Un incidente ha agitado la tranquilidad de Airbus: su CEO, Guillaume Faury, se vio obligado a ofrecer disculpas públicamente. Lo hizo la semana pasada a través de LinkedIn, tras un problema serio que ha afectado a uno de sus modelos más populares, el A320. Este avión, utilizado por aproximadamente 11,300 unidades diariamente, ha presentado fallas en el sistema de control de vuelo, lo que representa una cuestión crítica dentro de la industria aeronáutica.
Reacción rápida ante la amenaza
A pesar de que Airbus empleó medidas rápidas para abordar el problema en el software de control de navegación—resolviéndolo en poco más de 48 horas—, la reacción del mercado fue contundente. Desde la apertura del 1 de diciembre, la compañía ha visto caer su valor en bolsa en 3,160 millones de euros, con pérdidas que alcanzaron hasta 9,400 millones en su peor momento. Este tipo de problemas recuerda la crisis que enfrentó su rival estadounidense, Boeing, durante años.
El alerta se originó con un vuelo de JetBlue que tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia el pasado 30 de octubre en Tampa, Florida. Durante el trayecto Cancún-Nueva Jersey, un fallo en un componente clave del control de vuelo—el ELAC (Elevator and Aileron Computer)—provocó un descenso inesperado del avión. Posteriormente, se descubrió que el software había sido afectado por radiación solar intensa.
Llamado a revisión masiva
El 28 de noviembre, como resultado, Airbus ordenó de manera urgente la revisión de 6,000 unidades de la familia A320, que incluye variantes como el A319, A321 y otros. Las aerolíneas afectadas, entre ellas Iberia, Vueling, y British Airways, tuvieron que actuar rápidamente. En Estados Unidos, compañías como Latam, United y American Airlines también se vieron involucradas en estas reparaciones preventivas. A pesar de que el incidente no tuvo consecuencias graves, la gravedad del fallo llevó a la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) a emitir un comunicado.
El sindicato español de pilotos, Sepla, subrayó la seriedad de la situación, citando que el ELAC es clave para la correcta traducción de las órdenes de los pilotos a los controles de vuelo. Un error en este sistema podría resultar en un catastrófico descenso, lo que refuerza la importancia de estos llamados a revisión.
¿Un tropiezo o una crisis?
Analistas de Citi consideran que, aunque la situación suena dramática, el impacto en la estabilidad de Airbus es fundamentalmente limitado, especialmente tras la rápida respuesta de la empresa y el enfoque en la seguridad. El ministro francés de Transportes, Philippe Tabarot, también ha respaldado la gestión de Airbus, enfatizando su transparencia en el proceso.
Sin embargo, el lunes 1 de diciembre, la compañía recibió otro golpe: se detectó un defecto en los paneles del fuselaje de 628 aviones listos para ser entregados, implicando nuevamente la intervención rápida de Airbus, que atribuyó la situación a un problema de calidad de los proveedores.
Volumen de producción ajustado
A pesar de la adversidad, Airbus mantiene sus proyecciones, esperando entregar 790 aviones este año, aunque disminuyó su cifra inicial de 820. Hasta ahora, 392 de los 507 aviones entregados hasta el tercer trimestre pertenecen a la serie A320, un lapso que refleja su relevancia en la empresa.
Mientras tanto, Boeing surca aguas turbulentas y enfrenta un camino complicado para recuperarse de los siniestros del 737 MAX. En 2018, los accidentes de Lion Air y Ethiopian Airlines obligaron a la compañía a paralizar su producción, y aunque ha intentado reorganizar su estructura, todavía lidia con una cantidad significativa de pérdidas operativas.
Un panorama complejo
Ambos gigantes de la aviación, Airbus y Boeing, continúan bajo presión en sus fábricas, enfrentando una creciente demanda de aviones en un entorno marcado por desafíos en la cadena de suministro. La consultora Oliver Wyman reportó demoras en la entrega de un récord de 17,000 aviones debido a los efectos de la pandemia, lo que ha llevado a las aerolíneas a reexaminar sus planes de expansión.
El CEO de Boeing, Robert Kelly Ortberg, busca elevar la tasa de producción del B737 y cumplir con la creciente demanda, mientras Airbus se prepara para enfrentar los desafíos del mercado. En un mundo donde la aviación enfrenta constantes retos, ¿podrán estas compañías adaptarse y mantener su posición en una industria en rápida evolución?
