La Comisión Europea enfrenta un complicado desafío: convencer al Parlamento Europeo de que su visión presupuestaria para el período 2028-2034 es la más adecuada para la Unión. Curiosamente, incluso los grupos políticos que respaldaron a Ursula von der Leyen y su equipo han expresado su descontento. Una carta firmada por cuatro de las fuerzas moderadas y proeuropeas —el Partido Popular Europeo, los socialdemócratas, los liberales de Renew, y Los Verdes— denuncia que el diseño del nuevo presupuesto promueve una “renacionalización” de políticas, socavando el papel de las autoridades locales y regionales, así como el del Parlamento Europeo. Además, se reduce notablemente la financiación de la política agraria común (PAC) y los fondos de cohesión, dos pilares fundamentales de las finanzas comunitarias.
### La propuesta que ha desencadenado la controversia
En una misiva fechada el 30 de octubre, estos partidos dejan claro que la propuesta actual no sirve como base para futuras negociaciones. Exigen a la Comisión Europea una revisión y presentación de una nueva propuesta para llegar a un acuerdo. La crítica principal se centra en la estructura presupuestaria que contempla 27 planes nacionales, cada uno correspondiente a un Estado miembro. En este modelo, cada gobierno nacional tendría que negociar con la UE sobre cómo se distribuye el dinero, lo que podría llevar a importantes desigualdades en la asignación de recursos.
El principal argumento de von der Leyen para justificar esta estructura es la simplificación. Al reducir centenares de programas a 27 —uno por cada estado— se busca facilitar la implementación de políticas en áreas como agricultura y cohesión. Sin embargo, desde su anuncio, la reacción negativa no se ha hecho esperar. Muchos eurodiputados critican que este enfoque otorga mayor poder a las capitales y, principalmente, a la misma Comisión Europea, debilitando la función del Parlamento.
### Unidos en la crítica
El descontento ha encontrado un inusual consenso entre grupos políticos que históricamente han sido apoyos de las políticas europeas, lo que resalta la gravedad de la situación. En su carta, advierten sobre la posibilidad de “fragmentación” y falta de solidaridad en un entorno que pretende generar un mercado único. Los cuatro grupos enfatizan que el Reglamento sobre el Plan de Asociación Nacional y Regional no puede dejar de lado las prioridades europeas, y piden un papel más fuerte para las regiones y autoridades locales en la gestión de fondos.
Además, insisten en que el cumplimiento de los valores de la UE debe ser una condición para todos los presupuestos, haciendo hincapié en la necesidad de coherencia en la aplicación de las leyes. Las críticas parecen estar dirigidas, en particular, a la situación en Hungría, donde la erosión del estado de derecho es una preocupación creciente.
### Respaldo de las regiones europeas
Las demandas de estos grupos han resonado en el Comité de las Regiones, que ha instado a la Comisión a revisar la propuesta, alineándola con las verdaderas necesidades y valores de Europa. Kata Tüttő, presidenta del comité, subraya la urgencia de establecer una base sólida para las negociaciones que se avecinan.
Así, la búsqueda de un acuerdo sobre el presupuesto europeo promete ser un proceso tenso, en el que las voces de múltiples actores —desde gobiernos nacionales hasta autoridades locales— jugarán un papel crucial en la configuración del futuro de la UE.

 
			 
			 
			 
			