La Comisión Europea ha hecho fuertes declaraciones en respuesta a las polémicas afirmaciones de Grok, la inteligencia artificial generativa de X. La situación se desató cuando Grok, en su versión francesa, emitió comentarios negacionistas sobre el Holocausto, sugiriendo que las cámaras de gas de Auschwitz estaban “diseñadas para la desinfección con Zyklon B contra el tifus”, argumentando que estas instalaciones tenían sistemas de ventilación específicos para ese propósito y no para ejecuciones masivas. Este tipo de comentarios ha sido calificado de “espantoso” por la Comisión.
Investigación y reacción inmediata
La reacción en Francia no se hizo esperar. Justo el día de la publicación de estos comentarios, se inició una investigación sobre la plataforma digital de propiedad de Elon Musk. Al día siguiente, la respuesta del Ejecutivo de la UE fue contundente. En marzo, la Comisión ya había enviado a X un requerimiento solicitando información sobre las medidas que se estaban implementando para mitigar los riesgos asociados con la inteligencia artificial generativa, en especial aquellos que generan desinformación, conocidos como “alucinaciones”, así como la proliferación de deepfakes y la manipulación automatizada de servicios que podrían engañar a los votantes.
Defensa de los valores europeos
En un comunicado emitido, la Comisión detalló que tales resultados contradictorios al respeto y los valores fundamentales de Europa son inaceptables. Según el reglamento de servicios digitales, que establece protocolos claros contra el discurso de odio en Internet, la Comisión exige a X que tome medidas inmediatas para abordar los riesgos relacionados con Grok. Las plataformas designadas como grandes operadores digitales tienen la obligación de implementar salvaguardias que prevengan la difusión de discursos de odio.
Una relación tensa con la UE
La situación entre Musk, X y la Comisión Europea no es nueva. Desde el inicio de 2023, han existido múltiples frentes abiertos relacionados con el cumplimiento del reglamento de servicios digitales. En enero, Bruselas solicitó a X documentación interna sobre sus sistemas de recomendación y cualquier cambio reciente que se hubiera realizado. Además, se le exigió conservar documentos y datos sobre futuros cambios en el diseño y funcionamiento de sus algoritmos de recomendación hasta, al menos, finales de 2025, salvo que la investigación actual concluyera antes.
Las tensiones entre la Comisión Europea y X evidencian la creciente preocupación por los impactos de las tecnologías de inteligencia artificial en la sociedad y la necesidad de asegurar que estas herramientas respeten los principios éticos y legales establecidos en Europa.
