Sam Altman, creador de OpenAI, compañía autora de ChatGPT, ha estado este lunes en Madrid, de paso en su vira mundial por cuando menos diecisiete urbes. El empresario de treinta y ocho años, que era casi un ignoto hace 6 meses, se ha reunido con el presidente, Pedro Sánchez, se ha dado un baño de multitudes en una charla en la IE University, ha debatido con empresarios y ha volado cara París, aparente siguiente etapa de su vira. Viaja por el planeta para explicar una tecnología que, en apenas unos meses, ha conseguido cien millones de usuarios, revolucionando industrias enteras, al tiempo que lúcida temores e inquietudes. Y ha movilizado a ciertos especialistas que solicitan que se regule e, aun, que se detenga su desarrollo.

La mañana de este lunes, Altman se reunió en Moncloa con el presidente, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta económica, Nadia Calviño. Sánchez resaltó que España es “un líder europeo en inteligencia artificial”. “El jefe del Ejecutivo ha resaltado el papel de España como país pionero en la regulación de la inteligencia artificial, como muestra la probación de la Carta de Derechos Digitales”, reza una nota que ha publicado La Moncloa sobre la asamblea. Antes, había mantenido un encuentro con la secretaria de Estado de Inteligencia Artificial, Carme Artigas.

A mediodía, el empresario estuvo en una charla por convidación ante quinientos personas en la torre de IE University en Madrid, a la que ha asistido Forbes Hispano. Junto a Altman estaban Joe Haslam y Elena González-Blanco, profesores de IE University, y Mo Bavarian, estudioso de OpenAI. Haslam hizo la mayor parte de las preguntas, mientras que Altman le solicitaba con insistencia que dejase charlar a la audiencia para poder ver “qué quiere la gente que haga [OpenAI] con esta tecnología”.

Altman ha combinado en su alegato el tremendo potencial de la inteligencia artificial (IA) para el futuro, con la necesidad de supervisar y regular sus riesgos potenciales: “Habrá empresas gigantescas nuevas a partir de este año”, aseguró. “Incluso, veremos empresas de más de 1.000 millones llevadas por una sola persona”, agregó.

Estas esperanzas de desarrollo no escondieron su aparente preocupación: “Con la IA debemos tener el mismo cuidado que con las armas nucleares”, defendió, en referencia a la idea de crear una corporación como el Organismo Internacional de Energía Atómica, mas aplicado a las máquinas inteligentes. “Se debería saber quién está entrenando sistemas a escala que puedan tener consecuencias globales catastróficas”, explicó. En su encuentro con la secretaria de Estado, Carme Artigas, los dos “han tratado la propuesta de crear una Agencia Internacional de Supervisión de la IA”, entre otros muchos, conforme un resumen del acto facilitado por su departamento.

Sam Altman, en el centro, rodeado por los asistentes a su charla en IE.
Sam Altman, en el centro, rodeado por los asistentes a su charla en IE.J. P. C.

Antes de su charla, Altman se había reunido con un conjunto de unos cuarenta desarrolladores locales en la planta veinticuatro de la torre de IE University. Al terminar, se mezcló con los estudiantes para oír sus preguntas en un cóctel: “Ha sido una visita increíble, muy divertida, me encanta ver la energía de la gente”, afirmó. Ahora tenía un último encuentro con directivos digitales de grandes empresas españolas. Por último, se dirigiría a Barajas para poner punto y final así su estancia de poco más de veinticuatro horas en Madrid.

Sam Altman anunció el veintinueve de marzo que visitaría diecisiete urbes de todo el planeta con la meta de charlar con “usuarios y desarrolladores de OpenAI (y gente interesada en la IA en general)”. Pero ha añadido destinos supuestamente mientras que viaja. La única urbe del sur de Europa prevista en la vira era Madrid, si bien el propio Altman anunció este que había pasado por Lisboa. Las siguientes urbes europeas previstas en su viaje global son Varsovia, París, Londres y Múnich. No da entrevistas a periodistas: “Solo le interesa gente que pica código”, aseguró a este periódico una persona con conocimiento de detalles del viaje.

Altman es cofundador y presidente ejecutivo de OpenAI, empresa autora de ChatGPT, el mayor estandarte de la revolución de la inteligencia artificial. Desde dos mil veintidos han surgido docenas de aplicaciones capaces de crear imágenes, texto, código o música increíbles desde breves instrucciones de texto. El comienzo de la vira de Altman fue Washington, donde compareció en el Senado de EE UU. Ese acto fue la confirmación del estatus de Altman como uno de los nuevos emperadores de Silicon Valley. Mark Zuckerberg creó Facebook en dos mil cuatro y compareció por vez primera en dos mil dieciocho, tras el escándalo de Cambridge Analytica. OpenAI lanzó ChatGPT en el mes de noviembre y, 6 meses después, su cofundador ya estaba en Washington hablando sobre el impacto de su programa.

En un par de instantes a lo largo de la conversación, tal y como si fuera un vocalista en riguroso directo, Altman preguntó al público si pensaban que ChatGPT cinco y seis habría de ser regulado: “¡Sí!”, fue la contestación. También preguntó si pensaban que había de ser de código abierto: “¡Sí!”, afirmó el público, a lo que Altman respondió: “Ahí no estamos de acuerdo”. El directivo asimismo deseó saber si ChatGPT cuatro era suficientemente bueno en español: “Será cada vez mejor”, agregó. También prometió trabajo a quien quisiese prosperar el adiestramiento en castellano de sus modelos.

Tras solicitar con insistencia en el Senado que los gobiernos regulen su campo, Altman volvió a aclararlo en Europa, un territorio más receptivo: “La regulación no debe ser para modelos pequeños, en ese caso no es buena porque ralentiza [la innovación]. La regulación debe ser para nosotros, los grandes modelos fronterizos que pueden llegar a causar grandes daños en el mundo o que están en esa trayectoria”, demandó. “No confiaremos solo en la regulación. Nos preocuparemos de hacerlo bien, pero muchas veces no lo haremos bien y la liaremos”, agregó.

Altman representa la nueva ola de tecnología que llega desde Silicon Valley. Sabe que las redes sociales no solo han sido una buena nueva para el planeta y afirma ser siendo consciente de que sus palabras no bastan a fin de que el resto del planeta le crea: “Es razonable ser escéptico con Silicon Valley porque hemos hecho un mal trabajo en el pasado. Por eso os pido que nos juzguéis por nuestros actos, no por nuestras palabras”.

Europa recibió encomios singulares de Altman: “OpenAI no existiría sin europeos. La densidad de talento aquí es extraordinaria. Es cosa vuestra que Europa sea un tech hub del mundo”, afirmó, y agregó con determinada sorna: “Cambiaría muchas cosas si tuviera control sobre Europa por un día, pero una Europa fuerte es importante para el mundo”.

Adrian Cano

Santander (España), 1985. Después de obtener su licenciatura en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, decidió enfocarse en el cine y se matriculó en un programa de posgrado en crítica cinematográfica. Sin, embargo, su pasión por las criptomonedas le llevó a dedicarse al mundo de las finanzas. Le encanta ver películas en su tiempo libre y es un gran admirador del cine clásico. En cuanto a sus gustos personales,  es un gran fanático del fútbol y es seguidor del Real Madrid. Además, ha sido voluntario en varias organizaciones benéficas que trabajan con niños.