La inteligencia artificial (IA) ha experimentado avances significativos en los últimos años, especialmente con la introducción de modelos de lenguaje como ChatGPT de OpenAI. A pesar de las ventajas que ofrece, aún existen limitaciones que la tecnología enfrenta y que requieren ser superadas para un desarrollo más amplio y efectivo.
Diversos estudios y análisis han destacado las restricciones que enfrenta la IA, ya sea por la necesidad de avances técnicos, la complejidad en el tratamiento de datos o la disponibilidad limitada de fuentes web para el entrenamiento de modelos. Estos desafíos operativos deben abordarse para impulsar el potencial completo de la inteligencia artificial.
Además de las limitaciones técnicas, aspectos como la sostenibilidad y el impacto económico también son consideraciones importantes al adoptar la IA en entornos empresariales. En términos de sostenibilidad, si bien la IA puede contribuir a objetivos climáticos, su uso intensivo de energía plantea desafíos medioambientales, especialmente en el consumo de agua necesario para la refrigeración de los centros de datos.
En cuanto al impacto económico, la IA puede reconfigurar el mercado laboral, aunque aún existen interrogantes sobre si su efecto será mayor en la complementariedad de empleo o en su sustitución. Es esencial que los marcos regulatorios se adapten a esta evolución tecnológica para garantizar una transición laboral efectiva y fomentar la inversión en IA.
Europa ha tomado medidas con la aprobación del Reglamento de Inteligencia Artificial, que busca asegurar la seguridad y protección de los derechos fundamentales en el uso de IA, así como promover la innovación en este campo en la región.