España, un país marcado por la desigualdad
España se posiciona como uno de los países con mayor desigualdad en la Unión Europea, siendo el segundo en desigualdad de riqueza solo por detrás de Alemania. Además, se enfrenta a un alarmante índice de pobreza infantil, solo superado por Bulgaria, según datos de Eurostat y la Red Europea de la Lucha contra la Pobreza. Sin embargo, la situación podría ser aún más crítica sin la intervención del Estado. La Seguridad Social, y en particular las pensiones públicas, desempeñan un papel crucial en la redistribución de la riqueza en España, siendo responsables del 60% de la reducción de desigualdades.
Las pensiones como motor económico
Un estudio titulado Las pensiones como motor de crecimiento. Una aproximación al caso español basada en el supermultiplicador sraffiano, realizado por los profesores Eladio Febrero y Fernando Bermejo de la Universidad de Castilla-La Mancha, revela que las pensiones públicas no solo combaten la desigualdad, sino que también estimulan la producción, generan empleo y contribuyen significativamente al retorno fiscal del país. Puedes consultar el estudio aquí.
Un legado de reformas sociales
El sistema de pensiones en España es el resultado de un largo proceso histórico que comenzó en 1900 con las leyes de Accidentes de Trabajo y Retiro Obrero Obligatorio (1919). A lo largo del tiempo, la legislación ha evolucionado, especialmente después de la instauración de la democracia, con la creación de instituciones como INEM, INSALUD e INSERSO, y la universalización de la Sanidad Pública en 1986 bajo el impulso del ministro Ernest Lluch, quien fue trágicamente asesinado por ETA 14 años después. Estos cambios fueron impulsados por protestas y luchas sociales que buscaban mejorar las condiciones laborales y de vida.
El Pacto de Toledo y su importancia
Entre todas estas reformas, destaca el Pacto de Toledo sobre pensiones de 1995, facilitado por el entonces ministro de Trabajo y Seguridad Social, José Antonio Griñán. Octavio Granado, ex secretario general de la Seguridad Social, ofrece una reflexión profunda sobre este pacto en su obra La singularidad de una institución española (Fedea), resaltando el consenso continuo entre sindicatos, patronales y políticos que lo permitieron. Granado subraya que la dificultad para alcanzar acuerdos similares en otros países ha derivado en serias crisis institucionales.
La falsa percepción de insostenibilidad
A pesar de esta sólida historia, persiste un discurso repetido durante 40 años sobre la insostenibilidad del sistema de pensiones públicas. Muchos jóvenes temen que no recibirán pensión alguna. Es importante señalar que los estudios sobre pensiones pueden ofrecer una doble lectura: por un lado, son esenciales para adaptar el sistema a los cambios demográficos y a una mayor productividad; por otro lado, algunos sugieren confusamente que es preferible un sistema privado basado en la capitalización de ahorros, un enfoque que, tras el fracaso del modelo chileno, debería ser descartado. Según Funcas, un preocupante 32% de los hogares no logran ahorrar.
En conclusión, es fundamental priorizar y mantener las pensiones públicas, cuyo valor es indiscutible. La clave radica en buscar los consensos necesarios para asegurar un sistema que garantice la equidad y el bienestar para todos, sin dejarse llevar por argumentos engañosos.
