Los caminos del mercado, esa enigmática «mano invisible» de la que hablaba Adam Smith, pueden ser sorprendentes. Un año atrás, la promesa de la administración Trump de desregulación y recortes impositivos se proyectaba como un año resplandeciente para Wall Street. Mientras tanto, Europa parecía destinada a recibir malas noticias, y el potencial del Ibex 35, muy atado a la banca, estaba en duda. Sin embargo, doce meses después, los acontecimientos han dado un giro inesperado: Europa ha tomado la delantera, y España brilla como nunca.
Un año espectacular para el Ibex 35
A falta de la última jornada del año, el Ibex 35 se ha disparado un impresionante 49,7%, marcando su mejor desempeño desde 1993, donde se posiciona como el segundo índice más destacado a nivel mundial, tras el coreano Kospi, que creció un 75,3%. Este martes, alcanzó un nuevo récord histórico de 17.354,9 puntos, superando los máximos de 2007, que fueron de 16.040 puntos. Además, la capitalización de sus 35 empresas excede el billón de euros, con cuatro de ellas (Inditex, Iberdrola, Santander y BBVA) valoradas en más de 100.000 millones.
“Ni los más optimistas imaginaban un año como este, donde muchos índices han alcanzado máximos históricos”, señala Alfonso de Gregorio, director de inversiones de Finaccess Value. Después de haber perdido inversión extranjera en años recientes, la Bolsa española vuelve a captar la atención de los grandes fondos. Natixis IM ha señalado al Ibex como su opción favorita en Europa para el próximo año, mientras que BlackRock, la gestora mayor del mundo, recomienda aumentar la inversión en la Bolsa española.
Desafíos y oportunidades en un entorno incierto
A pesar de que los índices europeos y estadounidenses como el Euro Stoxx 50 (+18,4%) y el S&P 500 (+17,4%) también han tenido un buen rendimiento, los inversores se han enfrentado a numerosos desafíos, desde las tensiones proteccionistas de la Casa Blanca hasta inestabilidades fiscales en grandes economías. “El sentimiento de los inversores se observa complaciente, a pesar de que muchos enfrentan riesgos significativos”, advierte Macroyield.
La reciente relajación de políticas monetarias por parte de la Reserva Federal ha permitido mantener la efervescencia del mercado en Wall Street, especialmente en el sector de Inteligencia Artificial (IA). Sin embargo, algunas de las grandes empresas tecnológicas apenas están escapando al fuego cruzado, con Nvidia (+40%) y Google (+65%) como las excepciones brillantes.
El gran susto del año tuvo lugar el 2 de abril, cuando Trump anunció nuevos aranceles, desencadenando un desplome en los mercados globales. Sin embargo, un giro en las decisiones gubernamentales permitió una notable remontada que ha permitido a la Bolsa española prosperar.
El impacto del sector bancario
En el Ibex, los bancos han sido los verdaderos protagonistas. Indra (184,6%) y Solaria (131%) se destacan como los valores más alcistas, pero los grandes nombres como Santander y BBVA han duplicado su valor en menos de un año, y CaixaBank se encuentra en el camino de hacerlo. Con beneficios récord, la gran banca ha generado ganancias de 25.417 millones entre enero y septiembre, rompiendo esquemas en cuanto a dividendos.
“Los bancos actuales son rentables y eficientes, con un sólido respaldo financiero”, resalta Ignacio Cantos, director de inversiones de Atl Capital. El peso del sector bancario en el índice ha evolucionado de un 30% a un 40% en solo tres años.
Un futuro incierto pero prometedor
Las perspectivas para 2026 sugieren un optimismo moderado. Se prevé que la economía continúe mostrando signos de fortaleza, con una tasa de crecimiento que ronda el 2% en EE. UU. y el 1% en Europa. El reto será identificar el crecimiento sostenible y evitar caer en la trampa del exceso de confianza. Las decisiones políticas, la evolución de las relaciones comerciales y las continuas inversiones en IA marcarán el camino a seguir.
La historia del mercado nos deja una clara enseñanza: no se premian las narrativas más ruidosas, sino la combinación de liquidez y beneficios. Europa y España han sabido adaptarse y prosperar en un contexto muy cambiante, mientras los inversores avanzan por un terreno cada vez más estrecho. En el mundo bursátil, la única constante es que el futuro es incierto.
