Las grandes compañías fabricantes de productos de gran consumo, abarcando desde alimentos hasta bebidas y productos de higiene, han estado incrementando considerablemente sus precios en los últimos dos años para compensar el aumento de sus costes y proteger sus márgenes. Sin embargo, con la disminución de las presiones inflacionistas, la caída en las ventas y el crecimiento de las marcas blancas, empresas como Nestlé, Danone, Unilever y Pepsi han comenzado a moderar o planean moderar las subidas de precios en 2024. Esta tendencia sugiere una posible relajación general de los precios en los supermercados a lo largo de este año.

Si bien no se espera una disminución de precios, estos aumentarán de manera más gradual. El presidente y CEO de Pepsico, Ramón Laguarta, mencionó recientemente que los precios se estabilizarán este año después de experimentar la primera caída en las ventas desde 2020 en el cuarto trimestre de 2023. En enero, la cadena francesa Carrefour dejó de vender productos de Pepsico debido a los incrementos «inaceptables» de precios.

El aumento de precios en la industria alimentaria comenzó a mediados de 2021, impulsado por el encarecimiento de las materias primas y los costes de transporte, intensificándose después de la invasión de Ucrania por parte de Rusia en febrero de 2022. Hasta mediados de 2023, los aumentos alcanzaron cifras de dos dígitos, impactando significativamente en los consumidores y disminuyendo hacia finales del año pasado.

En el caso de Unilever, los incrementos de precios se moderaron a principios del año pasado tras varios aumentos de dos dígitos en 2022. Durante 2023, la empresa aumentó los precios en un promedio del 7%, con una desaceleración significativa al final del año. Asimismo, Nestlé, el mayor fabricante de alimentos envasados de Europa, aumentó los precios en un 7,5% en 2023, con Europa liderando estos aumentos. Por su parte, Danone incrementó los precios en un 7% el año pasado, con una disminución del 0,4% en volumen de ventas.

El avance de las marcas blancas, que representa aproximadamente la mitad de la cesta de la compra en algunos países europeos, ha impactado en las marcas de fabricante. Empresas como Kraft Heinz han experimentado una disminución en las ventas debido a su escalada de precios, haciendo que más consumidores opten por marcas propias de la distribución debido a su competitividad en precio.