El Fondo Monetario Internacional ha considerado que Argentina va a tener un desarrollo prácticamente nulo a lo largo de dos mil veintitres. El organismo rebajó las perspectivas económicas de ese país, para situarlas en apenas 0,2% para el año en curso. En contraposición, el informe de Perspectivas Económicas Globales (conocido como WEO, por sus iniciales en inglés) proyecta que la inflación se sostendrá en niveles “muy elevados”.
El contexto de esta novedad no es un detalle menor. Argentina, como pupilo observado por su maestro, se halla en un proceso de rendición de cuentas frente al organismo. La semana pasada el FMI examinó si se cumplieron las metas de acumulación de divisas en el Banco Central (BCRA), recorte del déficit primario y límite a la emisión monetaria. Todo tuvo luz verde y, a continuación, se aprobó el giro de cinco mil cuatrocientos millones de dólares estadounidenses.
A esto se aúna una flexibilización de demandas que sirvió como respiro para el Gobierno argentino. El objetivo de acumulación de dólares estadounidenses se fijó en 8 mil millones de dólares estadounidenses. Originalmente se había estipulado en 9,800. Pero todas y cada una esas apuntas positivas se empañaron con este reporte. El treinta de enero pasado, el Fondo había predecido un desarrollo del 2% para Argentina. Eso, con este informe, quedó pulverizado.
El economista jefe del Fondo, Pierre-Olivier Gourinchas, explicó los cambios en una conferencia de prensa:
“La razón por la cual tenemos esa revisión a la baja tan grande es la sequía masiva que tiene un enorme impacto en la economía. Estamos revisando la tasa de crecimiento para 2023 a la baja, pero en 2024 se espera que sea un 2%, que es mas o menos un promedio”.
Las modificaciones van on line con el vaticinio del Banco Mundial. La entidad mantuvo que Argentina experimentará un desarrollo del 0% este año.
En cuanto al comportamiento global, el reporte concluye:
(*9*).
Perspectivas del FMI sobre la inflación argentina
Algo semejante a lo citado previamente ocurre en el terreno inflacionario. Para el caso de Argentina, el Fondo proyecta una inflación anual en el orden del noventa y ocho,6%. El número es substancialmente menor en comparación con las (*8*)estimaciones privadas, que sitúan la suba anual en un ciento veinte%.
Un poco más allí, el organismo espera aumentos en torno al sesenta,1% para dos mil veinticuatro. No obstante, con una economía tan frágil y un año de elecciones en el mediano plazo, cualquier pronóstico semeja peligroso. Con esta serie de novedades, el ministro de Economía argentino, Sergio Massa, va a viajar a Washington el trece de marzo para reunirse con representantes del FMI.
En paralelo, la oficina de estadísticas locales va a dar a conocer la inflación de marzo, sobre la que se especula pueda situarse en el 7%. Tanto para el desarrollo para la inflación, los vaticinios del FMI han de ser considerados desde su contexto más inmediato. Queda comprobado que, en un escenario económico de tanta volatilidad, es realmente posible que aquello que hoy se acecha como un horizonte positivo mañana cambie.
Petya Koeva Brooks, economista del Fondo que participó en la conferencia, (*5*)respondió a medios argentinos sobre inflación:
(*1*).
Respecto a la inflación del orden mundial, los analistas del FMI concluyeron:
(*2*).