El interés por la deuda española disminuye la demanda de créditos del fondo de recuperación

El interés por la deuda española disminuye la demanda de créditos del fondo de recuperación

El tiempo apremia y Bruselas llama a la puerta de España. A tan solo un año de que finalice el ambicioso mecanismo de recuperación europeo, nuestro país ha solicitado apenas el 45% de las ayudas asignadas, incluyendo tanto subvenciones como préstamos. Este fondo extraordinario fue creado en 2021 para impulsar la recuperación tras la pandemia, y con la llegada de nuevos meses, la Comisión Europea ha instado al Gobierno español, junto a otras catorce capitales rezagadas, a acelerar el ritmo de solicitudes.

Un contexto diferente

A diferencia de hace cuatro años, la economía española muestra signos de fortaleza. La mejora en los desequilibrios presupuestarios generados por la crisis se traduce en un creciente interés de los inversores por adquirir deuda pública española, lo que hace que la opción de créditos se vea menos atractiva. De hecho, el Ejecutivo ha decidido dar prioridad a las transferencias directas en esta recta final del plan.

Entender la diferencia entre subvenciones y créditos es clave. Las primeras son aportaciones a fondo perdido, mientras que los segundos requieren reembolso. Aunque el tipo de interés de estos préstamos varía, suele calcularse en función de los costes de financiación en los mercados. Algunos países, como Alemania o Países Bajos, optaron por no recurrir a esta vía, prefiriendo financiarse de manera autónoma debido a su situación fiscal favorable.

La posición de España

Desde el inicio de este proceso, España mostró disposición para aprovechar ambos canales de financiación, dada la gravedad del impacto económico de la COVID-19 y su limitada capacidad fiscal. A pesar de que la deuda pública supera el 100% del PIB, se ha logrado reducir las vulnerabilidades internas. La economía española crece al doble del ritmo de la eurozona, con un déficit controlado cercano al 3% y un superávit en la balanza de pagos por cuenta corriente que alcanzó cifras récord en 2024.

Este entorno ha influido en la prima de riesgo, que ha descendido al nivel más bajo desde 2009, aproximadamente 54 puntos, mejorando significativamente desde los picos de más de 600 en 2012. Las tres principales agencias de calificación (S&P, Moody’s y Fitch) han elevado la calificación de la deuda soberana de España, permitiendo financiarse en condiciones más favorables que en el pasado.

Desafíos en la recuperación

Como uno de los principales beneficiarios del plan europeo, España tiene asignados 163.000 millones de euros del fondo de recuperación —de un total de 650.000—. Hasta ahora, se han cumplido 265 de los 416 hitos necesarios para liberar cinco tramos de ayudas. A pesar de que se han recibido más de 55.000 millones en subvenciones, la solicitud de créditos ha sido más lenta, con solo 16.000 millones solicitados hasta la fecha.

El economista Raymond Torres advierte que, a pesar de las condiciones de financiación atractivas, la dificultad en acceder a las transferencias y la necesidad de implementar las reformas pactadas con Bruselas retrasa la utilización de estos recursos.

El tiempo apremia; las solicitudes de desembolso deben realizarse antes de agosto de 2026 y ejecutarse antes de que termine el próximo año. Sin embargo, la implementación del plan está siendo más lenta de lo anticipado, enfrentando obstáculos que van desde la burocracia hasta la debilidad del Gobierno en el Congreso. A pesar de estas dificultades, el reciente avance en la Ley de Movilidad Sostenible ofrece una luz de esperanza.

Mirando hacia el futuro

Entre las noticias positivas, algunas de las reformas más complicadas ya han recibido aprobación, y el proceso para acceder a los créditos es menos engorroso que el de las subvenciones. Existe la opción de canalizar préstamos a través de organismos públicos, como el Fondo de Coinversión de Cofides, lo que puede proporcionar mayor flexibilidad en la ejecución. «Sería un error no aprovechar estos créditos, considerando las importantes necesidades de inversión que tiene España», concluye Torres.

La capacidad de España para navegar este complejo escenario dependerá no solo de la aceleración en la implementación de su plan de recuperación, sino también de su habilidad para aprovechar las oportunidades que presenta esta inyección de fondos europeos.