Impacto de Trump: La Contracción del Comercio Interior Europeo Frente al Crecimiento Extracomunitario

Impacto de Trump: La Contracción del Comercio Interior Europeo Frente al Crecimiento Extracomunitario

El camino de la integración europea ha estado marcado por crisis, no solo como obstáculos, sino como catalizadores de avance. Durante las turbulencias económicas de los años 80, surgió la necesidad de fortalecer la unión europea. Jacques Delors, uno de los arquitectos del proyecto europeo y entonces presidente de la Comisión, propuso tres enfoques: la creación de una unión monetaria, un sistema de defensa común, y reformas institucionales que facilitaran decisiones por mayoría. Ante la falta de consenso, sugirió una idea innovadora: “¿Y si establecemos un verdadero mercado único?”. Recordó que, en solo cinco años, se habían perdido 1,5 millones de empleos entre los diez países miembros.

Convencido de que el mercado único era esencial para la cohesión europea, Delors visualizaba un futuro donde la economía fomentara la integración más allá de lo político. Sin embargo, al cumplirse 20 años del mercado único en 2012, su legado indicaba que aún eran necesarias reformas profundas.

El Estado Actual del Comercio Europeo

Treinta años después, el mercado único sigue siendo un proyecto incompleto, especialmente en lo que respecta a servicios. Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), señala que los «aranceles autoinfligidos» siguen limitando el comercio. En 2025, la tensión arancelaria causada por Donald Trump generó incertidumbre en Europa, que volvió a enfrentarse a un antiguo socio convertido en rival. A pesar de esto, las exportaciones fuera de la UE han crecido incluso cuando el comercio interno se ha visto afectado.

Entre el primer y el segundo trimestre de 2023, el intercambio entre países europeos cayó un 1.3%, mientras que el comercio con naciones fuera de Europa creció un 3.1%. Según Raymond Torres, de Funcas, «las barreras internas en el sector de servicios y la relajación de criterios para ayudas estatales perjudican a los productores locales».

La economía de la zona euro no ha mostrado signos de recuperación robusta, golpeada por la invasión de Ucrania y un aumento inflacionario constante. En 2024, el crecimiento fue solo del 0.7%, y este año cerrará con cifras igualmente desalentadoras. El BCE ha ajustado sus proyecciones económicas, con crecimientos estimados de solo 1.2% para 2026 y 1.4% para 2027.

La Dinámica de Comercio Internacional

A nivel internacional, las relaciones con Estados Unidos han tenido un giro positivo a pesar de las tensiones. Tras intensas negociaciones, Washington y Bruselas alcanzaron un acuerdo comercial: un arancel del 15% sobre la mayoría de productos europeos, salvo excepciones en sectores específicos. Este pacto disipa la incertidumbre que había mantenido a las empresas en ascuas.

Paul de Grauwe, profesor en la London School of Economics, añade que el 70% del comercio exterior europeo sigue siendo intra-zona euro, lo que suaviza los impactos negativos. Sin embargo, el comercio con otros mercados muestra tendencias variadas: las ventas de Europa a China han disminuido notoriamente, mientras que las exportaciones a EE. UU. han aumentado.

Una Crisis Existencial

El Fondo Monetario Internacional ha calculado que las barreras internas en Europa equivalen a un arancel del 45% para mercancías y del 110% para servicios. Este análisis ha generado debate, pero es un claro indicativo de los desafíos que enfrenta la región. Lagarde, en una reciente entrevista, destacó la necesidad urgente de reformar las estructuras que obstaculizan el comercio dentro de la unión, describiendo este momento como una «crisis existencial», pero también como una oportunidad. Por su parte, Mario Draghi advirtió que, a pesar de la disminución de los costos de comercio internacional, las barreras internas continúan vigentes.

La conversación en torno al Mercado Único de Capitales ha cobrado relevancia, destacando cómo las limitaciones actuales repercuten en la competitividad europea. A medida que la economía global navega en aguas turbulentas, Europa enfrenta una crucial encrucijada: ¿podrá esta crisis servir como un nuevo impulso hacia la fortaleza del proyecto europeo? Con unas proyecciones llenas de incertidumbre, la respuesta a esta pregunta es más importante que nunca.