Los creadores con una pequeña salida en su primera empresa son considerablemente más propensos a edificar un unicornio en su siguiente emprendimiento, conforme muestra un nuevo estudio de startups

Alex Tew no es el estereotipo de universitario de la Ivy League o de ingeniero de software en Google que creó una start-up de mil millones de dólares estadounidenses. Tew era un estudiante de la Universidad de Nottingham cuando puso en marcha su primer proyecto. Su anhelo por edificar algo y conseguir dinero le llevó a crear «The Million Dollar Homepage» en dos mil cinco. El sitio consistía en un millón de pixeles preparados en una cuadrícula de mil × mil pixeles.

Los pixeles se vendían a 1 dólar por pixel y los compradores de estos bloques de pixeles eran anunciantes.

Esto es antes que los «Display Ads» fuesen algo grande. En 4 meses, la página se hizo viral y los anunciantes se llevaron todos y cada uno de los pixeles. Tew había conseguido el éxito y un resultado de un millón de dólares estadounidenses.

No era, ni muchísimo menos, un éxito masivo en el planeta en el que los resultados de 100 millones de dólares estadounidenses e inclusive de mil millones son usuales y lo que les importa a los capitalistas de peligro.

Seis años después, Tew creó una compañía llamada Calm. Calm medró poco a poco hasta transformarse en la aplicación de meditación y sueño número uno. La empresa fue valorada por última vez en más de dos mil millones de dólares estadounidenses. El prurito de Tew por crear empresas le llevó a crear y dirigir una compañía de mil millones de dólares estadounidenses.

Tew no es el único que ha tomado el camino para transformarse en creador de una compañía de enorme éxito. Consideremos a Paul Davison y Rohan Seth, los cofundadores de Clubhouse, como otro ejemplo. Lanzada en dos mil veinte, la red social solo de audio ya tiene millones de usuarios y una valoración de cuatro mil millones de dólares estadounidenses. Parece un éxito de un día para otro, o que dos creadores tuvieron suerte con la idea conveniente en el instante oportuno, mas Davison y Seth habían lanzado múltiples aplicaciones y start-ups de consumo y sociales en los diez años precedentes y tuvieron 9 ideas erradas entre los dos ya antes de descifrar por último el código. La última empresa de Seth, Memry Labs, fue una pequeña adquisición por la parte de Opendoor, y la última empresa de Davison, Highlight, fue adquirida por Pinterest por una pequeña cantidad.

En el ecosistema de start-ups, es común que una compañía emergente financiada con fondos semilla o de serie A, cuyo producto no se ajusta al mercado o tiene contrariedades para lograr la próxima ronda de financiación, sea adquirida por una compañía más grande. Lo más frecuente es que estas empresas más grandes vean esto como una forma de contratar a un conjunto de personas con mucho talento y espíritu emprendedor.

Entre los creadores de las start-ups de mil millones de dólares estadounidenses, prácticamente el sesenta% no eran primerizos.

Aunque estos pueden parecer resultados pequeños o aun descalabros en el planeta del capital peligro (como que no crearon un fondo de inversión o un retorno 10X para sus inversores), esto está lejos de ser un descalabro, y pasar de un pequeño resultado empresarial a fundar una start-up de mil millones de dólares estadounidenses está lejos de ser un accidente apartado.

Pasé los últimos 4 años efectuando uno de los estudios más completos sobre las start-ups, con más de treinta puntos de datos, examinando por qué ciertas se transforman en empresas de mil millones de dólares estadounidenses al paso que la mayor parte no lo hacen. He publicado los resultados, muchos de los que son contraintuitivos y sorprendentes, en mi próximo libro Super Founders: What Data Reveals about Billion-Dollar Startups. Una de las variables que estudié fue la actividad empresarial anterior de los creadores.

Entre los creadores de las start-ups millonarias, prácticamente el sesenta% no eran creadores primerizos. En un conjunto de empresas escogidas al azar que habían colectado un mínimo de tres millones de dólares estadounidenses en financiación de capital peligro, mas que no habían alcanzado el estatus de unicornio -la imagen propia de una compañía financiada con capital inicial-, alrededor del cuarenta% no eran creadores primerizos. La estadística muestra que los creadores que repiten tienen más probabilidades de crear una compañía de mil millones de dólares estadounidenses.

Esto no es para desalentar a los creadores noveles. En sí mismo, es una enorme señal que el cuarenta% de las compañías de mil millones de dólares estadounidenses hayan sido creadas por creadores noveles. Se trata más bien de animar a los que fracasaron o a los que consiguieron un pequeño resultado en el primer intento a que vuelvan a procurarlo.

Otro dato relevante: de los creadores que repiten en empresas de mil millones de dólares estadounidenses, más del setenta% había fundado una compañía precedente (el cuarenta y dos% en números absolutos) que fue adquirida por unos diez millones de dólares estadounidenses o tuvo niveles de ingresos afines, en comparación con el veinticuatro% del conjunto azaroso, una diferencia estadísticamente pasmosa. En otras palabras, los creadores con una pequeña salida o una compañía precedente con un pequeño resultado eran considerablemente más propensos a concluir edificando empresas de mil millones de dólares estadounidenses.

A menudo no oímos charlar de los años de trajín empresarial por los que pasaron muchos creadores de éxito ya antes de aterrizar por último en su mejor start-up. En mi libro, cuento las historias de creadores como los hermanos Collison, que crearon y vendieron una start-up de administración de subastas ya antes de fundar Stripe a los diecinueve años, y el creador de Airtable, Howie Liu, que había fundado y vendido su precedente start-up a Salesforce por veinticinco millones de dólares estadounidenses. Brian Armstrong creó una compañía llamada UniversityTutor con un éxito modesto ya antes de fundar Coinbase, y Daniel Ek había creado una compañía de publicidad on-line llamada Advertigo que fue una adquisición pequeñísima ya antes de fundar Spotify.

Incluso creadores primerizos como Mark Zuckerberg y Bill Gates no eran verdaderamente primerizos. Habían comenzado múltiples proyectos ya antes de crear las compañías por las que les conocemos. Zuckerberg había creado una aplicación de música llamada Synapse, y Gates había construido Traf-O-Data, un dispositivo de vigilancia del tráfico, ya antes de fundar Microsoft.

Las personas que tienen el gusanillo de comenzar proyectos, crear negocios paralelos y realizarlos tienen considerablemente más probabilidades de crear empresas de éxito masivo que las que tienen currículos refulgentes o la experiencia de haber trabajado en puestos de liderazgo en grandes empresas mas carecen del gusanillo de edificar.

Resulta que la mejor preparación para fundar una compañía de enorme éxito es fundar una start-up. Si jamás has fundado una compañía, la mejor preparación para hacerlo es fundar algo, tal vez un club, un negocio paralelo o sencillamente vender algo on-line.

El directivo general de Cloudflare había creado HoneyPot, una comunidad no lucrativo para denunciar los e-mails basura, y los creadores de Confluent habían puesto en marcha Apache Kafka en LinkedIn como proyecto de código abierto.

Es posible que se llegue al resultado de los mil millones de dólares estadounidenses en el primer intento, mas los datos muestran que resulta más probable que ocurra en el segundo, tercero o décimo. Lo esencial, no obstante, es proseguir edificando hasta el momento en que la fortuna te acompañe.

Juan Pablo Cortez

Bogotá (Colombia), 1989. Apasionado por la investigación y el análisis de temas de interés público. Estudió comunicación social en la Universidad de Bogotá y posteriormente obtuvo una maestría en periodismo investigativo en la Universidad de Medellín. Durante su carrera, ha trabajado en diversos medios de comunicación, tanto impresos como digitales, cubriendo temas de política, economía y sociedad en general. Su gran pasión es el periodismo de investigación, en el cual ha destacado por su habilidad para descubrir información relevante y sacar a la luz temas que a menudo se mantienen ocultos.