«Mis valores, mis principios, frente a toda tempestad… Pero lucho, vivo y muero. Y no me rendiré jamás». Así reza una estrofa del último tema –Garra– lanzado en su faceta musical donde, bajo el nombre artístico Hati, actúa en la escena madrileña como músico, vocalista, guitarrista y líder de su banda de rock. 

Entusiasta, emprendedor, guía, intenso, autor, persuasivo, íntegro, franco, agnóstico, ético, financiero, rockero, legal, diligente de reflejos, gacela del Paseo de la Habana, «sensible e inteligente», afirma su madre, y «un poco loco y bromista», conforme sus hijas. Eléctrico como Faraday.

Hoy voy a tallar y a cincelar un inversor. Porque se deja. Porque se desnuda. Porque es paciente y cuida cada detalle. Porque desea obsequiarte de él ese lado que no conoces y que desea contarte, o cantarte. Tras más de una década creando su firma de venture capital, su guitarra eléctrica está más afinada que jamás. 

Gonzalo Tradacete (Caracas, Venezuela, mil novecientos setenta y nueve), fundador de Faraday Venture Partners, me obsequia 3 horas de su atareada vida, mezclada de continuos viajes por España, Bélgica y Alemania; acontecimientos, inversiones y fundraising incluido.

Un encuentro humano con él, en su despacho del centro financiero de Madrid, y en constante conexión telefónica con su familia, quien acredita lo que narra, quien compasa y transforma en armonía su rock alternativo.

No viste de Dior, viste de Sepiia, una de las preferidas en su porfolio de invertidas, cuya eficiencia jamás se fatigará de enseñar en todos y cada aparición pública que tiene. Sus joyas preferidas no son de Cartier, ni de Bulgari, son de Singularu, otra de las suyas.

Está contento. Su sueño se está cumpliendo, sus tesis inversoras marchan a base de exits y anunciará en estos días el lanzamiento de su segundo fondo «que rondará los 40 millones de euros». Pese al instante de coyuntura que hace tremer los cimientos del ecosistema, Tradacete lo tiene claro: «es momento de empezar con el fundraising«. 

Sus triunfos, que no son pocos, unidos a esa bravura para encarar y solventar cualquier inconveniente, tienen esencia emprendedora y paralelismo musical. «Me gusta, me pone, me importa el crear», describe el letrista. «La mejor manera de poder mantenerme en estado de creación y coherencia con mi persona es a través del venture capital, ayudando a que los demás también construyan empresas», puntea el guitarrista.

«Rebelde con causa», define así su vida, nació emprendedor. Cuando aún iba al instituto, su primer negocio lo empezó en Bélgica: «Para ganarme la propina cortaba el césped del jardín o limpiaba el coche de mi padre y, como quería una bici, le convencí para que me dejase proponer a sus amigos del club de tenis limpiar sus coches».

Luego, «convencí a mis amigos del barrio y comenzamos a limpiar los vehículos de nuestros vecinos, a puerta fría, y con lo que ganábamos ¡nos comprábamos un juego de Nintendo al día! Era súper divertido… Ahí supe que de mayor quería emprender«, recuerda.

Otra iniciativa fue en su primer año de universidad. Tortilla de patatas «a éxito». Las hacía, las dejaba en cafeterías y bares y volvía al día después para recogerlas. Si se las habían comido sus clientes del servicio, le cobraba la mitad de lo que les había generado a la cafetería y, si no, la recogía y punto. «El producto tuvo que ser bueno porque nunca devolvieron una», versiona.

Una vida marcada por los incesantes cambios en su sitio de vivienda, el inversor de hoy siempre y en todo momento recibió «una educación de alto nivel, pero consciente de lo que te rodea en este mundo. Si te aíslas en tu entorno privilegiado pierdes la visión, la ambición y la humildad necesarias para llevar a cabo cualquier cosa». A coro.

2011 fue el año. Nació Faraday. «Pensaba que era lo que yo podía crear con capacidad de tener mayor impacto en el medio y largo plazo, en medio de la gran crisis financiera», en un país sin cultura de inversión en start-up y «con apenas dos fondos de inversión en activo». «Fui a constituirlo con mi hija Alba recién nacida». No tardó en lograr la primera veintena de asociados que depositasen su confianza, «la mayoría eran contactos y exjefes míos de mi etapa en KPGM fusiones y adquisiciones».

Con esos primeros inversores, en mayo de dos mil doce hicieron su primera apuesta con Habitissimo, y en el mes de julio «pusimos 90K en PlaySpace». Maqueta de oro.  Desde entonces, «en Faraday hemos invertido en torno a 15 millones de euros junto a nuestros socios en distintas startups».

Un club de inversión con una cuota anual «que daba libertad de decisión a cada uno de sus socios, no hay obligación alguna de invertir, sólo en los proyectos que cada socio quiera», al que al poco tiempo llegaron las primeras alegrías. En dos mil diecisiete, con su primera inversión, Habitissimo, con un exit que multiplicaba por más de diez la inversión inicial.

En dos mil diecinueve, con Bodeboca, con un prácticamente x4, y con Codigames, disco de oro, con un x14 en poco más de 4 años. Signaturit, Playspace y Woffu se aúnan a la discografía triunfante que acumulan.

Faraday tiene doble cantante. Todo en el planeta tiene para Gonzalo un doble sentido, una doble forma de ver la vida, un dos. Su personalidad y la de sus progenitores, sus dos hijas, la manera de invertir de la firma.

El club de inversión y el fondo, «con ética», son dos automóviles que invierten a la vez mas con dicciones separadas, «en el fondo decide el comité y en el club, los socios; el club sabe siempre lo que va a hacer el fondo y, normalmente, es 50% a 50%», remata.

En total son más de cuarenta compañías y veinticuatro millones de euros invertidos en ellas entre club y fondo, este habiendo participado en veintiuno. Con tickets medios de entrada entre trescientos y 500k, «para luego poder acompañar con hasta 4 ó 5 millones adicionales en las empresas que lo necesitan. ¡Y ameritan!».

Del primer fondo de treinta y seis con tres millones -la mitad de la inversión de Fond-ICO- lanzado a inicios de dos mil veintiuno, tras su regulación como sociedad gestora en dos mil diecinueve, «nos quedan por invertir dos tercios en dos o 3 años. Estamos en la etapa de follow-ons del fondo, y los próximos 5 años los enfocaremos a tickets más grandes”, planea el economista.

Y ahora el creativo nos comparte sus ilusiones: «Pronto lanzaremos un segundo fondo, misma estrategia y mismo objetivo: superar una TIR del veinticinco% para los inversores que confíen en nosotros. Tenemos muchas ganas: es un instante ideal para el inversor, mas sobre todo, merced a un ticket mínimo muy reducido para participar, creo que podemos contribuir mucho a ampliar el número de personas que apoyan el emprendimiento y la innovación… y a que se favorecen de este activo, el venture capital.”

Querido emprendedor, puesto que, aún estás a tiempo. Faraday puede ser tu próxima aventura. Eso sí, Gonzalo Tradacete desea «emprendedores convencidos de por lo que luchan, que ofrezcan importante valor a sus clientes, que facturen –of course– y, sobre todo, éticos e íntegros: que no escondan cosas, que lo primero que te cuenten sea cuáles son los problemas de la empresa y en qué les podemos ayudar».

Concluye: «El emprendedor que escucha es el que me gusta. Mi padre me decía que la decisión la tienes que tomar tú, pero hay que escuchar a todo el mundo primero».

Para este perfil, escoge a 3 de su repertorio. Federico Sainz de Robles, creador de Sepiia; Paco Tormo, cofundador y CEO en Singularu, e Iñigo Valenzuela, CEO y Fundador de Smartvel; las últimas compañías en las que ha puesto en práctica la filosofía de inversión actual: apostar por la cartera.

«Fede ha crecido a lo grande como profesional desde la primera vez que intentamos invertir en Sepiia, se rodeó de gente muy profesional en la gestión empresarial y tiene una misión clara, además de evitar que manches la ropa: quiere salvar el plantea con sus productos», introduce al emprendedor.

Para el encargado de la original y comprometida marca de ropa, «Gonzalo es un entusiasta que nos ha apoyado mucho desde el principio, siempre yendo vestido con nuestras prendas. Se involucra en nuestra empresa, es un inversor atípico, incluso me ayudó con el pitch en South Summit haciendo una demo con nuestras camisas cuando me quedé sin presentación», recuerda.

Paco Tormo es para el cofundador de Faraday «un emprendedor que sabe sobreponerse a los contratiempos» que, al lado de su cofundadora Cristina, han salido «con resultados asombrosamente estupendos de situaciones muy estresantes» para la compañía, en la que nuevamente, el venture capital, ha aplicado su filosofía.

Tormo afirma que Tradacete «es una gran persona, que te dice lo que piensa de forma sincera y directa, muy transparente. Le ves en foto y no parece lo que luego es, una persona de puta madre». «Él es financiero puro, pero no es un tiburón que quiere hincar el diente a la presa. es un hombre de negocios admirable y transparente», concluye.

«Un ejemplo es cuando en plena pandemia buscó soluciones para evitar el hundimiento de Smartvel». Habla de Íñigo Valenzuela: «En vez de llorar, se metió en la cueva a programar y, seis meses después de la apertura de aerolíneas, alcanzaba 200.000 euros de MMR. Es de los emprendedores que dicen ‘qué bien que haya un problema porque se le puede buscar solución'».

«Es rápido, con visión de negocio y muy colaborativo, siempre ha estado a nuestro lado», asevera el emprendedor sobre el inversor. «Es cercano, muy al contrario que otros venture capitals, además de creativo. Es un orgullo además de responsabilidad y presión adicional que en Faraday hayan decidido apostar de nuevo por nosotros».

La charla con el emprendedor que creó este venture capital dispara las emociones cuando se ve alegremente interrumpida por la llamada de María, la madre de sus hijas, a las que tengo el placer de entrevistar. «Mi padre es un poco loco en el buen sentido y muy bromista, siempre le gano al Monkey». Isa se dispara: «Me gusta que nos lleve al Vagón a tomar café, mi papá es muy majo», más precavida Alba.

María, la mamá de ellas, es la que más se aproxima en mi opinión a la persona con la que construyo este artículo. «Gonzalo es un tío superlegal, buena gente, alegre. Es un creador, piensa, decide y va a por lo que quiere. De toda la vida, con sus amigos siempre era él la persona que proponía el plan y se hacía, y hoy lo replica con su grupo de música, una banda hecha por él».

Se suma su madre a una nueva llamada con Gonzalo, para de igual forma, cerrar el día con él. También la entrevisto, y creo que es la persona que más ha marcado su vida. «Mi hijo es una gran persona, tiene mucho corazón y mucha sensibilidad. Es muy inteligente, muy buen padre y buen hijo». Es su madre. Su hijo roza la emoción, como le pasa cuando escucha Voodoo Child -¡la original!- de Jimmy Hendrix.

«Vamos a tomar una cerveza, Chema». Ahora es cuando Gonzalo cierra su día, pensando ya en de qué forma atestar el pentagrama de notas y acordes de la próxima jornada. «No me rendiré jamás», acaba Garra, de Hati, una de mis preferidas desde ahora. 

 

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José Manuel Gómez Aparicio