Todas las plataformas digitales parecen seguir un ciclo predecible, especialmente cuando llegan a su ocaso. Según Cory Doctorow, un reconocido periodista y activista digital canadiense, esta tendencia se repite: inicialmente, ofrecen experiencias óptimas a sus usuarios, promoviendo las mejores búsquedas (como Google), facilitando conexiones sin vigilancia (como Facebook) o brindando precios imbatibles (como Amazon). Sin embargo, la historia da un giro. Con el tiempo, estas plataformas centran su atención en sus clientes corporativos, comercian con nuestros datos y despliegan publicidad que deteriora la experiencia del usuario. Finalmente, llegan a un punto donde su monopolio les permite descuidar incluso a esos clientes, alterando términos de servicio y aumentando tarifas de forma arbitraria.
El «enshittification» de las plataformas
Doctorow ha documentado este proceso desde 2022, acuñando el término «enshittification», traducible como «enmierdamiento». Este concepto, que recibió el título de palabra del año por la American Dialect Society en 2023, es también el título de su obra más reciente, seleccionada por Financial Times entre las mejores publicaciones de negocios de 2025. En el libro, analiza por qué las plataformas caen en esta espiral de decadencia. Según Doctorow, no se trata de la moralidad de quienes dirigen estas empresas, sino de un sistema que permite este abuso y que, en definitiva, invita a estas plataformas a actuar de manera perjudicial.
Entre las condiciones que fomentan este deterioro se encuentran las leyes de propiedad intelectual, que obstaculizan cualquier intento de innovación en aplicaciones y dispositivos. Estas regulaciones limitan, por ejemplo, la posibilidad de modificar un teléfono para utilizar aplicaciones de tiendas alternativas o impiden que los trabajadores del sector de la entrega mejoren la app para maximizar su remuneración.
Doctorow señala que, aunque Estados Unidos ha sido el principal promotor de estas normativas, el clima actual podría cambiar. La administración de Trump ha alterado varias normas comerciales, lo que podrían llevar a una reevaluación de estas leyes de propiedad intelectual en el futuro. Él compara esta situación con el caso de la Unión Europea, que ha tenido que flexibilizar regulaciones para avanzar hacia la independencia energética tras la invasión de Ucrania.
Impactos de la dependencia tecnológica
La dependencia tecnológica de Estados Unidos, en opinión de Doctorow, se vuelve cada vez más peligrosa. Un ejemplo reciente es el caso del juez francés Nicolas Guillou, quien perdió el acceso a varias plataformas debido a sanciones impuestas por el gobierno estadounidense. Esta situación se traduce en un mensaje claro para otros gobiernos: desobedecer a Trump puede significar cortes drásticos en el acceso a herramientas digitales esenciales.
«Para liberarnos de esta dependencia, es crucial crear mecanismos que nos permitan exportar contenidos almacenados en las plataformas actuales, lo que muchas veces requiere ignorar las leyes de propiedad intelectual», explica Doctorow, convencido de que pronto se abrirá la oportunidad de desafiar esas normas para lograr una verdadera soberanía digital.
Otra de las causas que agravan el «enshittification» es el abandono de leyes que protegen contra la formación de monopolios. Desde la era de Ronald Reagan, se ha promovido la idea de priorizar el beneficio del consumidor, tolerando monopolios si ofrecían precios bajos. No obstante, Doctorow advierte que estos monopolios acarrean problemas significativos, incluso si sus tarifas parecen atractivas.
Condiciones laborales desfavorables
Un efecto colateral de estos monopolios es la creación de monopsonios, donde solo un número limitado de actores controlan el acceso a los consumidores. Esto resulta en márgenes abusivos y condiciones laborales inaceptables para autónomos y empresas pequeñas que dependen de dichas plataformas.
Doctorow enfatiza que centrar la atención únicamente en el precio de los productos es erróneo, ya que consumidores también son trabajadores que necesitan prosperar. «Si los salarios están estancados y la deuda financia el consumo, pronto enfrentaremos problemas de consumo», alerta.
Sin embargo, hay una luz al final del túnel. En regiones como la UE, Corea del Sur y Canadá, se están tomando medidas más enérgicas para proteger la competencia. Doctorow concluye que este movimiento no ha sido dirigido por políticos, sino que ha sido impulsado por la presión social.
En el horizonte, quizás estamos ante una oportunidad para replantear un uso responsable y equitativo de las plataformas digitales.
