Abrir el grifo y que no salga nada. Ese representan el futuro próximo al que comunidades que paradójicamente viven bajo la sombra de un glaciar se van a enfrentar, conforme los especialistas, de la misma manera que personas que habitan zonas urbanas y que, si bien no lo sepan, dependen del agua de las inmensas masas de hielo que se están fundiendo de forma acelerada en las cordilleras peruanas.

“Los glaciares proveen agua a las primordiales urbes de la sierra y la costa. Al reducir la masa de hielo, habrá menos oferta hídrica, las lagunas van a bajar su nivel y además de esto va a haber mayor presión por el aumento de personas en un futuro que va requerir más recurso hídrico, mas los glaciares ya no van a proveer este bien”, explica a EFE el especialista Wilmer Castillo.

Relata con preocupación que los glaciares tropicales están en incesante derretimiento debido a su localización próxima a los trópicos, lo que hace que estos tengan una mayor sensibilidad al incremento de temperaturas y otros cambios climáticos.

En Perú se hallan el setenta % de este género de glaciares en el planeta y los especialistas apuntan que desaparecen de forma alarmante: en los últimos cincuenta años, el cuarenta % de masa glaciar tropical ya ha desaparecido en el país.

Una película para sensibilizar

Para ilustrar esta problemática, sus abundantes efectos ambientales y las consecuencias para las poblaciones en el país andino, nació en dos mil dieciocho el premiado proyecto “Chasing Glaciers” (Cazando glaciares).

A través de reportajes grabados en múltiples cordilleras peruanas, los jóvenes Mark Gregory y Roberto Ramírez muestran la magia de las cimas blancas del país, mas, sobre todo, inciden en la trágica situación en la que se hallan.

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“Es bello, imponente, cuando estás ahí arriba. El glaciar semeja como un ser vivo”, narra a EFE el estadounidense Gregory, que llegó a Perú para estudiar estas masas de hielo mas de forma rápida entendió que el inconveniente era mucho mayor de lo que imaginaba.

“Al investigar sobre el glaciar Huaytapallana (en la sierra central de Huancayo), vi que este desaparecerá en unos quince años, y que había muchos glaciares que iban a desaparecer en los próximos cien. Vi asimismo los inconvenientes de agua. No podría enseñar esta problemática solo en un papel que se iba a quedar en la comunidad académica”, cuenta sobre de qué forma brotó la idea.

Junto con Ramírez y especialistas como Castillo, han ascendido cimas para probar al público que estas grandes fuentes de agua no son eternas y que están dañadas por la actividad humana.

Agua contaminada

“El Huaytapallana recarga el treinta % de agua bebible de las comunidades de todo el año, entonces, en temporada seca no hay agua. Ya hay personas que no tienen acceso a agua en días y deben utilizar balones para subsistir y esto va a ser una realidad en muchos lugares”, señala Gregory.

“El agua es un bien que le falta a bastante gente acá y deseábamos ver de qué forma asistir en ese sentido”, afirmó Ramírez al apuntar que hacen falta especialistas que asistan a las comunidades a aprovechar este recurso, aparte de un mayor interés por la parte de las autoridades.

Además de la escasez, preocupa la calidad del agua que llega a las comunidades próximas, que a veces contiene ácido de roca.

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Castillo describe que, al fundirse, los glaciares dejan expuesta la roca que los contiene, que es enormemente tóxica, ya que contiene diferentes ácidos ferrosos de diferentes metales pesados.

Así, “se está drenando el ácido de roca, que llega a las lagunas y discurre por los arroyos cara urbes, campos de cultivos, de los que los animales toman y por último llegan al humano por la ingesta de los comestibles que han sido irrigados con este agua”.

Una solución sustentable, explican, es la implantación de flora como bofedales que de forma natural va filtrando este agua con tono naranja y la transforma en capaz para regadío.

La reforestación cerca de los glaciares podría retrasar su derretimiento, mas para estas soluciones es preciso acrecentar el interés de la población y autoridades.

El riesgo del lignito negro

Además del incremento de temperaturas globales que provocan el derretimiento, hay un factor humano que está acelerando este proceso: el lignito negro, que es la acumulación de monóxido de carbono y otros componentes que forman máculas de este color en medio de las superficies blancas de hielo.

Castillo lleva años estudiando el impacto de estas partículas sólidas generadas básicamente en la combustión de fósiles como la gasolina y los incendios forestales en la Amazonía.

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“Una vez emitidas (estas partículas), se elevan a la atmosfera en un aire caluroso por las activas de los vientos y es transportada a la alta atmosfera y llega a glaciares”, apunta al agregar que en sus investigaciones, centradas en la Cordillera Blanca, prueban a través de muestreos que los glaciares más próximos a urbes y con mayor concentración de lignito negro se están fundiendo de forma más veloz.

De pacto al Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña, los glaciares que están bajo los cinco mil metros están bajo riesgo de desaparecer en los próximos cien años, así que este futuro no se antoja lejano.

Paula Bayarte / EFE

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