Hay en Amazon cientos y cientos de dispositivos accesibles y efectivos para espiar. En recensiones recientes, sus compradores los elogian: “Cámara perfecta para espiar. La puse y mi mujer era incapaz de averiguar dónde estaba”, afirma uno. O esta otra recensión, asimismo de una cámara: “Puedo ver vídeos en tiempo real, de forma remota, a través de la aplicación del teléfono móvil. Cuando estoy descansando, o incluso en el baño, o justo después de una reunión, puedo encenderla en cualquier momento para ver a la familia”.
Ambos ejemplos están sacados de Amazon España y explican el funcionamiento de dispositivos para espiar. El uso lícito de estos aparatos sirve para encontrar automóviles o perros y para observar el comportamiento en el hogar de mascotas, bebés o hipotéticos ladrones. Como en otros productos, ciertos comentarios son prácticamente literatura: “La compré para ver cuál de los gatos me robaba el pollo y descubrí que los tres se habían aliado para el robo perfecto. Buena calidad, ninguno se enteró de que estaba siendo grabado”.
Pero al lado de estos usos curiosos y admisibles, hay recensiones que mientan la vigilancia de empleadas de hogar y personal de oficinas. También pueden ser usados para espiar a parejas, tarde o temprano de una rotura. Forbes Hispano no ha encontrado en España ningún comentario en dispositivos electrónicos para espiar claramente a una pareja, si bien obviamente los comentaristas conocen sus inconvenientes potenciales: “La verdad es que está muy bien. Ideal para tener a la mascota controlada, no a tu pareja, que es delito”.
La popularización de una tecnología que en pocos años se ha transformado en asequible, eficiente, fácil de emplear y bastante difícil de advertir, puede transformarse en un problema arduo. En una de las primordiales conferencias de seguridad, Usenix, se presentaron en el mes de agosto por lo menos dos artículos académicos que examinan este sector: “Somos los primeros en destacar el problema de que los dispositivos espía, utilizados para vigilancia de parejas, están disponibles para su compra en plataformas online”, dice uno de esos artículos.
“Comencé a trabajar en este tema a principios de 2022”, cuenta Rose Ceccio, miembro del conjunto de privacidad y seguridad de la Universidad de Wisconsin-Madison, autor de la investigación. “Hago voluntariado en un grupo llamado Madison Tech Clinic. Trabajamos con supervivientes de violencia doméstica para ayudarles con su seguridad tecnológica. Algunos participantes estaban preocupados por estos dispositivos encubiertos y nos dimos cuenta de que no teníamos idea de lo que había ahí fuera y que no teníamos herramientas ni técnicas para ayudar a estos supervivientes. De ahí surgió este proyecto”, agrega.
“Creo que este abuso de espiar a parejas con dispositivos seguirá creciendo como fenómeno”, lamenta Ceccio. Aunque estos dispositivos no son precisamente nuevos, sí que es reciente su difusión y bajada de costo y de sencillez para conectarlos. “Los rastreadores GPS existen desde hace tiempo, pero solo recientemente se han vuelto más baratos, fáciles de usar y utilizan medios de comunicación avanzados como Bluetooth y redes de teléfonos móviles. Antes los dispositivos tenían dificultades para comunicar sus datos al usuario, lo que los hacía más difíciles de usar. Seguir físicamente a su víctima o reclutar a otras personas cercanas a ella era y sigue siendo una táctica común. La diferencia con estos dispositivos es que son mucho más fáciles de emplear”, agrega.
En las listas de los productos más vendidos en estas categorías, las recensiones acostumbran a ser muy recientes, lo que puede apuntar un desarrollo de su uso. Alén de su empleo potencialmente delincuente, la presencia de estas cámaras en lugares privados transformará las vidas de sus usuarios en grandes largos a la espera de transformarse en un nuevo tiktok viral.
“Mi chica me daba malas vibras”
Entre las recensiones analizadas en EE UU había pocas que reconocían claramente un uso ilegal: cuarenta y tres de un total de quince y ciento treinta y nueve. “Son un pequeño porcentaje”, afirma Ceccio. “La mayoría utiliza estos dispositivos para otras cosas. Sin embargo, la importancia de esas 43 reseñas es que demuestran que estos dispositivos se pueden usar para acosar y, en algunos casos, ya está ocurriendo. No pretenden demostrar que se trata de un problema generalizado. Pero a medida que estos dispositivos son cada vez más baratos y están disponibles en plataformas populares, son mucho más fáciles de adquirir y utilizar (incluso para IPS) que hace cinco años”, agrega.
Algunos ejemplos de recensiones son muy explícitos en su uso: “Pillé a mi esposa engañándome en el acto. Funcionó muy bien, pero la configuración no aceptó caracteres especiales como !@#$%& para la contraseña de wifi”. Otro ejemplo: “Mi chica ha estado dándome malas vibras de confianza. Por suerte encontré este dispositivo, lo compré y debo decir que funciona excepcionalmente bien. El primer día, la descubrí mintiendo sobre a qué restaurante Popeyes fue, y por supuesto, cuando se lo reproché, dijo que me mintió para evitar una pelea conmigo. Así que sí, siempre es culpa de los hombres, da igual el porqué jajaja”. En otro producto, los estudiosos hallaron este otro ejemplo: “He estado rastreando a mi marido y ahora estoy rastreando sus mentiras sobre lo que está haciendo y hacia dónde se dirige. No me lo puedo creer. Lo metí en el bolsillo trasero del asiento del conductor y funciona perfectamente”.
En el trabajo compendiaron dos mil doscientos veintiocho dispositivos de espionaje. Los 3 requisitos que solicitaban para examinar los dispositivos eran: que fuera electrónico, que recogiese información sensible (como audio, vídeo o ubicación) y que pueda ser oculto, esto es, que tenga menos de cuatro centímetros de lado. Los aparatos que cumplían las 3 se quedaron en setecientos. De , examinaron una muestra de 163: “Encontramos que el 29% estaba anunciado para algún tipo de vigilancia oculta y varios estaban explícitamente promocionados para espiar a la pareja”, afirma el artículo.
Más allí de Amazon
Las plataformas observadas por los estudiosos son Amazon, eBay, Best Buy, Walmart y Home Depot; todas y cada una estadounidenses, si bien ciertas tienen presencia global. Un dispositivo en eBay se promocionaba con esta frase: “Carcasa negra, fácil de ocultar, perfecta para rastrear vehículos, adolescentes, cónyuges, personas mayores o propiedades” o “Rastreador GPS para pareja novio infiel”. Un detalle clave en este mercado son los costes accesibles. El costo medio de los dispositivos analizados es de veintinueve euros, y los más costosos entre trescientos setenta y tres y mil diez dólares americanos.
El análisis no se restringe a los dispositivos, sino más bien a métodos para advertirlos. Aunque no siempre y en todo momento es así, los sistemas de detección son deficientes. No es simple, además de esto, que sean capaces de advertir la pluralidad de dispositivos y sus géneros de conexiones. Hay aparatos que se conectan por wi-fi, otros utilizando una tarjeta de datos móviles y los hay que aún preservan las grabaciones en una memoria local. “La solución ideal sería una varita mágica, una herramienta única que pueda detectar cualquier tipo de dispositivo encubierto, pero puede que no sea una solución viable. Nuestra visión es que los grupos que ayudan a supervivientes de abusos reciban las herramientas. Así, pueden recibir formación sobre qué dispositivos existen y cómo detectarlos”, aseveran los autores del estudio.
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Santander (España), 1985. Después de obtener su licenciatura en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, decidió enfocarse en el cine y se matriculó en un programa de posgrado en crítica cinematográfica.
Sin, embargo, su pasión por las criptomonedas le llevó a dedicarse al mundo de las finanzas. Le encanta ver películas en su tiempo libre y es un gran admirador del cine clásico. En cuanto a sus gustos personales, es un gran fanático del fútbol y es seguidor del Real Madrid. Además, ha sido voluntario en varias organizaciones benéficas que trabajan con niños.