Desde dos mil veintidos, la opción de emplear plataformas de inteligencia artificial (IA) está libre para el público por norma general. Alén de lo útil que pueda resultar para diferentes labores, esta industria recibe exactamente las mismas acusaciones que la minería de Bitcoin respecto a su consumo de energía eléctrica.
Las IA requieren una cantidad significativa de energía pues precisan potentes sistemas informáticos para adiestrar y ejecutar los algoritmos. Como las aplicaciones de celulares y computadoras, las IA marchan merced a centros de datos enormes que guardan una cantidad aplastante de información.
Desde entonces, estos servidores consumen energía para marchar, y eso tiene un impacto sobre el entorno debido al consumo de recursos no renovables para producir electricidad y la emisión de gases que las máquinas generan.
La cantidad de energía que consume una IA depende de varios factores, como el tamaño del modelo, el conjunto de datos empleado para adiestrar el modelo y el hardware empleado para ejecutar el modelo.
Además, el género de hardware empleado para ejecutar las IA asimismo influye en su consumo de energía. En este sentido, se puedan emplear unidades de procesamiento gráfico (GPU) o unidades de procesamiento central (CPU) para la ejecución de cálculos intensivos de IA.
De forma afín, el consumo de la minería de Bitcoin, que es del mismo modo criticado por su supuesta huella de carbono, depende del hardware empleado y de la cantidad de mineros que se instalen. Los equipos mineros más eficaces son asimismo los más costosos, mas dejan un mayor poder de procesamiento con un consumo menor de energía.
Datos sobre el consumo eléctrico de las IA
Varios informes publicados en diferentes portales de todo el planeta apuntan que la demanda energética mundial podría quintuplicarse desde el apogeo de las inteligencias artificiales como ChatGPT.
Algunos analistas prevén que el consumo actual de las IA (colorado) se estabilice en el futuro (línea azul). Fuente: Semiengineering.com
Un estudio realizado por profesionales de la Universidad de Cornell, Estados Unidos, especifica que el adiestramiento de un solo modelo de IA puede producir tantas emisiones de carbono como cinco vehículos en su vida útil. Es que las GPU y CPU que se emplean para adiestrar una inteligencia artficiail se ponen en funcionamiento a lo largo de largos periodos de tiempo (inclusive meses.
Además, conforme un estudio de OpenAI, compañía desarrolladora de ChatGPT-tres y otros modelos de IA, el poder de cómputo preciso se duplica cada tres o cuatro meses. Los procesadores, en cambio, multiplican por dos su poder de procesamiento cada un par de años más o menos, como señala la Ley de Moore, si bien ciertos especialistas aseguren que esta ya no tiene vigencia en los años que corren.
No obstante, eso no quita que los modelos de IA se vuelvan más eficaces con el tiempo y que su adiestramiento demande recursos más limitados que ahora. Esto, claro, asistiría a reducir el impacto ambiental de la industria.
Críticas en común entre la minería de Bitcoin y las IA
La minería de Bitcoin y el uso de inteligencia artificial (IA) son dos áreas tecnológicas que han generado polémica con relación a su impacto ambiental. La minería de Bitcoin requiere un sinnúmero de energía, ya que se emplean computadoras de alta potencia para solucionar problemas complejos y contrastar transacciones en la red.
A la minería de Bitcoin se le critica su consumo eléctrico. Como reportó Forbes Hispano, esa industria se vuelca poco a poco más cara las energías renovables, e inclusive hay especialistas que ubican ese uso sobre el cincuenta%. En cambio, el Índice de Consumo Eléctrico de Bitcoin de la Universidad de Cambridge señala que el veintiseis con dos% de la energía que emplean los mineros es renovable.
Sin embargo, exactamente el mismo lugar resalta que las emisiones de carbono de la minería de Bitcoin solo representan hoy día el cero con setenta y tres% del total en el mundo. La actividad ocupa el puesto setenta y cuatro en el ranking de las que más emisiones generan, y está en el sitio treinta y tres entre aquéllas que más energía eléctrica demandan.
La inteligencia artficial hace un mea culpa
“A confesión de parte, relevo de pruebas”, afirma un conocido refrán. Al consultarle a ChatGPT-tres sobre el impacto ambiental de las IA, responde que “las IA tienen un impacto significativo en el medio ambiente, debido a la gran cantidad de energía necesaria para entrenar y ejecutar los modelos de aprendizaje automático”.
Sin embargo, el modelo de lenguaje resalta que “es importante tener en cuenta que las IA también pueden tener un impacto positivo en el medio ambiente al ayudar a resolver problemas ambientales, como la predicción de desastres naturales o la optimización de la gestión de recursos naturales”.
La IA reconoce su consumo de electricidad y hasta se equipara con la minería de Bitcoin. Fuente: ChatGTP-3
Al solicitarle una comparación de ese consumo energético con el de la minería de Bitcoin, la IA semeja “sacar sus armas” y agredir a la industria que rodea a la primordial criptomoneda. “La minería de Bitcoin no tiene un impacto directo positivo en el medio ambiente, ya que su objetivo principal es la generación de ingresos”.
No obstante, deja en claro que ese consumo de energía puede merecer la pena y ofrecer herramientas esenciales a la humanidad. “Es importante evaluar el impacto ambiental de estas actividades en relación con su propósito y posibles beneficios. Es necesario buscar formas de mitigar el impacto ambiental de estas actividades, ya sea mediante la utilización de energías renovables o mediante la optimización de los procesos para reducir el consumo de energía”, afirma ChatGPT-tres.
Santander (España), 1985. Después de obtener su licenciatura en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, decidió enfocarse en el cine y se matriculó en un programa de posgrado en crítica cinematográfica.
Sin, embargo, su pasión por las criptomonedas le llevó a dedicarse al mundo de las finanzas. Le encanta ver películas en su tiempo libre y es un gran admirador del cine clásico. En cuanto a sus gustos personales, es un gran fanático del fútbol y es seguidor del Real Madrid. Además, ha sido voluntario en varias organizaciones benéficas que trabajan con niños.