El pasado 7 de octubre, una valiosa información anónima sirvió como catalizador para que la Guardia Civil desmantelara una alarmante red de explotación laboral en Marchena, un municipio sevillano con aproximadamente 19,400 habitantes. Este operativo resultó en la liberación de 14 mujeres que, sin papeles, estaban siendo forzadas a trabajar en la recolección de aceitunas. Entre ellas, dos habían sufrido agresiones sexuales. Las autoridades detuvieron a seis hombres, quienes están acusados de delitos relacionados con la trata, pertenencia a grupo criminal y violaciones de los derechos laborales.
Captación engañosa y esclavitud por deuda
La red operaba bajo un modus operandi bien definido: atraía a mujeres de Europa del Este bajo la falsa promesa de empleos dignos y estables en el sector agrícola español. Sin embargo, al llegar a Marchena, estas mujeres se encontraban con una cruda realidad: se les imponía una deuda inicial de 2,000 euros que solo aumentaba con el tiempo. «Este mecanismo de esclavitud por deuda les mantenía cautivas», detallan fuentes de la investigación.
Condiciones inhumanas y violencia sistemática
Además de retener sus documentos, los captores utilizaban violencia física y amenazas constantes para forzarlas a trabajar largas jornadas por sueldos extremadamente bajos. Para mantener el control, les advertían que si intentaban escapar o denunciaban la situación, serían trasladadas a Alemania para ser víctimas de explotación sexual.
El horror no se detuvo ahí; dos de las mujeres experimentaron no solo malos tratos y privación de libertad, sino también agresiones sexuales perpetradas por uno de los miembros de la banda, todos ellos originarios de Europa del Este. Todos los detenidos han sido puestos a disposición judicial.
La operación culminó el 3 de noviembre, tras casi un mes de vigilancia intensiva por parte del Equipo EMUME, especializado de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil en Sevilla. Durante este tiempo, se constató que las víctimas vivían en condiciones de habitabilidad deplorables, además de sufrir maltrato físico, sexual y una total falta de libertad.
La valentía de aquellos que denunciaron esta situación ha sido crucial para frenar este tipo de prácticas y liberar a mujeres que merecían recuperar su dignidad y derechos.
