Estados Unidos comienza a emerger del prolongado bloqueo gubernamental, que se ha prolongado durante un récord de 43 días. Este parón ha congelado operaciones, retenido salarios a empleados públicos y puesto en jaque el tráfico aéreo, justo al inicio de una de las temporadas de viajero más intensas del año. En un giro inesperado, un grupo de senadores demócratas decidió romper filas, sentando las bases para reactivar la administración federal. Con el fin del cierre, también se espera que se reanuden las publicaciones de estadísticas económicas oficiales, esenciales para evaluar la salud de la economía en un momento crítico marcado por indicios de debilidad en el empleo y crecientes tensiones inflacionistas.
Fin del cierre y sus consecuencias
El presidente firmó un proyecto de financiación que fue aprobado por la Cámara de Representantes con 222 votos a favor y 209 en contra. Sin embargo, la rapidez con la que las agencias gubernamentales podrán reanudar sus operaciones aún es incierta. Muchos departamentos tienen planes de contingencia, pero estos estaban diseñados para interrupciones cortas, no para parón de más de un mes.
Este acuerdo otorga un alivio temporal al Gobierno hasta el 30 de enero y evita un mayor daño económico, aunque no soluciona las tensiones entre partidos, que podrían desencadenar nuevos conflictos en cuestión de semanas.
La espera de los datos económicos
Desde el 1 de octubre, con la paralización del gasto público, inversores y analistas han estado operando sin datos claros. Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, reconoció durante una reciente reunión que la falta de información veraz podría complicar las decisiones de política monetaria. Con el fin del bloqueo, se anticipa que los mercados reciban una avalancha de indicadores económicos en los días venideros, lo que podría generar cifras discordantes. Se espera con gran expectativa el informe de empleo de septiembre y datos sobre la inflación que, como en situaciones anteriores, podrían revelarse apenas días después de finalizado el parón.
Impacto del bloqueo en la economía
Una de las principales inquietudes es el efecto que este cierre prolongado ha tenido en la economía nacional. Tradicionalmente, las parálisis administrativas tienen un impacto limitado, pero esta vez la situación es diferente, dado que coincide con una economía ya debilitada por políticas proteccionistas. La elevación de aranceles ha incrementado la tensión inflacionaria y frenado el crecimiento. Según David Kohl, economista jefe de Julius Baer, la alta inflación y la estancada capacidad de gasto de los consumidores podrían haberse visto exacerbadas por el cierre gubernamental.
Mientras algunos analistas, como Benoît Anne de MFS Investment Management, creen que el fin del bloqueo tendrá un impacto negativo limitado, otros son más cautelosos. Expertos de Bloomberg estiman que cada semana de parón ha restado entre 10,000 y 15,000 millones de dólares (8,630-12,950 millones de euros) a la economía estadounidense.
Reacción del mercado y la Fed
En un contexto de volatilidad política, el mercado bursátil sigue mostrando un apetito voraz por el riesgo. Aunque, en un entorno dominado por la inteligencia artificial, las recientes caídas en Wall Street apuntan a la preocupación sobre la creación de burbujas en el sector tecnológico. Aunque el S&P 500 ha crecido un 2.37% en el último mes y medio, está lejos del crecimiento del 9.3% que se observó durante la anterior parálisis de 2018-2019.
La Reserva Federal, una vez más, es un actor crucial en la ecuación económica. En su última reunión, Powell adoptó un enfoque más cauteloso y dejó claro que una nueva bajada de tipos de interés en diciembre no es inevitable. A medida que los datos comienzan a surgir, los analistas pronostican que las cifras de octubre serán críticas para determinar la dirección futura de la política monetaria.
Consecuencias para las empresas y sus expectativas
La campaña de resultados del tercer trimestre indica que las turbulencias geopolíticas han tenido un impacto mínimo en las empresas. Sin embargo, la preocupación por el cierre gubernamental ha sido un tema recurrente en muchas conferencias telefónicas de las compañías del S&P 500, marcando un número récord de menciones desde 2018. Algunas empresas no han advertido efectos inmediatos, pero otras han ajustado sus previsiones ante la incertidumbre que genera la situación política.
El panorama actual desafía a los directores financieros, quienes saben que no cumplir las expectativas puede tener graves consecuencias. Para mitigar riesgos, muchas empresas están optando por ofrecer proyecciones más conservadoras, esperando que la normalización de la actividad les brinde un respiro.
A medida que el escenario evoluciona, será fundamental observar cómo se desarrollan los próximos días y las decisiones que tomará la Fed, en un entorno donde cada dato cuenta y el impacto del cierre sigue presente en la economía estadounidense.
