiva como el párkinson o el alzhéimer. «Con los organoides de Cortical Labs se pueden probar terapias sin tocar el cerebro humano, y esto va a permitir que las farmacéuticas experimenten más y mejor», explica Berenguer.
Por lo referente a Onc AI, se trata de la iniciativa de un especialista en inmunoterapia CAR-T, el tratamiento revolucionario contra el cáncer consistente en una costosa modificación genética de los leucocitos a fin de que ataquen las células cancerígenas. Se trata de una extracción de sangre para practicar esta modificación genética y reintroducirla en el paciente. «Una dosis puede costar 300.000 euros, y fracasa en el 70% de los casos», precisa el inversor.
La misma tecnología de inteligencia artificial que optima lo que te enseña Instagram se puede usar para diseñar la próxima terapia médica para sanarte o para disminuir al mínimo el consumo de energía de tu cargador de coche
El avance en el que trabaja esta empresa es, a través de inteligencia artificial, advertir anteriormente el treinta% de los pacientes en el que sí va a funcionar este tratamiento. «Conseguirlo supondría garantizar el éxito de este costoso tratamiento, destinando los recursos a aquellos pacientes en los que va a funcionar y, en consecuencia, salvando a más gente», expone. Algunos centros de salud públicos ya recurren a la inmunoterapia a pesar de su exorbitante coste y el elevado porcentaje de tratamientos ineficientes.
«Estos son dos ejemplos, pero hay muchas más iniciativas», agrega Berenguer. Tan solo abunda en una, sin citarla: «un proyecto para la automatización de cirugías que permita su democratización». «Si una máquina es capaz de clonar al cirujano, puede trabajar sin descanso en cualquier lugar del mundo, también allí donde no suelen estar estos profesionales cualificados», plantea.
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Los jalones de Berenguer
Iñaki impulsa su nuevo fondo tras una dilatada trayectoria en la que pasó de emprendedor a inversor. Ya había cumplido los treinta años cuando impulsó su primer enorme éxito. Tras más de una década entre postgrados, carreras y estudios en las mejores universidades estadounidenses y británicas, decidió crear una aplicación para editar y compartir fotografías en las incipientes redes sociales. Era el germen de Pixable. Algunos de sus vecinos de Muro de Alcoi pusieron dinero para los principios. Las ganancias de estos llegaron a multiplicar por 4 la inversión inicial.
El perfil de Berenguer era muy científico y académico. Existía el peligro de que se centrase en la investigación teorética sin impulsar proyectos prácticos. Pero, por último, la repercusión de su capacitación americana lo empujó cara el emprendimiento.
Berenguer completó la ingeniería de telecomunicaciones en Valencia, y cursó un máster y un doctorado con una beca de La Caixa en la Universidad de Cambridge en dos mil uno. Después consiguió una beca Fulbright para estar un par de años en la Universidad de Columbia.
En dos mil cinco, cuando terminó el doctorado, el jefe de su conjunto de investigación, que había sido un señalado emprendedor, derruyó sus renuencias al emprendimiento. Y, ya con el firme propósito de empezar una andanza empresarial, retornó a Estados Unidos para cursar un MBA en el reputado Massachusetts Institute of Technology (MIT) con una beca de la Fundación Rafael del Pino.
En dos mil ocho, las redes sociales comenzaban a ser un fenómeno de masas. El iPhone llevaba un año en el mercado. De pronto, la gente tenía una cámara de alta calidad en el bolsillo y un dispositivo conectado. ¿Por qué no crear una herramienta para administrar esas imágenes? Pixable, fundada al lado de su compañero del MIT Andrés Blank, lo fue. Agregaba las fotografías en una misma aplicación, las organizaba, las editaba…
En 9 meses colectaron los primeros cuatrocientos.000 dólares estadounidenses. Un compañero del MIT puso los primeros veinticinco, con un talón que forzó a crear oficialmente la sociedad para ingresar el montante en una cuenta.
Hace una década los fármacos solo se examinaban a través de la ‘prueba error’. Ahora, en vez de ser probados de manera directa en animales, se puede recurrir a la biología sintética
La primera aportación americana llegó en dos mil diez. El fondo Highland Capital y el de España Adeyemi Ajao (inversor de compañías como Cabify y cofundador de Tuenti) pusieron encima de la mesa dos,5 millones de dólares estadounidenses.
Durante años, convivieron con gigantes del campo que tenían relación con la fotografía: Facebook, Twitter, Dropbox… Muchos llamaron a la puerta para adquirirles. Corría el verano de dos mil doce. Al mismo tiempo, se interesaron Singtel y el operador nipón KDDI. Facebook terminaba de adquirir Instagram por mil millones de dólares estadounidenses.
Finalmente fue Singtel quien pagó treinta millones de dólares estadounidenses, en efectivo. Berenguer era el máximo accionista (si bien sin mantener el control) y consiguió una enorme plusvalía. Siempre le va a quedar la duda de si vendió demasiado pronto.
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De Pixable a Contactive
Con múltiples millones en el banco, su psique empezó a trabajar en otra idea. ¿Por qué no hacer algo semejante a Pixable mas con la información de contactos en la red? Quería añadir toda la información libre on-line sobre personas y negocios para identificar llamadas tanto en teléfonos fijos como en móviles. La empresa resultante fue Contactive, que contó, exactamente, con Singtel como accionista primordial.
El resultado fue una app para móviles y una herramienta distinguida para teléfonos fijos y centrales de empresas. Tenía una enorme utilidad para los profesionales de los departamentos de ventas, y consiguieron el certificado de gigantes tecnológicos como Cisco, Salesforce o ThinkingPhones. Les cobraban una comisión por usuario por explotar la herramienta.
La relación con los grandes tecnológicos volvió a despertar el interés de adquiere, y esta vez ocurrió todo considerablemente más veloz. ThinkingPhones fue quien se lanzó, por una cantidad que no fue revelada.
Con la operación, Berenguer se transformó en accionista de esta compañía. Si se quedaba hasta 3 años en exactamente la misma conseguía el máximo de las acciones pactadas, mas decidió marchar ya antes e empezar un tercer y asimismo triunfante proyecto.
Optó por el planeta de los seguros e impulsó Coverwallet en dos mil dieciseis, un broker con el que vender y administrar pólizas de grandes empresas aseguradoras por medio de internet y dirigidas solamente a empresas. Durante las primeras semanas ya habían conseguido dos millones de dólares estadounidenses de inversores en una ronda de capital semilla en Estados Unidos.
Llegó a colectar sesenta millones de dólares estadounidenses provenientes de USV, Foundation, Index Ventures, Two Sigma, Founder Collective, Hank Greenberg (AIG/Starr) y Highland. En dos mil veinte la compañía fue adquirida por Aon. En la actualidad tiene cerca de cuatrocientos empleados y centenares de miles de clientes del servicio.
Tras esta última venta, Berenguer se centró en la inversión, como había planeado anteriormente. Durante su trayectoria, ya antes del lanzamiento de LifeX Ventures, protagonizó triunfantes apuestas por compañías como Flywire (cotizada en el Nasdaq), Scaphold (comprada por Amazon), Clicars (tomada por Stellantis), Northern Biologics (adquirida por AstraZeneca), Bipi (comprada por Renault), Blink (adquirida por Groupon) o la popular Cabify, entre otras.
Su nutrido bagaje lo ha transformado en un prescriptor de inversiones capaz de cautivar a grandes empresarios como exactamente el mismo Juan Roig.
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