La Necesidad de Simplificación Normativa
Las organizaciones han enfatizado la urgencia de reducir la complejidad en la regulación. Consideran que liberar la financiación atrapada por requisitos de capital excesivos permitiría aumentar el acceso al crédito tanto para las familias como para las empresas. En palabras de Alejandra Kindelán, presidenta de la AEB, “Europa está enfrentando una crisis de crecimiento. Es fundamental actuar para consolidar el progreso social, promover el empleo y mantener nuestro liderazgo en libertad, democracia y derechos humanos”.
Antonio Romero, director general de CECA, también destacó la importancia de la simplificación: “No es un fin en sí mismo, sino el único camino hacia una mejor competitividad y autonomía europea. El sector bancario español desea ser proactivo, y por eso presentamos de manera conjunta propuestas concretas”.
Propuestas Clave para el Futuro del Sector
Entre las medidas propuestas destacan:
- La simplificación del marco macroprudencial para evitar duplicidades entre organismos.
- Mejoras en la rendición de cuentas en el proceso regulatorio.
- Incorporación de la evaluación ‘ex post’ para una revisión más efectiva.
- Revisión de la proporcionalidad normativa para asegurar un balance adecuado.
El evento también contó con la presencia de Jaime Sáenz de Tejada, responsable global de Empresas de BBVA, y José Antonio Álvarez, vicepresidente de Banco Santander. Sáenz de Tejada alertó sobre las posibles consecuencias de imponer una regulación excesivamente dura sobre la capacidad del sistema financiero para facilitar el crecimiento económico. “No se trata de relajar la supervisión, sino de ajustarla de manera más justa y equilibrada. Es fundamental mejorar su calibración”, afirmó.
El directivo de BBVA enfatizó que, aunque la regulación es crucial para mantener la estabilidad del sistema, es vital evitar efectos no deseados que puedan restringir el crédito a empresas y particulares sólidos, o que eleven innecesariamente los costos de financiación. Según él, una supervisión equilibrada y adaptada a las condiciones económicas actuales es esencial para asegurar el flujo de crédito hacia el sector productivo, estimular la inversión y potenciar la competitividad en Europa.