El cuarenta% de los españoles asegura que logra ahorrar. Pero no a todos les supone exactamente el mismo esmero. Nadie discute, explica Luis Cerdá, maestro de finanzas de OBS Business School, que el nivel de ingresos resulta determinante: cuanto más alto, más sencillez. Sin embargo, este especialista apunta que el ahorro no solo depende de cuánto se gana, sino asimismo entran en juego factores como la generación a la que se pertenece. La relación con el dinero es diferente para aquellos que nacieron en la posguerra que para los que se incorporan al mercado de trabajo en nuestros días.

Cerdá agrega una tercera circunstancia que condiciona la manera de ahorrar, una aun más definitiva que las dos anteriores: el carácter. Ahorrar es un acto íntimo que está ligado a las emociones y la personalidad de cada individuo, resalta este especialista. “Nuestras decisiones financieras no son del todo racionales, participan en ellas nuestras pasiones y nuestros miedos; en definitiva, nuestra forma de sentir”. Así, va a haber quien por su forma de ser no consiga llevar unas finanzas ordenadas y, por ende, tenga contrariedades para ahorrar; o quien, por contra, sea tan disciplinado que logre reservar para su hucha la partida deseada, a pesar de los vaivenes de la vida.

Con todos estos factores y con la ayuda de los especialistas, se pueden identificar patrones en la manera de ahorrar que dibujen perfiles arquetípicos. En el Rincón del ahorrador presentaremos los 4 más habituales. En esta primera entrega, el protagonista es el más riguroso y voluntarioso de todos: el ahorrativo férreo.

El ahorrativo férreo ¿Quién es?

  • Conforma el conjunto de mayor edad y con más jubilados
  • El 66% de este conjunto no tiene ninguna pretensión de invertir sus ahorros

Sexo

51% mujeres

49% hombres

Nivel profesional

28% tiene titulación superior

40% jubilados

Ingresos

El cuarenta y siete% consigue ingresos de entre quince y veintisiete euros

Ahorro

El cincuenta y cinco% tiene menos de veinticinco euros ahorrados

Fuente: ‘Industrialización de Ahorrador a inversor’, de The Cocktail Analysis

Pocas cosas pueden hacer que el ahorrativo férreo se salga de su hábito de ahorro. Y, aun así, procuraría la forma de cumplir con su misión. Esto es posible por el hecho de que cuenta con una extraña cualidad: la voluntad de abandonar a gastos innecesarios para lograr sus objetivos. De pacto con el estudio De ahorrativo a inversor de la asesora The Cocktail Analysis de dos mil veintidos, este carácter está presente primordialmente en personas en plena madurez. “Por encima de los sesenta años”, asegura Cerdá.

Este segmento ha crecido en una situación diferente a la de las generaciones más jóvenes. “Han vivido una España en condiciones particulares, en donde ha habido escasez, por lo que han desarrollado un impulso por guardar capital”, explica Cerdá. La mayoría pertenece a la generación boomer, los nacidos entre mediados de los cuarenta y mediados de los sesenta; mas asimismo a la generación sigilosa, la precedente, de finales de finales de los veinte a mil novecientos cuarenta y cinco.

Otra de las razones que explican esta actitud frente al ahorro es que muchos de ellos alcanzarán próximamente la jubilación, explica Paco Lorente, especialista en conducta de consumidor y maestro en ESIC Business School. Ante esa perspectiva de bajada de ingresos motivada por el retiro, procuran ya antes fortalecer sus hábitos de ahorro para poder entonces complementar su pensión y sostener su nivel de vida.

Esta personalidad ahorrativa, de hormiguita, no es exclusiva de los mayores, asimismo puede ubicarse en otras franjas de edad, asegura Laura Núñez-Letamendia, maestra de Finanzas de IE University. En el Observatorio del Ahorro Familiar que dirige han contemplado que entre los adultos jóvenes el hábito del ahorro está más extendido en los mileniales (los nacidos entre mil novecientos ochenta y mil novecientos noventa y cinco) que en la generación de forma inmediata precedente, la Generación X (nacidos entre mediados de los sesenta hasta mil novecientos ochenta). Los mileniales se hallaron un mercado de trabajo diezmado por la crisis de dos mil ocho y sacudido después por la pandemia y, como ocurría con los que medraron en la posguerra, la escasez y la complejidad fortalecen la planificación financiera. Ahora, esa generación se halla en pleno proceso de formar una familia o de adquirir una residencia. Circunstancias que les empujan a ser lo más metódicos posibles en su ahorro.

Inversión para hacer medrar sus ahorros

La inversión es una forma de acrecentar los fondos que metódicamente ha guardado el ahorrativo férreo. Algo singularmente útil en tiempos de inflación, explica Lorente, en el que el dinero parado en una cuenta puede perder valor. No todas y cada una de las fórmulas de inversión, no obstante, sirven por igual para todos las clases de ahorrativos. Dos tercios de los férreos no tienen pretensión de emplear su dinero para invertir, conforme con el estudio de The Cocktail Analysis. Su primordial razonamiento es que ya se sienten muy mayores “para esas cosas”. Un tercio prefiere sostener sus ahorros en los depósitos bancarios “para tener un colchón” y una cuarta parte asegura tener temor a perder su capital por el hecho de que estima que son productos de inversión inseguros.

El ahorrativo férreo

La oración que define su relación con la inversión

Los productos de inversión ideales para el ahorrativo férreo

El ahorrativo de carácter tenaz y incesante tiende a recurrir a dos fórmulas cuando desea hacer medrar su capital: el depósito a plazo fijo, que deja conseguir una retribución tras dejar un dinero en una entidad a lo largo de un plazo determinado a un género de interés que se sostiene estable; o adquiriendo inmuebles para arrendar o revender. Lorente apunta que a este perfil de ahorrativo le cuesta confiar en lo nuevo, por lo que optan por productos más tradicionales.

Sin embargo, hay otros productos de inversión que, conforme los especialistas, podrían encajar en la personalidad del ahorrativo férreo para ampliar su capital sin aceptar grandes peligros y hacerlo de forma cómoda con la ayuda de su entidad.

Para aquellos que aún no se haya retirado, el plan de pensiones es uno de los productos que mejor se amolda a este perfil financiero. El ahorrativo puede hacer aportaciones puntuales o establecer el sistema de aportaciones periódicas que más se ajuste a su capacidad de ahorro. La entidad gestora del fondo de pensiones lo invertirá en aquellos activos financieros de conformidad con las condiciones de rentabilidad y peligro definidas en la política de inversión del plan.

Antonio Saiz, directivo de Oferta de Ahorro e Inversión de Banco Sabadell, resalta los beneficios de esta clase de inversión: ofrece la posibilidad de beneficiarse de una deducción fiscal anual, una administración de la mano de inversores profesionales, da flexibilidad en el momento de efectuar aportaciones o cobrar posibilidades y trabaja bajo supervisión de un organismo público como la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones, dependiente del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital.

Los planes de pensiones tienen la flexibilidad de ajustarse a cualquier perfil de peligro en una de sus modalidades. “Incluso si lo prefieres, existe una opción que en Banco Sabadell denominamos ciclo de vida, por la que te pueden ir reduciendo el nivel de riesgo a medida que se acerca la jubilación. Se trata de un plan en el que la inversión contempla una parte a renta fija y otra a variable, de manera que a medida que pasa el tiempo crece la primera en detrimento de la segunda, lo que va reduciendo el riesgo”, describe este especialista.

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Un seguro que marcha como vehículo de inversión

El seguro de ahorro es otro instrumento interesante para el ahorrativo férreo. En este producto, el inversor abona una cantidad ―denominada prima ― a una empresa aseguradora. Transcurrido el periodo fijado lo va a devolver así como sus intereses. La entidad acostumbra a invertir en activos financieros conservadores. En en caso de que muera ya antes el titular, además de esto, cuenta con una prestación económica sus adjudicatarios.

De entre los seguros de ahorro, Saiz resalta el plan ahorro, que marcha como una cuenta bancaria. Como es un producto de corte conservador, la entidad invierte en instrumentos segurísimos, como depósitos y bonos del Gobierno en un corto plazo, que dejan conseguir una rentabilidad.

El plan ahorro tiene el beneficio de que es absolutamente líquido, lo que desea decir que el titular puede salirse y recobrar su inversión cualquier instante. “Cuando se invierte en un plan ahorro de este tipo, periódicamente informan al cliente del tipo de interés que se aplicará el siguiente trimestre o semestre. El capital siempre está asegurado, de ahí que es similar a una cuenta corriente”, agrega. En este producto, explica Saiz, se cumple la máxima de la inversión, cuanta más seguridad, menor va a ser el retorno.

Mercedes Cruz Ocaña