EFE.- Decenas de miles y miles de mujeres, noventa mil conforme las autoridades capitalinas, llenaron este miércoles las calles de la Ciudad de México y extendieron el color morado por las calles primordiales de la zona centro, que se llenaron de carteles con distintas demandas mas que pueden resumirse en una sola: justicia.

México llegó al Día Internacional de la Mujer en la mitad de una ola de violencia sexista, con más de diez mujeres asesinadas al día, y con el noventa y cinco% de los casos en la impunidad. Además, hay un registro histórico de prácticamente treinta con cero desaparecidas.

Ante estas preocupantes cifras que no descienden, el movimiento feminista ha ido medrando en México.

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Antes de la pandemia las tensiones entre las autoridades mexicanas y conjuntos de mujeres que salían a la calle a manifestarse aumentaron y, si bien la pandemia acrecentó las cantidades de violencia contra mujeres y redujo la posibilidad de organizarse, este miércoles la concurrencia probó que el feminismo no deja de medrar.

Además, se ha transformado en un cobijo para muchas. Varias mujeres comentaron en entrevista con EFE que por vez primera se atrevieron a asistir a la marcha -solas o acompañadas-, merced a la pluralidad de exactamente la misma.

“Yo llevo dos o 3 años que siempre y en toda circunstancia deseaba venir mas no hallaba con quién”, afirmó Branz, una mujer trans, en entrevista con EFE.

Contó que este año iba en camino a la oficina y vio a muchas mujeres portando carteles caminando cara la marcha -que salió de diferentes puntos de la urbe y confluyó en la avenida Paseo de la Reforma, primordial arteria de la urbe-, algo que le provocó añoranza, afirmó, y decidió unirse a algún contingente en el que se sintiera “acuerpada”.

“Dije ‘pues ni modo, hay que marchar’. Me conmueve mucho por todo el amor y la fuerza que tienen las mujeres, eso me animó a venir por vez primera a la marcha”, afirmó Branz.

 Otra mujer, Amapola, declaró asimismo a EFE haber tenido malas experiencias en años precedentes. Sin embargo, estimó que este año hubo muchas colectivas de conjuntos minoritarios, lo que daba posibilidad a muchas mujeres de resolverse a asistir.

“Tuve experiencias malísimas anteriormente donde me encontré con colectivas transexcluyentes. Fueron encuentros poco agradables, ahora está bien chévere (genial) tener esta diversidad de colectivas, esta diversidad de personas y encontrar que la lucha feminista no es solamente para mujeres cis (género)”, agregó Amapola.

En la marcha asimismo participaron conjuntos de mujeres afromexicanas, colectivo históricamente discriminado en México.

Jessica, que marchó con la Red de Mujeres Afrodescendientes de la Ciudad de México, afirmó a EFE que es esencial marchar por las que no pueden.

“Las personas que tenemos el privilegio de poder marchar tenemos otras hermanas y compañeras que son personas muy marginadas y racializadas. Que hasta allí nos escuchen”, sentenció.

La marcha transcurrió sin grandes altercados. Solamente ciertos conjuntos rompieron cristales de establecimientos y pintaron tanto moblaje urbano como los monumentos a los que pudieron acceder, puesto que la mayor parte se hallaban cubiertos con vallas desde el martes.

Esto, pese a la fuerte presencia policial. Según especificó el martes el secretario de Seguridad Ciudadana de la capital, Omar García Harfuch, fueron desplegadas ochocientos mujeres policías si bien dos con quinientos más estaban en la reserva.

En el Zócalo capitalino, decena de mujeres procuraron inútilmente derruir un vallado que cubría todo el Palacio Nacional, donde hubo ligeros altercados entre feministas y mujeres policía.

Amalia Cruz

Rosario (Argentina), 1995. Graduada en la Universidad de Buenos Aires, donde estudió Comunicación Social y se especializó en periodismo económico. Actualmente trabaja en como editora de finanzas y negocios, cubriendo noticias y tendencias sobre la economía del mundo hispano. En su tiempo libre, a Camila le gusta leer sobre temas de inversión y finanzas personales, y disfruta de los videojuegos y de tocar la guitarra.