El pasado mes de abril, se cumplieron diez años desde el instante en que la industria textil recibió un golpe a la conciencia, y una de las peores desgracias laborales que recordamos hasta la fecha: el desplome del complejo textil Rana Plaza, en Dacca (Bangladés), ocasionó la muerte de mil trabajadores que el día precedente alertaron de las fisuras del edificio. No hicieron caso de su aviso, y hoy el planeta aún prosigue inclinando la cabeza por ello.
Desde entonces, hemos avanzado mucho en las condiciones en las que se aborda la producción de moda, y los avances legislativos nos hacen meditar que un accidente así no podría regresar a generarse hoy. Aun así, aún quedan labores pendientes que, si llegan o no a tiempo a los ODS marcados por la Agenda 2030, va a depender de que cumplamos con nuestra responsabilidad como agentes de la cadena productiva.
«En este movimiento todos tenemos un rol, empresas con vocación y consumidores sin ella no pueden confluir». Este es uno de los mensajes que abrieron la 10ª Jornada de Moda Sostenible, festejada del 1 al dos de junio en el Real Jardín Botánico de Madrid. Una cita llena de concienciación en la que las sillas del CSIC se llenaron para fomentar el cambio en la industria textil.
El compromiso es tendencia
La sostenibilidad se ha transformado en una de las primordiales preocupaciones de las compañías dedicadas al ámbito textil, y no es para menos: la producción de tendencia representa, conforme los datos de Business Insider, más del diez% de las emisiones globales de carbono, y ocupa el tercer puesto entre las industrias más contaminantes del mundo.
En esta última década, la tasa de producción de prendas de vestir asimismo se ha duplicado, no solo a resultas de que la gente adquiera más, sino más bien asimismo de que estas se tiran mucho ya antes y no tienen una vida perdurable en nuestros guardarropas.
La moda circular, antítesis de la producción y el consumo desaforados que golpean a la industria textil, prosigue reivindicándose como una de las herramientas más eficientes para combatir el cambio climático desde nuestro día a día.
Por eso, Slow Fashion Next vuelve a conectar a especialistas, empresas y consumidores en el marco de su 10ª Jornada de Moda Sostenible. Durante el acontecimiento se expusieron datos específicos sobre de qué manera esta crisis afecta de forma trasversal a las personas y al planeta. «Estamos rebasando los límites planetarios», alertan desde la organización.
Tareas compartidas
Las mesas de diálogo enriquecieron a los asistentes con los proyectos de emprendimiento como el de KOMODO, una pyme que recicla botellas PET para transformarlas en fibras; o ECOVERSO, fundado con la pretensión de ser el primer metaverso comprometido con la economía circular y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Se explicaron ciertos términos que marcan la agenda eco de este año, como la regeneración, el compromiso detox, aparte de alertar sobre los obstáculos que suponen el greenwashing y el estruendos informativo.
«Si llega demasiada información hasta el consumidor, y, además, esta no tiene rigor ni claridad, lo más probable es que acabe mezclando la huella de carbono con el reciclaje, y a su vez con otros conceptos. Debemos trabajar para protegerlo de esto», salvamos de la intervención de uno de sus comunicantes, Aritz García.
Magui Caviglia, creadora de USAR Y REUSAR, asimismo puso el foco en la responsabilidad de los consumidores para conseguir un cambio real; y Albert Alberich, impulsor de MODA RE-, ponía el foco en el reciclaje y los ciclos vitales de las prendas: «La reutilización sigue siendo un estigma, ¿por qué países como Reino Unido o Bélgica tienen casi cuatro veces más tiendas de segunda mano que España?», invitó a meditar.
Pioneros en sostenibilidad
La plataforma Slow Fashion Next se dedica a formar a personas y organizaciones para prepararles para el cambio cara un futuro sostenible. «Con la crisis medioambiental está en juego cosas tan funcionales y basales como es la propia democracia y los derechos humanos», explican, y por eso llevan más de una década impulsando un espacio de diálogo común por medio de estas jornadas.
Para Gema Gómez, directiva de la organización, «hay una necesidad de volver hacia el cuidado de las personas y del planeta, una búsqueda nuevos de valores. Estamos empezando a renunciar al lucro como objetivo único, y dispuestos y dispuestas a pasar a la acción para encontrar otros modelos diferentes de relación y de hacer negocios«.
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