El ministro saudí de Energia, Abdulaziz bin Salmán, este domingo a su llegada a la reunión en Viena.
El ministro saudita de Energia, Abdulaziz bin Salmán, este domingo a su llegada a la asamblea en Viena.LEONHARD FOEGER (REUTERS)

El mayor exportador de crudo del planeta y líder de hecho de la versión ampliada de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP+) mueve ficha. Arabia Saudí ha anunciado este domingo que retirará del mercado un millón de barriles diarios —el 1% de la producción global y cerca del diez% de sus bombeos— para intentar estabilizar la cotización de esta materia prima, aún dominante en la matriz energética mundial y esencial para su salud económica. Es el mayor recorte saudita en un par de años.

El movimiento, que va a aumentar la cuota de Emiratos Árabes Unidos y de ciertos de sus asociados africanos en el cartel, los que con más fiereza se oponían a un recorte extendido de producción y los que cuentan con menos margen para maniobrar, tiene como propósito situar el costo del crudo de nuevo por sobre los ochenta dólares americanos por barril, el umbral que —según el Fondo Monetario Internacional (FMI)— el Reino del Desierto precisa para estabilizar su presupuesto y financiar sus megalómanas inversiones. A cierre del viernes, el crudo brent (el de referencia en Europa) cotizaba a setenta y seis dólares americanos, lejos de los cien de hace un año.

“Reduciremos [nuestra producción] en un millón de barriles diarios a partir de julio”, ha afirmado el ministro saudita de Energía, Abdelaziz bin Salmán, tras la asamblea del cartel, festejada en Viena. La delegación saudita se ha esforzado en dejar bien claro que se trata de un recorte “voluntario” y que se aúna a los ya anunciados en los últimos meses, por un total de tres con seis millones de barriles y con vencimiento a fines de año. “Queríamos ponerle la guinda al pastel, siempre con suspense: no queremos que se puedan predecir nuestros movimientos”, ha agregado Bin Salmán. “Hay que estabilizar el mercado”.

Riad ha sido el único de los veintitres países de la OPEP+ (trece de la OPEP original, Rusia y otros 9 asociados auxiliares) que se ha mostrado este domingo presto a cerrar el grifo petrolero, un camino que va a tomar por tercera vez en menos de doce meses. El resto de sus asociados, con mucho menos margen de actuación —tanto por costo de producción como por ingresos totales— se ha limitado a extender hasta fines de dos mil veinticuatro los recortes del bombeo actuales para intentar hacer en frente de una demanda mundial que no sube al ritmo aguardado.

Rusia, el segundo mayor exportador de crudo del planeta, no ahondará en los recortes mas sí se compromete a alargar los límites pactados de antemano. “Extenderemos nuestros recortes voluntarios de 500.000 barriles hasta finales de 2024 como medida de precaución en coordinación con los países de la OPEP+”, ha anunciado el vice primer ministro del país euroasiático y exministro de Energía, Alexander Novak. Moscú, como Riad, precisa que el costo del petróleo suba para financiar su costosísima campaña militar en Ucrania.

A pesar de que la repercusión de la OPEP+ sobre el conjunto del mercado petrolero ha caído en los últimos tiempos, estos países prosiguen sumando más o menos el cuarenta% del crudo que se pone día a día en el mercado en el mundo entero. El próximo encuentro del cartel ampliado está fijado para finales de noviembre. En el mundo petrolero se da por sentado que, si el mercado no responde a este nuevo recorte, los asociados convocarán una asamblea de emergencia para intentar revertir las tornas.

Mercedes Cruz Ocaña