Erika, una joven licenciada en Literaturas Comparadas, pasó más de un año buscando empleo sin éxito a través de las oficinas del Servicio Público de Ocupación de Cataluña (SOC). Sin embargo, finalmente logró encontrar trabajo gracias a cursos subvencionados que realizaba Fomento del Trabajo, los cuales le proporcionaron las herramientas necesarias para mejorar su búsqueda de empleo. A pesar de su experiencia, Erika es solo uno de los muchos jóvenes que enfrentan dificultades para acceder al mercado laboral.

Según una investigación realizada por la Universidad de Girona, el 60,5% de los jóvenes ninis (jóvenes que ni estudian ni trabajan) lograron activarse seis meses después de su primer contacto con los servicios públicos de empleo. Aunque esta cifra podría interpretarse como un indicador positivo, el estudio revela que la mayoría de ellos lograron su activación por iniciativa propia o a través de otros canales de búsqueda de empleo, y no necesariamente por la intermediación de estos servicios.

La investigación, llevada a cabo en colaboración con el SEPE y varios servicios de empleo autonómicos en España, pone de manifiesto que existe una desconexión significativa entre los jóvenes ninis y las oficinas de empleo. De hecho, el 58,1% de los jóvenes encuestados afirmaron no haber recibido ninguna oferta de empleo ni formación por parte de los servicios públicos durante los primeros seis meses de inscripción, incumpliendo así los compromisos de España con Bruselas en cuanto a la intermediación laboral.

Esta desconexión se ve acentuada en las comunidades más pobladas, donde un alto porcentaje de ninis manifestó no haber recibido noticias de las oficinas de empleo de sus respectivos territorios. Por otro lado, en comunidades menos pobladas, los porcentajes se invirtieron, lo que evidencia la disparidad en la efectividad de los servicios públicos de empleo en diferentes entornos.

Desafíos en entornos rurales

El estudio también resalta los desafíos específicos que enfrentan los jóvenes que residen en zonas rurales. En estas áreas, el porcentaje de jóvenes que no fueron contactados por las oficinas de empleo se elevó al 62%, en comparación con el 51% de las áreas urbanas. Además, aquellos que habitan en entornos rurales reciben menos ofertas de formación, lo que dificulta aún más su acceso al mercado laboral.

La falta de oferta de formación acorde a las necesidades de las zonas rurales también se pone de manifiesto, lo cual representa un obstáculo adicional para los jóvenes que buscan empleo en sectores específicos, como la agricultura. Aunque se ha detectado este problema, se están implementando medidas correctivas, como la creación de centros de formación itinerantes en colaboración con la red pública de Institutos, para proporcionar soluciones adaptadas a las necesidades de estas áreas.

A pesar de los desafíos identificados, los servicios públicos de empleo están trabajando para mejorar su efectividad y acercarse a los jóvenes que aún no han logrado activarse laboralmente. La colaboración con otras entidades, así como la implementación de modelos de atención integral y la adecuación de las ofertas a las necesidades del mercado laboral, son pasos importantes en esta dirección.

En resumen, la inserción laboral de los jóvenes, en especial de aquellos que se encuentran en la categoría de ninis, sigue siendo un desafío en España. Sin embargo, existen iniciativas y medidas en marcha para mejorar la eficiencia de los servicios públicos de empleo y facilitar el acceso al mercado laboral de este colectivo.

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Mercedes Cruz Ocaña