La negociación de las reglas fiscales podría por fin ir acercándose a su fin. Y una prueba irrebatible de eso es que ya asoman los objetivos numéricos mínimos en los ajustes fiscales que deberán aceptar todos y cada uno de los países. Se trata de una demanda y una línea roja de Alemania, que hasta el momento se había eludido plasmar en cualquier propuesta a fin de que esa discusión no bloqueara el resto de la negociación. La oferta que España ha puesto encima de la mesa en vistas a la sesión de ministros de Finanzas de este viernes (Ecofin) plantea una rebaja media de cuando menos el equivalente a un punto de PIB en el volumen de deuda de los países que cargan con mayores pasivos durante sus planes de ajustes, que se pueden alargar de 4 a 7 años. También apunta a que se va a fijar un propósito de déficit del uno con cinco% del PIB, sensiblemente bajo el límite máximo del tres% que marcan los tratados, para los países que no estén bajo ningún procedimiento de tutela de Bruselas, conforme la propuesta que el equipo que dirige la vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño.

Las cifras que ha planteado España, a quien le toca regular las negociaciones por encabezar el Consejo de la UE a lo largo de este trimestre, no son terminantes. Habrá que aguardar a la sesión que se festejará en Bruselas, en el llamado Ecofin, para poder ver si hay pacto y si estos números se confirman. No obstante, fuentes de la negociación apuntan que, cuando menos, las cantidades referentes a la rebaja de deuda están bastante asentadas, puesto que han sido muy debatidas en las últimas semanas. La reducción mínima de un punto en su pasivo para los países que tengan una deuda superior al noventa% del PIB fue puesta encima de la mesa por la parte de Berlín antes que la Comisión Europea lanzase su propuesta y fue muy mal recibida tanto por Bruselas como por los países más partidarios de la flexibilidad en las reglas (Francia, España, Italia o Portugal).

Pero Alemania no ha cejado en su empeño. Finalmente se habría alcanzado un punto de encuentro al incluir que esa rebaja mínima anual de un punto sea una media a lo largo del periodo de ajuste y, por consiguiente, pueda repartirse durante los años. Para los Estados con deudas que fluctúen entre el sesenta% y el noventa% del PIB, la rebaja deberá ser de medio punto. Fuentes de la negociación quitan hierro a estos objetivos con el razonamiento de que las simulaciones hechas para llegar a estos números apuntan que es una meta fácil de cumplir.

También ha sido clave a fin de que Alemania admita tocar las reglas fiscales que se fije un propósito de déficit en los presupuestos bajo el tres% al que apunta como encuentre máximo el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, nombre oficial de las reglas fiscales. Ese objetivo sería del uno con cinco% para los países “en circunstancias económicas normales”, esto es, que ya han cumplido con los planes de ajustes y, por consiguiente, se supone que están fuera de los procedimientos de corrección que contemplan las reglas para los países que superan los volúmenes de deuda y déficit contemplados en los tratados de la UE.

La reforma de las reglas fiscales que puso encima de la mesa la Comisión Europea, tras un largo discute entre Bruselas y los Estados miembro, se fundamentaba en un principio: planes de ajustes fiscales a la medida para los países más endeudados de 4 años con posibilidad de extender hasta 7 si el país concernido admitía hacer reformas e inversiones que aumentaran su potencial de desarrollo. Para delimitar esas rutas, Bruselas calcularía cuál es la sostenibilidad de la deuda del país y extraería una regla de gasto por la que los desembolsos estructurales (sin contar el gasto en intereses y partidas coyunturales como una parte del seguro de desempleo) presupuestarios no podrían superar los ingresos. Partiendo de este punto, la capital concernida y el Ejecutivo comunitario negociarían el contenido del plan y los compromisos para su extensión de 3 años más. El acuerdo habría de ser sancionado por el Consejo de la UE, o lo que es exactamente lo mismo, por los ministros de Finanzas en el Ecofin.

Límites a los trajes a medida

Ese principio se sostiene, mas la insistencia alemana ha introducido límites a esos trajes a la medida conforme se avanzaba en las negociaciones. Primero fue la imposibilidad de que las reformas y las inversiones pactadas se dejasen para el periodo final del ajuste y que los países que superaran el tres% del déficit en sus presupuestos anuales deberían recortarlo a una velocidad anual de, cuando menos, el cero con cinco%. Ahora han llegado estos objetivos mínimos de rebaja de deuda y el de déficit.

Sobre estas líneas generales discurrirán las negociaciones el jueves y el viernes próximos. Es probable que lleguen resistencias de Italia, que lleva semanas advirtiendo que las negociaciones se están escorando demasiado cara el lado alemán. No obstante, el boceto actual de los textos legales de la reforma contempla una de sus demandas: que en la primera ronda de los planes de ajuste se tenga presente para su extensión de 4 a 7 años los compromisos del plan de restauración de cada país, lo que facilita este paso sensiblemente.

Si por último hay fumata blanca, fuentes de la negociación señalan que va a haber un acuerdo político y no un pacto total sobre los textos legales. Esto no supone, de entrada, que vaya a haber más negociaciones, solo que ciertos países deberán remitir los documentos pactados a sus parlamentos ya antes de darles el visto bueno formal.

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